Por si, ingenuamente creían, algunas personas de la población salvadoreña que las y los diputados de la Asamblea Legislativa eran sus representantes, ahora se dan cuenta que no lo son y que a estas personas no les interesan resguardar los derechos constitucionales de la ciudadanía.
Es evidente que los legisladores de los diversos partidos políticos solo defienden el interés partidario, porque entienden que los partidos son los medios que permiten sus candidaturas para las diputaciones y que al ser elegidos, se benefician de un buen salario y todas las prestaciones que ellos mismos regulan otorgándoselos.
Las personas que integran la Asamblea deberían ser conocedores de la Constitución, la que deberían respetar en toda su amplitud y profundidad, es vergonzoso que siendo integrantes del organismo que haces las leyes, no comprendan el valor de estas para garantizar los recursos que permiten ampararse cuando los órganos del Estado directa o indirectamente viola los Derechos Humanos de la ciudadanía.
Estas y estos legisladores deberían tener presente el artículo 125 de la Constitución que a la letra dice: “Los Diputados representan al pueblo entero y no están ligados por ningún mandato imperativo. Son inviolables, y no tendrán responsabilidad en tiempo alguno por las opiniones o votos que emitan” sus decisiones deberían de ser consecuentes con lo mas conveniente para la población, y tener la entereza de no dejarse manejar ni ningunear por los partidos políticos y actuar propiciando el bien común.
Se puede afirmar que los partidos políticos rehúsan la transparencia para la elección de Magistrados, la ciudadanía no se entera de los criterios ni de los parámetros que usan para la selección de los postulantes, la mayoría de diputados insisten en hacer negocios entre partidos, posiblemente para garantizar impunidad en actuaciones ilegales que proliferan la corrupción.
Si hay personas que están bien calificadas ¿por que insisten en otras que en la medición por entrevistas salieron mediocremente evaluadas?, ¿será? Que han logrado que ellas les garanticen fidelidad partidaria o ¿Por qué lo hacen?
Pero como hay mucho secreto, en la elección no tenemos respuestas que justifiquen la actuación de las y los legisladores.
En lo que no se puede negar que hay transparencia para la población, es que elegimos equivocadamente las diputaciones y que independientemente que los partidos políticos insistan en proponer como candidatas y candidatos a las mismas personas, no debemos olvidar que en elecciones de segundo grado, las y los elegidos no se han comportado a la altura que esperábamos, no debemos volverlos a elegir, hay que darle oportunidad a nuevas gentes que observando a los actuales diputados y diputadas, hayan aprendido lo que no deben hacer y asumir verdaderamente sus responsabilidades como dignos representantes de toda la población.
Las personas que conforman la Asamblea Legislativa deben comprender que lo que la ciudadanía necesita es que quienes asuman como magistrados o magistradas sean profesionales con indudable autonomía al momento de impartir justicia y no plegarse a intereses y/o conveniencias de ninguna persona, sea natural o jurídica, y menos dejarse manipular por los partidos políticos.