viernes, 6 diciembre 2024

El momento í­ntimo del polí­tico y la masa es en la plaza

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La Plaza Libertad ha presenciado el paso de cinco siglos, paralelamente creció con el burgo sansalvadoreño y en los tiempos vernáculos de la ciudad se le conoció como la plaza de armas. A su alrededor se edificaron iglesias importantes, ayuntamiento, edificio públicos de la época; el cabildo. Eso se puede constatar consultando antiguos mapas de San Salvador.

Conquista, colonia, independencia, República y modernidad, la plaza ha sido el punto de encuentro donde la población se reúne a presenciar acontecimientos importantes, la convocatoria  a la plaza ha sido utilizada por las autoridades de turno desde épocas antiguas. En la plaza se interactúa  con la población en ese momento í­ntimo entre el polí­tico y la masa.

No existe lugar  por excelencia donde se le pueda hacer un llamado directo a la gente  como  la plaza, en tiempos antiguos como en la actualidad.

En dicho sitio circulan las historias mediante la tradición oral, se han pronunciado discursos, grandes noticias, actos históricos, transiciones históricas; los filósofos han utilizado la plaza para difundir su pensamiento y los poetas sus versos. Las manifestaciones sociales se han aglomerado en ella y han comenzado su lucha de llamado y conciencia.

Entonces, el carácter ornamental, estético, decorativo de la plaza es superfluo, el verdadero contexto es más profundo, lo polí­tico e ideológico canal para persuadir a la masa para un fin en un lugar amplio.

La Remodelación actual  a la que se somete la Plaza Libertad en vendible como una actualización de su estructura a los tiempos modernos bajo el sello de un gobierno municipal, con una arquitectura que la renovará en el marco  del rescate del Centro Histórico; sin embargo hay que saber que una plaza espaciosa permite mayor concentración de personas y un discurso elocuente caerí­a en tierra fértil electorera.  Mi argumento se sustenta porque estamos a las puertas de un perí­odo preelectoral y electoral.

Es ambicioso y bien pensado remodelar una plaza apta para congregar al pueblo y arrancar ahí­ una campaña electoral o anunciar una reelección rodeado de obras y estructuras modernas cobijadas bajo  las alas de la libertad; entonces la antigua función de dicho recinto toma forma nuevamente y vuelve a ser usada para fines polí­ticos y de persuasión.

Puede resultar incómodo su cierre mientras la remodelan y construyen nuevamente, pero es momentáneo, los cambios son molestos pero después la gente se vuelve a acostumbrar, recordemos que la plaza y su monumento han sido afectados por sismos en múltiples ocasiones y siempre las comunas en turno la han cerrado y reconstruido.

Esperamos la armoní­a estética de la nueva plaza Libertad que  llene las expectativas de los capitalinos como ya los han mostrado las simulaciones arquitectónicas; también  esperamos notar el verdadero contexto del lugar  enfocado en lo polí­tico de cara al tiempo electoral.

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Carlos F. Imendia
Carlos F. Imendia
Comunicador, publicista y mercadólogo salvadoreño; columnista y colaborador de ContraPunto
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