Dora María Téllez: “La cárcel de monseñor Álvarez le explotará en la cara a Daniel Ortega”

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"La manera de conciliar esas emociones, es que podamos ser libres en Nicaragua, pero yo entiendo que Ortega tuvo miedo a que nosotros fuésemos libres en Nicaragua, como ha tenido miedo a las libertades ciudadanas, a los derechos ciudadanos", dijo Dora María Tellez

Por Carlos Fernando Chamorro / Foto de Confidencial

Al cumplirse este 12 de febrero un año de la muerte del general en retiro Hugo Torres, como preso político de la dictadura, Dora María Téllez describe el martirio de su excompañero de armas en el asalto al Palacio Nacional en 1978 como “la evidencia más terrible del odio desnaturalizado de Daniel Ortega, porque Hugo Torres había arriesgado su vida para sacarlo de la cárcel” en otro  operativo guerrillero del FSLN el 27 de diciembre de 1974.

“Yo tengo un duelo tremendo por Hugo, y tal vez solo lo resuelva hasta que esté frente a su tumba”, dice la expresa política, libre y desterrada en Estados Unidos, después de haber permanecido 605 días en una celda de confinamiento solitario en la cárcel de El Chipote.

“Un día llegaron a mi cabeza unos versos del poema de Santa Teresa de Jesús que dicen “Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero”. Yo me sentí tan profundamente identificada con esa mujer en aquella celda oscura en la que no la dejaban leer ni escribir, y creo que por primera vez entendí esa frase tan terrible: “Vivo, sin vivir en mí”. Así me sentía yo”.

Téllez exhibe en su rostro y en la fragilidad de su cuerpo las secuelas externas de la cárcel y la huelga de hambre que mantuvo durante 21 días, demandando el cese del régimen de aislamiento, pero mantiene intacta la risa y se burla con desparpajo de los jueces, fiscales e interrogadores, que al allanar su casa el 13 de junio de 2021 se llevaron hasta los discos de Pedro Infante, como “prueba” de su supuesta conspiración contra la soberanía nacional.

La exguerrillera, historiadora, y dirigente política de Unamos, considera que Ortega perdió el pulso en contra de los presos políticos, “porque aguantamos más nosotros. Los que están enloquecidos por la ambición de poder son ellos, destruyendo el país, forzando a un éxodo masivo de nicaragüenses, y no logró doblegarnos”, y advierte que el arresto y condena a 26 años de prisión para el obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, le explotará en el rostro al dictador.

“¿Qué pretende sacar de la condena del obispo Álvarez? ¿Cree que lo va a quebrar? ¿Que lo va a doblegar? No lo va a doblegar. ¿Que va a hacer que se arrodille? No se va a arrodillar. ¿Que Álvarez le va a suplicar salir de ahí? No lo va a hacer. Ese es un juego que Ortega ya perdió y ese preso político les va a explotar otra vez en la cara”, afirma.

En esta conversación en las afueras del hotel Westin, cerca del aeropuerto Dulles, en Virginia, donde se encuentran temporalmente alojados los 222 presos políticos desterrados por Daniel Ortega, Dora María Tellez también habla sobre su futuro en el que “Yo me veo donde siempre. De frente por Nicaragua, en la recuperación de nuestras libertades y nuestros derechos. Daniel Ortega nos enseñó una cosa muy importante en esa cárcel, y es que teníamos cosas más importantes en común, que las diferencias que teníamos. Entramos con más diferencias, y salimos con cosas esenciales en común, y eso ha creado mucha tolerancia y sentimiento de unidad, y se le devuelve a Ortega como un boomerang”.

La entrevista completa se transmite hoy domingo 12 de febrero a las 8.00  p.m. en el programa Esta Semana, en el canal de Confidencial Nica en Youtube y a través de Facebook Live.

Dora María, ¿cómo has vivido estas primeras 48 horas en libertad después de 605 días en la cárcel?

Son emociones contradictorias. Por un lado, el desgarramiento de ser expulsada, desterrada, algo que es ilegal e inconstitucional, (porque no se puede desterrar a un nacional de Nicaragua), y por otro lado la libertad aquí, gracias al Gobierno del pueblo de Estados Unidos, aunque nosotros tenemos derecho de ser libres en Nicaragua.

La manera de conciliar esas emociones, es que podamos ser libres en Nicaragua, pero yo entiendo que Ortega tuvo miedo a que nosotros fuésemos libres en Nicaragua, como ha tenido miedo a las libertades ciudadanas, a los derechos ciudadanos, a la expresión de las personas y los grupos, porque en última instancia, lo que Ortega muestra es miedo.

La última noticia es que están borrando los registros de partidas de nacimiento de los presos políticos desterrados.

(Ríe). Eso me da la oportunidad de cambiarme la edad. Estoy muy alegre, pero yo francamente no reconozco ningún papel que trate de quitarme la nacionalidad. Yo nací en Nicaragua, de padres nicaragüenses… no hay ninguna reforma de la Constitución que diga que nos pueden quitar la nacionalidad a los nacidos en Nicaragua, y yo no le reconozco a los Ortega – Murillo ningún poder para hacer eso.

Un régimen de tortura: “querían que enloqueciéramos”

¿Qué es el régimen de aislamiento, el confinamiento solitario en el que estuviste recluida durante estos 605 días?

Todo el régimen de El Chipote, es de privaciones totales. No tenés derecho a nada, excepto a comer, resolver necesidades fisiológicas, hacer ejercicio, y conversar con tu compañero de celda, aunque las mujeres que estuvimos aisladas no teníamos compañero de celda, lo que nos condenaba al silencio total durante todo el tiempo.

Solo podíamos hablar con los oficiales que llevaban la comida, o nos pasaban agua, o nos llevaban las medicinas, y la prohibición total a todo el resto de que hubiese intercambio entre celdas, lo cual es prohibido. Es decir, ahí toda actividad humana de socialización, lectura, escritura, cualquier tipo de actividad social o recreativa estaba totalmente prohibida: prohibido ver a los hijos y las hijas, para todos. Prohibido conversar entre celdas; prohibido salir al pasillo, como en La Modelo, y con las mujeres se ensañaron por completo.

¿Por qué?

No termino de entender cuál es la razón de ese odio. Yo llego siempre a la conclusión de que Daniel Ortega y Rosario Murillo nos temen, porque ¿cuál es la razón? ¿O querían que enloqueciéramos, que nos matáramos, que nos fracturáramos emocional y sicológicamente, que saliéramos de ahí completamente tataratas ? ¡No lograron nada de eso!

El peor de los casos fue el de Tamara, que estaba en una cárcel empernada, cerrada con láminas metálicas, al punto que solo veía las manos del que le servía las comidas. Son casos extremos, con amenazas a los vecinos de celda, que no podían decir ni buenos días, so pena de pasar a uno de los castigos más habituales en ese régimen de detención. Es un caso de crueldad extrema.

Estamos hablando de celdas totalmente oscuras. Había una bujía a cinco metros de altura, que solo te permitía ver la palma de la mano, y las luces del pasillo, que eran escasísimas, estaban a ocho metros de altura, aún si querías leer la ‘gran lectura’ que teníamos, que eran las etiquetas de las bebidas, no las podías leer, aunque te arrimaras a los barrotes de la celda.

Los siquiatras clínicos que yo he entrevistado, conocedores de sistemas carcelarios, dicen que eso es “tortura”.

Absolutamente. Yo se lo dije a todos los interrogadores de la Policía de Auxilio Judicial, la policía política del régimen. Gente con lealtades al partido orteguista, y a los Ortega Murillo, y considera un delito horrible ser de una oenegé, participar en un curso de capacitación ¡esas eran las preguntas que me hacían! ¿Dirigió la Conferencia Episcopal la rebelión del 2018?

Yo les decía: este es un régimen de tortura. ¿Usted dijo que aquí había tortura? ¡Claro! Tortura psicológica, tortura emocional… no era tortura física, por lo menos con nosotros, aunque tienen acusaciones de tortura física, y de violación que no han despejado, ni han querido investigar. Yo le dije al director de Auxilio Judicial, al comisionado general Pérez Olivas, que me dice: “Todas esas acusaciones son falsas”. Presente las evidencias Comisionado General. Llame a la CIDH [Comisión Interamericana de Derechos Humanos]… invítenlos a que vengan a investigar. ¡Eso es sencillo!

Lo que dicen los médicos, es que esa tortura -que algunos llaman tortura blanca- deja severos daños físicos, emocionales, secuelas…¿cómo te impactó a vos?

Yo siento que tengo bastantes defensas. Tal vez por el tipo de vida que llevé más joven. La clandestinidad, y eso, pero yo hacía tres horas de ejercicio diario y terminé lesionándome los pies, llegué a caminar hasta ocho kilómetros, dando 80 vueltas a la celda por kilómetro. Entonces me lesionaba los pies, me los volvía a lesionar, me dolían las rodillas, pero tenía que hacer esas tres horas para vencer la mañana y mantenerme sana.

Yo duermo bien en cualquier parte. No me importa si hacen bulla, si gritan, si cantan, si relinchan. No es mi problema. Yo me duermo. No tengo problemas de trastornos digestivos, excepto el reflujo. Una crisis de reflujo brutal, que llegué a quedarme prácticamente afónica, al grado que tuvieron que autorizarme miel, (porque los médicos me habían dado prednisona y no funcionaba), para tratar que se me desinflamara, y se restableciera un poco la voz, y le ha restablecido bastante.

Tengo en mi cabeza la lista de todos los trastornos que había en mi galería, que era la galería de los hombres: trastornos de sueño. Gente que no podía dormirse, que se despertaba a las tres de la mañana, a pensar. A llorar. A rezar. A sufrir. Los que olvidaron los nombres de sus hijos, que pasaron año y medio sin verlos. Trastornos digestivos. Trastorno de alimentación. Problemas de piel, por problemas del sol. Despigmentación. Trastornos de ansiedad, depresión, es decir, angustia. Alergias. Migrañas. Ciáticas, una lista enorme de problemas, y todavía están por verse las consecuencias, y cómo cada uno de nosotros puede restablecerse y sanarse.

605 días como Santa Teresa de Jesús: “vivo, sin vivir en mí”

¿Cómo enfrentaste el aislamiento, la soledad, la penumbra?

La penumbra fue espantosa. Yo soy una persona de luz. Mi energía depende del Sol. Esa oscuridad era insoportable. Yo llegaba del patio de sol, y para poder entrar al inodoro, tenía que esperar 20 minutos para verlo. No lo podía ver. Me di varias veces contra la pared porque no veía la pared por la oscuridad, hasta que en 20 minutos la vista se acostumbra y ves algo.

Esa oscuridad me causó -y todavía tengo- trastornos de equilibrio. Yo camino por una línea, y me voy cruzando para un lado y para otro. Los oficiales a veces me decían “Dora, caminá por la línea recta, por el centro”. Yo le decía: “Mire oficial, si usted logra que yo camine por esa línea, le voy a dar un premio, porque no logro caminar por una línea recta. Me voy bamboleando. Hace una semana me tropecé con una silla que no vi. Simplemente no la vi, y tengo que andar con cuidado, porque ahí voy con trastornos de equilibrio.

La mayoría tenía mareos permanentes y tomaba medicación para mareos. La oscuridad va transformando el funcionamiento del organismo. Yo le preguntaba a uno de los médicos: “Mire doctora ¿hay investigación sobre esta lista de trastornos?” “Francamente no sé”, me decía. “No vemos nada de eso en la Facultad de Medicina”. Eso es tortura, y es deliberada. No es cierto que no saben. Es deliberada, y por eso se los dije, investigador tras investigador: estos son los problemas que ustedes están causando. No me van a decir que no saben”.

Yo he hablado con algunos exreos que estuvieron temporalmente en confinamiento solitario. Me dicen: “Estuve tres días, y me estaba volviendo loco”. ¿Cómo hiciste vos en 605 días?

Yo lograba vencer las mañanas con el ejercicio. Tres horas de ejercicio. Después me iba a bañar, y esperaba el almuerzo, pero la tarde era terrible, y yo describo esos episodios más difíciles como el purgatorio, que es un sitio donde van pasando cosas, dolores, problemas, escenas de tu vida, escenas de otra cosa, escenas de la vida de otro.

Un día llegaron a mi cabeza unos versos del poema de sor Santa Teresa de Jesús. Llegaron solitos a mi cabeza, los versos que dicen “Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero”. Yo me sentí tan profundamente identificada con esa mujer en aquella celda oscura en la que no la dejaban leer ni escribir, y creo que por primera vez entendí esa frase tan terrible: “Vivo, sin vivir en mí”. Así me sentía yo.

“Aguantamos más los presos políticos que Ortega”

La excomandante guerrillera, Dora María Téllez, es llevada como presa política a los Juzgados de Managua. Foto: Tomada de Twitter

En junio de 2021, cuando la Policía allana tu casa, y te capturan con Ana Margarita, ¿podían ustedes haber evitado esa detención? ¿Podían haberse ido de la casa?

Sí, porque nos lo habían advertido. Nos advirtieron con tiempo suficiente, y cada una tomó su decisión por separado, y fue “no vamos a huir. No nos va a obligar a irnos del país, y no nos va a obligar a irnos a la clandestinidad. Si nos quiere presas, que nos tenga presas”. Y así fue. Estábamos sentadas en nuestras mecedoras, comiéndonos una galleta, y llegó un despliegue enorme de gente armada, en posiciones de combate con fusiles AK, botando puertas.

No sé a quién creían que iban a capturar. Tal vez al Chapo Guzmán, pero cuando en el juicio preguntaron por los hallazgos del allanamiento, la oficial que había conducido el allanamiento dijo que no habían hallado evidencias de nada, pero se llevaron hasta los discos de música. Entonces yo le pregunté a uno de los interrogadores: “Teniente, explíqueme qué tiene que ver Pedro Infante en esta historia, porque se trajeron hasta los discos de Pedro Infante”.

Fue un uso desproporcionado, abusivo, de la fuerza policial, para no hallar nada, porque no había nada. ¿Qué creían que iban a hallar?, sí ahí las que estábamos éramos nosotras, sentadas en una mecedora, esperándolos, porque a las cinco de la mañana se había parqueado la camioneta de la Policía, y yo la vi, y dije: dentro de un rato vienen por nosotras, pero no nos van a obligar a correr fuera del país.

¿Pensabas que la cárcel sería un paso temporal? 

Encarcelar a presos políticos es temporal, porque es insostenible. ¡Insostenible! Nadie, en ningún régimen, ha podido soportar tener en la cárcel a presos políticos, porque siempre explota. Son unos sacos cada vez más pesados, cada vez más incómodos, cada vez más problemáticos, y eso le pasó a Ortega.

Él jugó a hacer una lucha de resistencia. ¿Quién aguanta más: esos que están adentro, esas mujeres a las que tengo aisladas, o yo? Y él jugó a creer: “Yo voy a aguantar más”, pero aguantamos más nosotros. Los que están enloquecidos, son ellos. Enloquecidos de odio. Enloquecidos por la ambición de poder, destruyendo el país, forzando a un éxodo masivo de nicaragüenses y no logró doblegarnos.

Es más: no logró que ninguna de las personas presas le pidiera clemencia a cambio de pasarse a las filas del régimen. ¡Qué clase de fracaso! Es un fracaso total. Ortega perdió esa partida que él había comenzado, creyendo que le iba a funcionar el juego de los rehenes.

“Tengo un duelo tremendo por Hugo Torres”

Este domingo 12 de febrero, Hugo Torres cumple un año de muerto en la cárcel. ¿Cómo conociste la crisis de Hugo Torres y su muerte? ¿Cómo te impactó?

Él estaba en esa misma galería, en la celda seis. Yo estaba en la celda uno. Él venía teniendo un dolorcito. Él era bien sano: tomaba vitaminas, hacía ejercicio, y además vivía con mucho optimismo la situación. Una noche, como a las 10:30, me despertó un gran ruido. Vi movimiento alrededor de la celda seis, y luego vi a un oficial joven, alto, recio, que traía en los brazos a alguien y era Hugo, que venía completamente inconsciente. Su brazo izquierdo, completamente decaído. La cabeza caída, totalmente inconsciente.

Eso me causa un impacto terrible, y me quedé esperando hasta que lo regresaran de la clínica. Como a las dos horas, regresó caminando muy despacito, y el oficial ayudándolo. A partir de ahí, le llevaron una silla, después una silla de ruedas al otro día. Dijeron que eso había sido por un medicamento que le había hecho daño, y comenzó su calvario por falta de atención, porque la norma ahí es: te atendemos bien de salud, hasta que el caso explota, como un preso que pasó un año y medio quejándose de un malestar en la próstata.

A partir de ahí, Hugo se deterioró, y en una semana su situación ya era grave. Ya era de silla de ruedas, y nos mandaron a hacer exámenes a todos: glucemia, anemia, etc. Uno o dos días después, se lo llevaron en ambulancia, y lo mantuvieron preso en el hospital de la Policía.

Murió preso, y esa es la evidencia más terrible del odio desnaturalizado de Daniel Ortega, porque Hugo Torres había arriesgado su vida para sacarlo de la cárcel. Lo hubiera dejado ir a morir a su casa, con sus hijos, con su familia, pero que se muriera preso, custodiado permanentemente, sin acceso libre de los hijos… eso es absolutamente inhumano.

Yo tengo un duelo tremendo por Hugo en realidad, y tal vez solo lo resuelva hasta que esté frente a su tumba.

Los interrogatorios y un simulacro de juicio

Tu único contacto con otra persona, tu única oportunidad de hablar, era en los interrogatorios. ¿Qué es lo que querían los interrogadores?

Los interrogadores querían saber quién encabezó la rebelión de 2018, con la peregrina conclusión de que la cabeza habían sido la Conferencia Episcopal y Estados Unidos, y que los artífices, los brazos y piernas habían sido las organizaciones no gubernamentales, los que daban cursos de capacitación, los medios de comunicación, los partidos políticos, el movimiento de mujeres, el movimiento de jóvenes, el movimiento campesino, y que la otra gran mano que estaba sobre todo esto, era Unamos (Unión Democrática Renovadora).

Entonces, entre Estados Unidos, la Conferencia Episcopal y Unamos, se había montado toda esa trama conspirativa gigantesca. Yo les dije siempre: “ustedes le compraron el cuento a Daniel Ortega. Si Daniel Ortega dice eso es por política. Lo dice porque tiene que decir algo, pero ¿por qué le compran ese cuento? ¿De dónde han sacado ustedes que los cursos de capacitación desatan insurrecciones cívicas?

Las grandes preguntas eran ¿cuántos cursos de capacitación ha dado? ¿Dónde ha dado cursos de capacitación? ¿Cuánto le pagan los medios de comunicación por dar entrevistas? ¿Cómo consigue usted la entrevista con los medios de comunicación internacionales? ¿Cuándo los llama? ¿Qué condición les pone? ¿Ha recibido dinero de Estados Unidos? ¿Ha hablado con agentes de la CIA?

Son niños -no investigadores de una policía política- con una ficción gigantesca, y ellos creen que eso sucedió. Y a la hora de plantear las ‘pruebas’ en los juicios, no tienen nada. Tienen que inventar. Enjuiciaron a uno hace unos días, y como no tenía cuenta de Twitter, le crearon una. Como no había tuiteado -porque no tenía cuenta de Twitter- twittearon mientras él estaba preso en El Chipote, y como era demasiado elaborado tuitear, copiaron un twitter de Cristiana [Chamorro] y le cambiaron el encabezado, y con esa ‘prueba’, ¡ocho años preso!

En el simulacro de juicio que te hicieron, ¿tuviste oportunidad de hablar?

Sí. Ya al final, y dije dos cosas: me están acusando de pedir sanciones contra el Estado de Nicaragua. Yo no he pedido sanciones contra el Estado de Nicaragua: pedí sanciones contra Daniel Ortega y Rosario Murillo, y que no me digan que Daniel Ortega es el Estado de Nicaragua, porque si Daniel Ortega va manejando un carro, y choca, ¿choca el Estado de Nicaragua, o choca Daniel Ortega? ¿Le quitan la licencia de conducir al Estado de Nicaragua, o a Daniel Ortega? ¿Los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo son hijos del Estado de Nicaragua, o hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo? Entonces, el Estado de Nicaragua es una cosa distinta. ¿Yo he pedido sanciones contra Daniel Ortega y Rosario Murillo? ¡Por supuesto! Esa es la primera.

Segunda: ustedes me acusaron de menoscabo del Estado de Nicaragua, pero a quienes tendrían que tener en el banquillo de los acusados es a Daniel Ortega y Rosario Murillo porque han destruido las instituciones, desnaturalizado el sistema judicial, convertido a la Policía en instrumento de represión, usado el Consejo Supremo Electoral para robarse elecciones. Ellos son los culpables. ¡Acúsenlos!

“Apúrese”, me decía el juez, que era bien amplio.

¿Te dejó hablar?

Ah, sí. Bien amplio, y me dejó hablar con el abogado. Amplio el tiempo: dos minutos. ¿Qué tal amiga? Mucho gusto, y a sentarse. Primera y última vez que viste a tu abogada. Yo te digo: esos jueces dan pesar. La Fiscalía da pesar, así como la policía política, que presenta evidencia falsa. En mi juicio y en todos los juicios.

La erosión interna del régimen y la “copresidencia”

Vos decís que los presos políticos aguantaron más que Ortega, pero ¿por qué los excarcela ahora, en este momento? 

Ortega ya resolvió un par de problemas. Se quería robar las elecciones presidenciales, y se quería robar las elecciones municipales. Eso ya lo tiene resuelto. Se va a robar las elecciones regionales en la primera semana de marzo, pero él ya tiene resuelto ese asunto.

Por otro lado, está el nivel de erosión interna, que es grande. Él no ha restablecido hegemonía. No ha tenido con quién pactar. Su relación con la Iglesia ha empeorado dramáticamente, y una cosa más: la crisis de su sostén de poder es grande dentro del Frente Sandinista, en la Policía misma, en los mandos policiales, en el sistema judicial…

Tiene preso en El Chipote al jefe de espionaje de la Policía, el comisionado Adolfo Marenco…

Marenco está confirmado. Cae el jefe de inteligencia; Ortega nombra a Horacio Rocha, (comisionado general en retiro) que es de fuera, eso lo que quiere decir es que no tiene confianza en los mandos policiales. Si vos nombrás a alguien de afuera, y no nombrás desde adentro, quiere decir que tu desconfianza sobre los mandos policiales es total.

Las purgas van a avanzar, y el intento de ‘limpieza de cara’ va a avanzar. El sistema judicial, donde explotó lo de la Alba Luz Ramos (presidenta de la Corte Suprema de Justicia). Aquí terminaron tres presos. Daños colaterales. Querían tener presa a la Alba Luz, entonces echaron preso a su entorno. Y luego, en el Frente Sandinista, cuya crisis ha empeorado. Decían que expulsaron a Carlos Fonseca Terán, al que habían manejado como símbolo, por ser hijo de Carlos Fonseca Amador [fundador del Frente Sandinista] es una erosión grande. Y bueno las contradicciones entre Daniel y Rosario han sido públicas, televisadas.

Ahora está pidiendo que se reforme la Constitución, para que se incluya la figura de la copresidencia.

Eso debe ser una negociación con Rosario, y si negoció eso, es por algo. Porque se ha debilitado esa correlación de fuerzas entre Daniel y Rosario, y evidentemente él se ha debilitado, al grado que tiene que negociar esa concesión, porque esa es una concesión a ella, que no es necesaria, porque es la vicepresidenta. Simplemente, le da todos los poderes, como los ha tenido, y ya está, pero ella quiere la banda, y si Ortega hace esa concesión, ¿por qué la hace? ¿Se siente débil en esa correlación de fuerzas? ¿Qué está sacando de esa negociación?

Sale diciendo que Rosario es la de la iniciativa de liberar presos políticos. Una de dos: o la quiere ‘quemar’ con la base social, porque ¿por qué da esa explicación? No necesitaría hacerlo. Simplemente podría decir: decidimos liberar los presos políticos por esto, esto y esto, pero dice: “Aquí está la de la  iniciativa”.

“La cárcel de monseñor Álvarez les va a explotar en la cara”

El día que ustedes son liberados y desterrados, cuando Ortega da todas esas explicaciones, dice que monseñor Rolando Álvarez no quiso aceptar el destierro, y lo ataca, lo insulta, adelanta el juicio que estaba programado para el próximo miércoles y ya lo condenaron en un juicio exprés, a 26 años de cárcel. ¿Qué impacto tiene esa condena a monseñor Álvarez?

Veo un proceso de enloquecimiento continuado, que empeora cada día. ¿Qué pretende sacar de la condena del obispo Álvarez? ¿Cree que lo va a quebrar? ¿Que lo va a doblegar? No lo va a doblegar. ¿Que va a hacer que se arrodille? No se va a arrodillar. ¿Que Álvarez le va a suplicar salir de ahí? No lo va a hacer.

Ese es un juego que Ortega ya perdió. Es cuestión de tiempo, y le va a explotar, porque Rolando Álvarez no es un obispo delincuente. No es un obispo que está metido con los narcos. Es un obispo vinculado a su gente, un obispo pastor, un obispo con una voz fuerte, con un liderazgo fuerte. Ahí no hay enredos: es un preso político, y ese preso político les va a explotar otra vez en la cara.

Algunos exfuncionarios que entrevistamos y se fueron del Gobierno, sin presentar su renuncia y ahora están solicitando asilo en Estados Unidos, cuando se les pregunta por qué tomaron esa decisión, responden: “Por la persecución al obispo Álvarez, y contra la Iglesia católica, y por la vigilancia en las parroquias”.

Así es, pero además los funcionarios públicos saben que en cualquier momento van por ellos, y cada uno se dice “¿cuándo me va a tocar? ¿Espero o no espero a que me toquen? Mejor me zafo”, y se zafan callados. Eso es una crisis en el aparato de poder. Son los procesos de descomposición profundos del aparato de poder de los Ortega Murillo.

Por otro lado, ellos no lograron que a nivel internacional se olvidaran de Nicaragua. No pudieron tender un manto de silencio, así que perdieron ese round. No había remedio, y frente a dos opciones graves: la suspensión del Cafta, y la cancelación del número Swift de Nicaragua, que tiene que ver con el funcionamiento de la banca para transacciones internacionales. Eso es demoledor.

Ortega ha hecho algo que los cubanos han hecho antes: expulsar presos políticos, desterrar, y en este caso, está desterrando a todo el liderazgo político, cívico, nacional, fuera del país. ¿Se puede liderar un cambio desde fuera del país?

Lo que pasa es que, con los mecanismos de comunicación moderna, ya no existe ese ‘fuera del país’. Yo puedo estar en Matagalpa -o aquí- y comunicarme igual con todo el mundo. Ortega no puede controlar eso, y esa ha sido la desesperación por el control de las redes sociales, de los medios de comunicación digitales, y por el control de Internet. Eso los descontrola completamente: que no pueden establecer el silencio que se estableció en Cuba.

Los ríos tienen dos tipos de corrientes: a veces corren de manera subterránea, a veces sobre la superficie, y a veces se juntan ambas energías en algún punto, y yo creo que ese punto está muy cerca, porque ellos se encargan de tratar de poner diques a lo que no se le puede poner diques.

No hay manera de frenar jamás la lucha de los pueblos por su libertad. Eso nunca se ha podido frenar. Nadie ha podido hacerlo. Lo podés frenar por otro ratito, pero ellos no tienen tiempo tampoco. Ni coyuntura. Ni condiciones. Ni contexto nacional o internacional. Ortega ni siquiera tiene con quien negociar adentro. No puede ni disimular.

Tiene la oportunidad de hacer otra cosa. Todavía la pueden pensar. Vamos a ver qué deciden, pero con esa decisión que tomaron con el obispo Álvarez, pareciera que no quieren tomar otro camino, pero repito: lo de Álvarez les va a explotar en la cara. Enormemente. No hay salvación.

Las enseñanzas de la cárcel: “un boomerang para Ortega”

¿Cómo ves el futuro, después de estas primeras 48 horas en libertad?

Yo me veo donde siempre. De frente por Nicaragua, en la recuperación de nuestras libertades y nuestros derechos. El resto, digamos de las condiciones operativas, no las tengo claras todavía. No tengo idea, porque el destierro plantea un problema de buscar dónde vivir, dónde establecerte, estabilizar también las condiciones post cárcel. Sanar física, mental, emocionalmente, y seguir.

Todas esas decisiones tengo que tomarlas, pero quiero tomarme una semana, diez días, para darle vuelta, platicarla, y ver qué es lo mejor. Hay varias opciones. Los españoles han ofrecido la ciudadanía española, y creo que hay varios expresos que podrían optar. Yo agradezco mucho al Gobierno de España, al pueblo español esa decisión, y creo que va a ser muy útil, para una parte de ellos que no habla inglés, que no tiene condiciones, y que pudiera encontrar trabajo rápidamente.

En esta ‘comunidad’ de presos políticos, tan diversa, donde había gente de diversos orígenes políticos, económicos, sociales, todos víctimas de este acto de crueldad y represión, ¿tienen una identidad de cara al futuro, o cada quien va a buscar su camino?

Ahorita, cada quien está buscando cómo tirar ancla en algún lado, pero todos estamos estableciendo nuestros contactos; tratando de saber cómo nos vamos a mantener vinculados para en el futuro próximo restablecer una relación que tiene que ver de cara a Nicaragua, porque todo el mundo quiere seguir haciendo algo.

Daniel Ortega nos enseñó una cosa muy importante en esa cárcel, y es que teníamos cosas más importantes en común, que las diferencias que teníamos. Entramos con más diferencias, y salimos con cosas esenciales en común, porque Ortega nos colocó ahí, porque nos vio como iguales.

Sí, somos iguales en la aspiración de la lucha por la democracia, aunque seamos distintos en un montón de cosas más, y eso ha creado mucha tolerancia, sentimiento de unidad, mucha conciencia de qué es lo que tenemos que hacer para contribuir a la unidad de todos los sectores en el país, para recuperar nuestras libertades y derechos, con tolerancia, con apoyo mutuo, con solidaridad, y eso fue gracias al aprendizaje carcelario, y a que haya durado suficiente tiempo para salir persuadidos de eso. Es importantísimo, y se le devuelve a Ortega como un boomerang.

Nota: Entrevista tomada de Confidencial/ Foto de portada aparecen Carlos Fernando Chamorro, director del medio nicaragüense, con Dora María Téllez.

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Carlos Fernando Chamorro
Carlos Fernando Chamorro
Director de Confidencial de Nicaragua, periodista y escritor nicaraguense.
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