Y en crear una alternativa política que abrace la multipolaridad
Por ahora, el nacionalismo trumpista exhibe una victoria parcial frente al unipolarismo global representado por la tríada Hillary-Obama-Soros. Es decir, el productivismo pregonado por Trump y sus republicanos parece estar venciendo al financierismo global de los demócratas. De ser así, el rentismo armamentista-extractivista-especulativo sorosiano podría perder y el capital para la productividad física de mercancías ganaría la partida. Esto explica el anunciado retiro total de las tropas estadounidenses de Siria (y parcial de Afganistán), pues eso le permitiría a EEUU centrarse en su desarrollo interno. Esto, a pesar del aborrecible cinismo, sexismo y racismo de Trump.
Para nosotros, eso significa que el ala arzuista de la oligarquía estaría venciendo en parte al ala dionisista, lo cual le plantea al movimiento popular un reto táctico, porque los planes de EEUU para el Triángulo Norte podrían cambiar gracias a la iniciativa de AMLO-Trump de desarrollar el área. Así se explica la bravucona ofensiva del fascismo vernáculo contra la CICIG y el acorralamiento defensivo de los moralistas luchadores contra la impunidad, la corrupción, el sexismo, el racismo, la opresión (nunca la explotación) y demás issues oenegistas financiados por el capital especulativo.
Trump y sus republicanos, y Soros y sus demócratas, representan dos maneras de planear el futuro del capitalismo global. Trump descarta las guerras como forma de acumulación y quiere centrarse en los nacionalismos productivos, lo cual no contradice el proyecto chino de la Franja y la Ruta de la Seda, custodiado militarmente por Rusia. Soros y sus demócratas quieren que las guerras y el capital especulativo (improductivo) siga reinando a pesar de la crisis del 2008 y de sus secuelas, visibles sobre todo en las migraciones, las cuales, hoy, el mismo Soros financia para cercar a Trump y a AMLO. Así está el mundo.
No se trata de alinearse con Trump o Soros. Esa no es la salida. El reto, para el movimiento popular, es no alinearse y construir una alternativa política creando un interlocutor alternativo a la oligarquía, el cual nos relacione soberanamente con China, Rusia y EEUU, las tres potencias que forman la multipolaridad mundial y sin los cuales nada puede hacer el resto de países. Así está el mundo.
Ese interlocutor alternativo no saldrá de los partidos de izquierda o derecha en el 2019, porque ambos bandos están alineados con las partes en pugna en el plano global. Así, los partidos de izquierda pertenecen al democratismo sorosista dionisista y los de derecha al republicanismo trumpista arzuista. El cáncer contra el sida.
El interlocutor alternativo surgirá sólo de la no-alineada y autónoma propuesta plurinacional-popular del Buen Vivir para todos que ofrece CODECA-MLP. No hay otra.