sábado, 7 diciembre 2024

El Salvador: Salida al atlántico

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Centroamérica en la mira                                                       

Todas las repúblicas centroamericanas tienen puertos en el océano atlántico menos El Salvador.  Históricamente  los puertos jugaron un papel determinante para el país, en 1535 ya zarpaban barcos desde Acajutla hacia México, con cargamentos de cacao cultivados en Izalco. En el siglo XXVIII para transportar el añil y otros productos se organizaban caravanas de mulas hacia el Atlántico.

Para finales del siglo XIX, en los puertos salvadoreños se embarcaba café, bálsamo, añil, cueros, aguardiente, azúcar y alguna plata de las minas orientales y atracaban barcos con medicinas, maquinaria, telas, libros, inmigrantes y tecnología procedente de Europa y Estados Unidos.

La semana pasada, un ofrecimiento sorprendente, del presidente de Guatemala impactó en la vida nacional: Alejandro Giammattei, ofertó al gobierno de El Salvador la posibilidad de construir, en Guatemala, un puerto en las costas del océano Atlántico.

Para nuestro país tener un área portuaria en el Atlántico, con un corredor terrestre, carretero o ferroviario en Guatemala, no es poca cosa. Casi la mitad de las exportaciones salvadoreñas que  van a Estados Unidos, salen de un puerto del Atlántico de Guatemala o de Honduras.  La mayor parte del comercio exterior de nuestro país se mueve por puertos en costas del Atlántico, principalmente en Guatemala.

Que El Salvador tenga un puerto en el atlántico por el momento es un anuncio, que en los próximos meses tendrá que convertirse en un proyecto sujeto a estudios de factibilidad técnico-financiera, que necesitará además de avales legislativos, estudios de impacto ambiental y evaluación de costos y oportunidad. Hay mucho camino por recorrer.

En última instancia lo que interesa determinar es: en qué medida la apertura de un puerto salvadoreño en el atlántico, generará más empleo y contribuirá a mejorar las condiciones de vida de los 2 millones de salvadoreños que viven en condiciones de pobreza.

El año 2020 promete ser el año del comercio marítimo para El Salvador: también Costa Rica quiere estar en la jugada. Centroamérica debido, a la prolongada conflictividad social que vive Nicaragua, ha quedado dividida en dos y el comercio interregional se vuelve complicado. Esta situación abre la posibilidad de comenzar a utilizar el transporte marítimo como alternativa con un ferry entre Costa Rica y El Salvador.

Muchas cosas hay que resolver, para que la idea del ferry funcione, lo primero es la preparación de las instalaciones en el puerto de la Unión en El Salvador y Puerto Caldera Costa Rica. Otro obstáculo es que ambos países no tienen la legislación marítima adecuada y es necesario mejorar el marco legal.

Más allá de los  problemas, es evidente que el ferry, permitirá duplicar el movimiento de carga a más velocidad entre los dos países. Se abarataran los costos y aumentaran las ganancias para los productores y exportadores salvadoreños.

El Salvador es un país con problemas estructurales no resueltos, existe una enorme desigualdad económica y  exclusión social, que genera malestar social en la población, que ya está comenzando a manifestarse. Abordar rápido esta problemática es indispensable.

 

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Roberto Cañas
Roberto Cañas
Analista polí­tico
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