Por Hans Alejandro Herrera.
Muchas décadas atrás un niño de Huánuco se quedó deslumbrado de su primer uniforme escolar. Hace un par de meses atrás, ese mismo niño, ya adulto, ha hecho su desfile de modas en la World Federation of Master Tailors, en Italia. La ropa de Vercchelli es, además de un caso de emprendimiento al máximo, una prueba de fe, de determinación puesta en escena.
Una pasarela en el Teatro Municipal
Desde el balcón neoclásico del Teatro Municipal una treintena de modelos trajeados esperaban su turno para salir a la pasarela. Cuellos largos, mandíbulas firmes, espaldas anchas y cinturas de avispa se aglomeraban para salir. Hay algo que hace interesante este desfiles de moda en lo personal, la ropa que se exponía era ropa que se puede usar. En lugar de un juego futurista y abstracto propio de una película de Denis Villeneuve, Vercchelli ha apostado por algo honestamente práctico, entiende a la perfección que la ropa masculina es por naturaleza masculina, es decir sobria. Alguna pincelada de capricho quedaba plasmada pero sin demeritar lo más importante de su discurso. Donde si se concentraba enteramente el lujo es en la tela, ver pasar a los modelos era ver la tensión entre el movimiento y la rigidez en la ropa, a veces suave, en otras fuerte. Muchos pueden hablar de los modelos de aquella noche, pero la ropa en esta oportunidad acentuaba el tamaño y figura de los cuerpos, en el caso masculino les configuraba algo que es indispensable para todo hombre: solidez y solvencia.
Es remarcable el uso de cuellos grandes que recordarían la gola isabelina. En cuanto a las modelos femeninas su ropa apuesta por una forma más teatral sin renunciar a su practicidad.
La ropa como escenografía
El trabajo de Daniel Vercchelli me evoca el trabajo del ruso Aleksandr Golovín, diseñador escénico de la ópera de San Petersburgo, por el fino trabajo en el color, las texturas, la calidad artística y la especial precisión en los detalles (los trajes de Daniel jalan el ojo de un punto a otro: la manga, el cuello, el bolsillo, un botón, todo) demuestran un conocimiento profundo de la expresión. Los trajes de Daniel no son únicamente ropa de gala, son la gala, son escenografías centradas en la claridad de una expresión. De ahí que pueda entender mejor que su desfile de modas cerrara en un teatro como lo es el Municipal. Porque si ya Golovín cuando vivía era definida su obra por sus contemporáneos como “poemas realizados en tejidos”, podemos afirmar que lo mismo ocurre respecto de la obra de Daniel Vercchelli, pero de forma más teatral, su ropa es teatro caminando por las calles. Y ello ya me quedó claro desde el vuelo de los cuellos, que ante lo que estaba era ante una especie de figurinista, aquel que compone un «dramatis personae» visualizado, es decir un constructor de personajes a través del atuendo, pero siendo el atuendo una situación en sí misma.
El sueño de un niño
Daniel Vercchelli es un diseñador peruano de alta sastrería especializado en trajes de novio, gala, así como gerenciales e institucionales tanto para damas y caballeros. El rescate en cuanto a lo varonil como mercado recae a simple vista en la conjugación de la practicidad ya mencionada, pero formando una armoniosa ecuación en la elegancia. La ropa de hombre es en sí misma varonil y con espacio suficiente para ligeros caprichos.
Natural de Huánuco, Daniel Vercchelli es un diseñador que ha surgido de cero. Todo empezó como un sueño de un niño que admiraba la elegancia de su traje escolar. Originalmente llamado Daniel Ramírez Niño, el joven emprendedor estudiante de Marketing y sistemas en el 2001 empezó abriendo una pequeña sastrería de servicios de confección de trajes tradicionales a medida, su primer taller era de 5 x 3 mt2. Su éxito no se amasó sobre la base de la fortuna familiar, él comenzó con una máquina de coser y una plancha a vapor. Con mucho trabajo se empezó a hacer de un nombre, los años de experiencia en el mundo de la confección y la Alta Sastrería, lo hicieron ser reconocido por sus clientes a partir de la calidad y vuelo en la imaginación que ofrecía. En 2012 abre una Store en San Isidro, la Av. Los Conquistadores, el otrora niño de Huánuco ahora se medía de igual a igual en la misma avenida donde están las grandes marcas internacionales. Es en ese año que decide ponerse el nombre artístico como diseñador de Alta Sastrería: Daniel Vercchelli.
Su propuesta se basa en la personalización y la calidad del material, más que satisfacer un gusto, su trabajo es proponer la construcción de una expresión que componga la situación y jale sobre todo el ojo. Lo supe de inmediato cuando vi la ropa, me hacía imaginarme con esa misma ropa puesta, en una mezcla de sensación de poder y fama. Su marca se ha venido posicionando como un referente de la alta sastrería latinoamericana, que incluso el 2017, después de recorrer las principales pasarelas de moda del Perú, fue invitado a representar a Perú en Bolivia Fashion Week, en 2018 en República Dominicana Fashion Week, y en 2019 participó en el New York Fashion Week FDLA, una de las pasarelas más importantes del mundo de la moda. En agosto del 2023 fue invitado a Italia como representante de Perú en el 39.º Congreso Internacional de la World Federation of Master Tailors. Durante su viaje a Italia presentó su nueva colección “Perú elegancia para el mundo” con la visión de mostrar la materia prima peruana: el suave algodón, la lana y la fibra de alpaca. El público italiano y la crítica especializada destacaron su originalidad y elegancia. Durante el Congreso Internacional, donde fueron partícipes más de 300 maestros sastres de 34 países diferentes, Daniel Vercchelli es el primer y único representante peruano en tener el honor de ondear su bandera y ser socio activo de la WFMT. Así mismo el otrora niño de Huánuco tuvo la oportunidad de visitar las principales casas textiles italianas como Ermenegildo Zegna, Reda, Zignone, Drago entre otras.
Este 21 de noviembre se realizo el “Vercchelli Fashion Show 2024: Perú elegancia para el mundo” en el teatro municipal de Lima, dónde se mostró su colección que fue presentada en Italia.
Algo inusitado que me llamó la atención en esta última pasarela en Lima, es que Daniel se la dedicó a Dios. En una época secularizada, ese acto es una muestra de valentía en sus convicciones.