El Profe, un salvadoreño casado con una chilena, quien se encontraba como preso político en Chile, trató de hacer una evaluación del momento que estaba pasando el movimiento revolucionario en ese país.
Había pasado tres semanas después del golpe de estado dirigido por el Ministro de la Defensa General Pinochet; el Presidente Salvador Allende había muerto, junto a varios compañeros que lo acompañaban, tratando de defender con las armas las oficinas de la Presidencia; los pocos militares que no se habían sumado a esta acción militar estaban detenidos y enfrentaban un juicio militar, al igual que los civiles nacionales o extranjeros calificados como “terroristas” por los militares; unas pocas estructuras político militares de izquierda había tomado las armas en todo el país, las cuales habían sido rápidamente neutralizadas o eliminadas por los militares; se estimaba que había al menos una decena de miles de presos políticos que formaban parte de las estructuras superiores de los partidos políticos que formaban la Unidad Popular, principalmente en las grandes ciudades como Santiago, Concepción y Valparaiso; los medios de comunicación que apoyaban al Presidente Allende habían sido silenciados.
Específicamente en Arica, una ciudad relativamente pequeña, nadie había tomado las armas para defender al gobierno revolucionario; se había acumulado aproximadamente trescientos cincuenta hombres y cincuenta mujeres como presos políticos en las cárceles de la ciudad; cientos de mujeres estaban confinadas en sus casas bajo vigilancia militar, al igual que la esposa del Profe; se tenía información que cinco militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) habían sido asesinados en un lugar del desierto de Atacama, a unos ciento cincuenta kilómetros al sur de la ciudad; todas las universidades públicas y privadas habían sido intervenidas militarmente, la mayoría de militares que estudiaban en dichas universidades estaban confinados en sus cuarteles mientras se les investigaba; la inteligencia militar estaba interesada en identificar a los militantes de izquierda que formaban parte de las estructuras de defensa de la revolución, decían que existía un Plan para dar un autogolpe militar y enfilar el gobierno de Allende hacia una revolución socialista.
La cárcel donde estaba preso el Profe era la Penitenciaria de la ciudad, se había dedicado un área de la misma para presos políticos, tres celdas para hombres y una para mujeres, no se tenía comunicación con las compañeras, pero se escuchaba algunos de sus lamentos de dolor durante las noches; se tenía conocimiento que había algunos reos en celdas aisladas o de castigo, pero no se sabía quiénes eran y por qué los tenía en esa condición. Se habían roto todas las líneas jerárquicas entre los reos políticos; el problema principal de convivencia era los permanentes conflictos entre reos de diferentes partidos e incluso dentro de cada partido, echándose culpas por su participación y desempeño político durante los años anteriores; la solidaridad había caído a niveles muy bajos, los reos se peleaban por el espacio dentro de la celda, por la prioridad para hacer las necesidades fisiológicas todas las mañanas, por los pequeños espacios de sombra cuando los sacaban al patio donde existía una cancha de basquetbol y unas graderías de madera, así como para hacer la cola y recibir la única comida diaria.