lunes, 9 diciembre 2024

El Otto si pués

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Recuerdos sobre Otto René Castillo, el poeta revolucionario y mártir guatemalteco; hermano de generación de Roque Dalton / Esta anécdota fue originalmente el 27 de enero de 2011 en la sección de La Anécdota

Dice mi mamá que Otto René Castillo (*) muchas veces durmió no en la cama de Roque (mi hermano) o en la mí­a, sino que en nuestras cunas”¦

“Llegaban tarde y no habí­a donde dormir, entonces me los llevaba a ustedes a la cama y en la cuna dormí­a el Otto”¦”, contaba mi mamá no con mucho entusiasmo.

Mi padre tuvo dos amigos guatemaltecos, que más que amigos fueron sus hermanos: Otto y Arqueles Morales (ambos ya fallecieron; el primero asesinado, en la década de 1960, por la policí­a guatemalteca mientras militaba en la guerrilla; en tanto, Arqueles falleció de cáncer cuando era uno de los directores del diario “Barricada” de la revolución sandinista).

De Arqueles puedo decir que me adoptó como hijo cuando viví­ en Nicaragua. Corta fue nuestra relación en Nicaragua, pero de inicio a fin fuimos padre e hijo y amigos; fue de los buenos maestros que tuve en el periodismo.

De Otto tengo recuerdos lejanos: era el tí­o Otto que llegaba de Alemania a Praga en varias ocasiones. Ya no dormí­a en cunas, sino en el sofá-cama de la sala de nuestro apartamento de la ensoñadora Praga.

Jugaba con mis hermanos y conmigo. Y salí­amos de paseo los fines de semana: al Castillo Viejo, al Puente de Carlos, al Parque “Julius Fuchik” y a los museos interminables.

Seguramente que en las noches mis padre y Otto se iban a las famosas tabernas cerveceras (donde se bebe la mejor cerveza del mundo).

Me consta porque Roque y yo í­bamos a comprar cerveza en una bomba de cristal (que en realidad era lámpara de techo y que mi padre destrabó para llenarla de cerveza). Nosotros probábamos la amarga espuma de la cerveza de pipa en una taberna que estaba cerca de nuestra casa.

Otto nos parecí­a un tipo simpático y siempre se estaba riendo, aunque en su rostro lo recuerdo con un semblante triste.

Nos gustaba como ante cualquier pregunta respondí­a:  “si pués”, como cualquier guatemalteco.

“¿Otto, y vos te llamás Otto?”, le preguntaba y él: “¡Si pués!””¦ Y nosotros nos carcajeábamos.

Un dí­a llegamos de la Escuela Soviética, en la que estudiábamos, y en la casa habí­a un silencio sepulcral. Mi mamá abre la puerta y sus ojos estaban enrojecidos”¦

No preguntamos nada. Al llegar a la sala vimos que en el cuarto mi padre estaba tendido en la cama. Pero el cuarto estaba en penumbras.

Recuerdo que me adelanté a saludarlo y estaba llorando como un niño. No sabí­a qué hacer y sólo lo abracé.

“Mataron al tí­o Otto”¦”, me dijo.

No fue la primera vez que vi llorar a mi padre. Pero como aquella vez, no hubo otra, que yo haya presenciado. Era la muerte de su querido hermano, de nuestro “Otto si pues”.

(*) Poeta y cineasta guerrillero guatemalteco

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Director General y Fundador de Grupo Dalton: Diario Digital ContraPunto, Periódico AudioVisual ContraPuntoTV y Archivo Digital Roque Dalton
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