viernes, 26 abril 2024

Elección para Corte Suprema de Justicia.

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Por si, ingenuamente creí­an, algunas personas de la población salvadoreña que las y  los diputados de la Asamblea Legislativa eran sus representantes, ahora se dan cuenta que no lo son y  que a estas personas no les interesan  resguardar los derechos constitucionales de la ciudadaní­a.

Es evidente que los legisladores de los diversos partidos polí­ticos solo defienden el interés partidario, porque entienden que los partidos son los medios que  permiten sus candidaturas para  las diputaciones y que al ser elegidos, se  benefician de un buen salario y todas las prestaciones que ellos mismos regulan otorgándoselos.

Las personas que integran la Asamblea deberí­an ser conocedores de la Constitución, la que deberí­an respetar  en toda su amplitud y profundidad,  es vergonzoso que siendo integrantes del organismo que haces las leyes, no comprendan el valor de estas para garantizar los recursos que permiten ampararse cuando los órganos del Estado directa o indirectamente viola los Derechos Humanos de la ciudadaní­a.

Estas y estos legisladores deberí­an  tener presente el artí­culo 125 de la Constitución que a la letra dice: “Los Diputados representan al pueblo entero y no están ligados por ningún mandato imperativo. Son inviolables, y no tendrán responsabilidad en tiempo alguno por las opiniones o votos que emitan” sus decisiones deberí­an de ser consecuentes con lo mas conveniente para la población, y  tener la entereza de no dejarse manejar ni ningunear por los partidos polí­ticos y actuar  propiciando el bien común.

Se puede afirmar que los partidos polí­ticos rehúsan la transparencia para la elección de Magistrados, la ciudadaní­a no se entera de los criterios ni de los parámetros  que usan para  la selección de  los postulantes,  la mayorí­a de diputados insisten en hacer negocios entre partidos, posiblemente para  garantizar impunidad en actuaciones ilegales que proliferan la corrupción.

Si hay personas que están bien calificadas ¿por que insisten en otras que en la medición por entrevistas salieron mediocremente evaluadas?, ¿será?  Que han logrado que ellas les  garanticen  fidelidad partidaria o ¿Por qué lo hacen?

Pero como hay mucho secreto, en la elección no tenemos respuestas que justifiquen la actuación de las y los legisladores.

En lo que no se puede negar que  hay transparencia para la población, es que elegimos equivocadamente las diputaciones y que independientemente que los partidos polí­ticos insistan en proponer como candidatas y candidatos a las mismas personas, no debemos olvidar que en elecciones de segundo grado, las y los elegidos no se han comportado a la altura que esperábamos, no debemos volverlos  a elegir, hay que darle oportunidad a nuevas gentes que observando  a los actuales diputados y diputadas, hayan aprendido lo que no deben hacer y asumir verdaderamente  sus responsabilidades  como dignos representantes de toda la población.

Las personas que conforman la Asamblea Legislativa deben comprender que lo que la ciudadaní­a necesita es que quienes asuman como magistrados o magistradas sean profesionales con indudable autonomí­a  al momento de impartir justicia y no plegarse a intereses y/o conveniencias  de ninguna persona, sea natural o jurí­dica, y menos dejarse manipular por los partidos polí­ticos.

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