Agencia Alemana de Prensa (dpa) / Texto y foto
La idea de la doctrina alemana de fomentar cambios políticos a través del comercio (“Wandel durch Handel”) no solo ha fracasado en China, sino que la cooperación económica de Alemania y otros países ha creado dependencias que el sistema comunista de Pekín utiliza con fines políticos.
Hace años, el antiguo jefe de Siemens Heinrich von Pierer sostenía que “el riesgo de no estar en China es mayor que el riesgo de estar”, pero hoy en día los altos directivos tienen que preguntarse cuánto riesgo puede asumir su empresa por China.
Por una parte, hay que hacer frente a la estrategia draconiana de covid cero que deja fuera de juego a las empresas y perturba las cadenas de suministro a nivel global. Pero además la guerra de Rusia en Ucrania también ha puesto de manifiesto el peligro de la excesiva dependencia de los autócratas.
El apoyo de China a Vladímir Putin, su amenaza de atacar la isla de Taiwán, así como las violaciones de los derechos humanos y la represión de minorías como los uigures y los tibetanos provocan que hacer negocios en China parezca cada vez más un riesgo y una carga.
“La era de la globalización de los últimos 30 años, libre de factores políticos perturbadores, ha terminado”, señala Max Zenglein, del Instituto de China Merics en Berlín. “Hay que dar más peso a los factores de riesgo político en las decisiones económicas de cooperación con China para reducir las dependencias en las ventas o las cadenas de suministro”.
Por lo tanto, hay un cambio de pensamiento en los negocios y la política. “La guerra en Ucrania muestra cómo los vínculos económicos con regímenes autoritarios pueden crear vulnerabilidades”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). “La libertad es más importante que el libre comercio”, añadió.
También el vicecanciller y ministro de Economía alemán, Robert Habeck, lamentó “problemas muy relevantes” con China que habían sido “tapados durante años”.
Habeck defendió la importancia de reducir las dependencias: “El respeto a los derechos humanos tiene un peso mayor”.
Los esfuerzos de diversificación están ya “a plena marcha”, según la Asociación Alemana de Comercio Exterior (BGA), tal y como declaró en Berlín su presidente, Dirk Jandura.
“Inicialmente, esto tiene más que ver con el ataque ruso a Ucrania. Pero la estrategia de cero covid del Gobierno chino también ha contribuido a la búsqueda de nuevas rutas comerciales y de suministro”, agregó.
A largo plazo podrían establecerse mercados de venta alternativos en América del Norte y del Sur, por ejemplo, pero también en India y África. Pero, según el sector, conseguir una menor dependencia del gigante asiático lleva mucho tiempo y provoca altos costes.
El Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) tiene una visión más crítica de las posibilidades de una mayor independencia con respecto a la segunda economía mundial.
Empresas como la automotriz Volkswagen obtuvieron casi la mitad de sus beneficios en China. “Al igual que en el caso de Rusia, la asimetría y la unilateralidad de la dependencia de Alemania con respecto a China es el problema central”, dijo el presidente del DIW, Marcel Fratzscher.
En China operan más de 5.000 empresas alemanas que garantizan así un millón de puestos de trabajo en Alemania. China es el socio comercial más importante del país europeo y el destino de un 8 por ciento de sus exportaciones.
La dependencia de las importaciones alemanas se da en productos de importancia estratégica como las baterías de litio o las tierras raras, según informa la Cámara de Comercio Alemana (AHK) en China. Los cierres en Shanghái y otros lugares también demostraron los efectos en las cadenas de suministro.
A diferencia de lo que ocurre con Rusia, que suministra sobre todo energía, sería mucho más difícil separarse de China, dijo también Jörg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea (UE).
“Rusia es una economía de tres productos, eso es todo. En cambio nos abastecemos de decenas de miles de productos en China y creamos un enorme número de puestos de trabajo en Alemania”, dijo Wuttke.
Mientras Europa envía cada día mercancías por valor de 600 millones de euros a China (642 millones de dólares), esta, a su vez, le vende al continente a diario productos por valor de 1.300 millones de euros. En este sentido, China es “más del doble de dependiente” e insustituible como mercado en su dimensión, añadió.
Sin embargo, el experto del instituto Merics Max Zenglein es más optimista pese a las evidentes dificultades: “Por muy incómodo que sea ahora, no es la primera vez que las cadenas de suministro mundiales se reajustan. También podemos ver una oportunidad en esto”.