sábado, 7 diciembre 2024
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El  cine militante vive y resiste

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"El cine militante no ha muerto. A ratos cojea, corre, camina pero ni se está quieto ni para de reflexionar su práctica para dar el siguiente brinco": Wilmar Castillo.

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El cine militante no ha muerto. A ratos cojea, corre, camina pero ni se está quieto ni para de reflexionar su práctica para dar el siguiente brinco. Me alegra saber que quienes creamos reportajes, documentales, videoclips, cortometrajes o largometrajes o reels desde la orilla del pensamiento crítico y bajo el amor con y para los pueblos, continuamos la trocha empezada por cineastas militantes del siglo pasado, como Serguéi Eisenstein, el grupo Ukamau, Martha Rodríguez, entre otras figuras que pusieron las primeras piedras para hacer creaciones audiovisuales desde el vientre de las comunidades.

Voy a mencionar los ingredientes heredados que me impactaron como realizador empírico, para resaltar también su vigencia en la praxis audiovisual individual y colectiva actual: 

– El personaje o los personajes: en estas tierras de Nuestraamericana, la industria de Hollywood, Pixar, Disney, Marvel Studios (filial de Disney) con sus directores y equipos famosos tienen un mercado pulpito para sus historias y personajes que llegan a infiltrarse tanto en nuestras mentes y corazones, que sus personajes acompañan fiestas de cumpleaños, ropa-accesorios, disfraces de Halloween y piezas de moteles. 

De todo lo criticado y criticable de esta industria, me centraré en el papel del personaje. Esta narrativa se centra en el individuo como poseedor de las mejores facultades humanas para resolver conflictos e inspirar a los/as otros/as por su ejemplo; esto acompañado de mensajes en el libreto que acuñan repetidamente la idea de que el individuo es el único director de su vida y que nada (el destino) ni nadie (linaje familiar, la comunidad, el Estado) pueden imponerle una forma de vida. El eslogan de Barbie es el mejor ejemplo para sintetizar esta crítica: “Ser lo que quieras ser”. 

Por el contrario, la herencia del cine revolucionario del siglo pasado nos dejó que el actor de la película, es la comunidad junto a su cultura, objetivos comunes y forma de vida comunitaria. El contraste a simple vista es notorio: planos generales con grupos de gente debatiendo, planeando, conversando, ayudándose y actuando bajo horizontes comunes. 

Personajes que en pantalla representan y recuerdan los acontecimientos que vivieron. Como víctimas de una masacre o protagonistas de una protesta, estos sujetos colectivos cumplen el doble papel de contar cómo ocurrieron los sucesos a través de su propia actuación al natural, para luego ver la creación final y retroalimentarlo en la conversa después de terminada la presentación, y porque no, incluir el film como otra herramienta educativa para esa y otras comunidades del territorio o del movimiento social. 

El engaño del discurso gringo (y capitalista en general) en el cine sobre la libertad del individuo se revela al anteponerle la amplitud y participación de la comunidad en los planos. Un plano cerrado es estrecho, desarticula al sujeto del mundo y demás sujetos, imponiéndole a estos un papel de subordinación. El plano general como parte coherente de la narrativa y naturaleza popular del cine revolucionario o militante, permite que los actores y actrices actúen sin amarres, hablen tranquilamente y se muevan en su territorio como lo hacen un día cualquiera. 

– Para quiénes se filma: para las comunidades, los pueblos, las mayorías explotadas. Estos públicos no han pasado de moda, siguen creciendo en número al igual que su empobrecimiento integral, así que tienen un doble papel en el protagonismo, pues son protagonistas en la creación audiovisual y en su apropiación, son público y jurado con su implacable y honesta opinión sobre lo que ve o se le muestra.

Cuál es el sentido de grabar: despertar y potenciar la reflexión en la comunidad que actúa y disfruta la creación audiovisual. Actuar y vernos como somos y hemos sido, con el fin de cambiar para bien colectivo esa realidad (impuesta). Encontrar los responsables intelectuales y materiales del delito histórico de mantenernos en la miseria. ¿Por qué vivimos así? ¿quiénes son los causantes? ¿cómo les beneficia nuestro empobrecimiento? ¿cómo podemos voltear la tortilla?. 

De manera creativa, sensible, artísticamente podríamos llevar a la problematización de la realidad en las comunidades, ¿pues por ser empobrecidos no tenemos derecho a la belleza? Y sin entrar en relativismos sobre la opinión en la estética del arte, audiovisual en este caso, en la vida comunitaria de los pueblos existe lo bello, lo hermoso, lo sensible coexistiendo con la trampa, la envidia, las violencias, que no se pueden ignorar porque nadie o nada deben idealizarse. 

Dentro de esta coherencia estética, política, cultural, económica, sicológica, en una creación audiovisual se debe buscar la realización colectiva del pueblo, sin que este pierda y por el contrario, fortalezca su libertad como público y protagonista para criticar lo que ve en la pantalla, critique la realidad, se critique así mismo. 

Oralidad y cultura popular: contar cuentos hace parte de nuestra cultura popular, por eso, un narrador en nuestras historias que lleva el hilo desde el inicio hasta el final, ayudando a la reflexión de los públicos, refleja ese rasgo de nuestra cultura habladora. Además, las canciones, los mitos, los dichos, los dialectos, las groserías, la gritería, el susurro, las miradas, los gestos, las formas de caminar, las maneras de comer, de sentarse, de saludar, los juegos, las adivinanzas, los tags, los marañacos, los dibujos, ¿podrán ser parte de los universos de la cultura popular dignos de entrar en una cámara o celular? 

La creación audiovisual, periodo histórico, lucha de clases 

Siguiendo con el legado de directores/as y grupos de cine al cine militante actual, no se puede olvidar que sus creaciones, sus reflexiones y articulaciones con las comunidades respondieron a periodos históricos concretos y bajo una postura dentro de la lucha de clases. Recordemos que el cine de Serguéi Eisenstein se enmarca en el nacimiento y primera etapa de la Unión Soviética, las luchas obreras en Europa; la intencionalidad de esas películas son notorias desde el manejo de los planos hasta las historias y protagonistas (trabajadores, huelgas y juego de planos yuxtapuestos, entre otros aportes). Las películas del cinema novo también responden a un periodo histórico concreto en Brasil, donde este grupo de artistas sienten la necesidad de hacer cine propio por la copia del cine europeo o gringo, y ¿dónde o en quiénes está lo propio? En las comunidades y sus culturas, historias, personajes populares. 

El newreel retomado y oxigenado en las movilizaciones de ocupas de Wall Street (EEUU), 15-M (Madrid) y Nuit Debout (Francia), también responde a lo mencionado arriba, pues durante estas protestas masivas en los centros capitalistas, se realizaron documentales con caracteristicas de este formato: informativo, perspectiva política y artistica del director/a, educativo, agitador, experimentación estética y artística. Pero Europa y EEUU no son los únicos ejemplos del newsreel realizados durante movilizaciones porque en Nuestra América, Africa y Asia también deben existir documentales o reportajes audiovisuales que tomen la tradición de este formato e impriman sus caracteristicas culturales y políticas territoriales. 

Recuerdo el documental Cinco cámaras rotas, acerca de la resistencia y lucha del  pueblo palestino de Bil’in; Scenes from the Class Struggle in Portugal, Now (Cuba) las creaciones del Newsreel Group y de Robert Kramer (Estados Unidos) como otros ejemplos que ayudan a entender el desarrollo histórico del newsreel hasta nuestros días. Es tal su vigencia que en las creaciones audiovisuales del movimiento social, el cubrimiento de protestas, los documentales sobre organizaciones insurgentes, que  sin necesidad de leer previamente un manual, los colectivos o realizadores/as montamos, grabamos y editamos dentro de esta tradición audiovisual. 

Vamos cerrando 

Creo que si se escarba más en la historia de los aportes al cine por parte de realizadores/as, colectivos y comunidades de Nuestra América y del sur mundial en el siglo pasado y el actual, se demuestra que el ser militante y la creación artistica no se limitan el uno del otro. Por el contrario, la creatividad/estética/belleza y demás componentes propios de la creación artistica han tenido un terreno fertil en la práxis de sujetos y colectivos relacionadios con cambios sociales y propuestas de sociedad diferentes al capitalismo. 

Las reflexiones del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos, las creaciones de Robert Kramer, la vida de Martha Rodríguez, también demuestran que la militancia y el arte dialogan con creaciones dirigirdas a reflexionar sobre la vida y condiciones de los sujetos populares, a problematizar el campo del cine y a autocriticarnos con plena libertad y sentido de crecimiento individual y colectivo junto a la experimentación en caliente del manejo de planos, la representación visual de la cultura popular, del manejo creativo de elementos simbólicos, libreto, narrativa, musica-ambiente sonoro, durante la grabación. 

Creo que en el momento que la critica y la autocrtica sean prohibidas en cualquier campo del arte, este pierde su esencia creadora en un sistema socio-económico y se convierte en una herramienta de propaganda oficial o burguesa. Con la amplitud y profundidad del arte, considero que entre sus rasgos tiene de agitadora y propagandistica, pero ojo, es uno de sus rasgos pues en cualquier sociedad, el arte ha cumplido el rol de mencionar las fallas, los incumplimientos, de avisar cuando el camino colectivo se tuerce hacía intereses privados, cuando la manipulación de un sector empieza a ser evidente, es el espejo al que nos vemos como pueblos para revisarnos a diario al mismo tiempo que nos eriza la piel.

Ojalá que la postura de los y las artistas que opinan que el arte militante restringe y reduce, lo digan por su experiencia en el campo de las artes y no porque sus cuentas bancarias crecen gracias a sus obras. La línea que separa obras de arte de productos en el mercado es muy delgada. 


Referencias: 

Teoría y práctica de un cine junto al pueblo. Jorge Sanjinéz y Grupo Ukamau. Siglo XXI Editores. México, 1980. 

Cinema Comparat/ive Cinema, Volumen 4, Núm. 9, «Eztetyka», Barcelona, 2016.
https://elpais.com/america-colombia/2023-04-13/doris-salcedo-en-ciudad-bolivar-el-arte-militante-nos-limita-y-reduce.html

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Wilmar Harley Castillo
Wilmar Harley Castillo
Comunicador social, especialista en Política Pública para la Igualdad. Columnista y comunicador de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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