lunes, 15 abril 2024
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Dale a tu cuerpo alegrí­a: la tarea

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Existen múltiples ejercicios y tratamientos para aliviar dolencias. Una de ellas es la medicina oriental, conocimiento milenario que en el transcurso de los años, se ha venido explicando y avalando con la ciencia occidental. Impartida como especialidad a médicos occidentales en China y como carrera universitaria en Estados Unidos, Chile y otros paí­ses. Su base filosófica se centra en la observación y el conocimiento de las leyes que gobiernan el organismo y su interacción con el entorno: el medio ambiente, la sociedad y la manera en que respondemos ante cualquier situación.

Emociones como el miedo, la ansiedad, la ira y la tristeza, quebrantan nuestro equilibrio y con el tiempo,  si no son liberarlas, se alojan y manifiestan como enfermedades. Para facilitarnos la tarea de liberarnos del patrón – respuesta emocional, debemos analizar si esa forma de reaccionar es heredada. Si es así­, entonces esa emoción no es del todo nuestra, sino de ellos; fue aprendida de nuestros maestros, y como alumnos,  reaccionamos de la misma manera. Luego de identificarlos, el ejercicio curativo consiste, en sentido figurativo, deshilvanarlos y colocar esos defectos en una vasija, fuera de nuestro cuerpo. Al reconocer su existencia y la forma en que nos afectan, podemos explicarnos a nosotros y a “ellos” que los hemos perdonado por haberlos dejado entrar pero que no nos pertenecen ni cuidaremos más de ellos para que sigan su rumbo en libertad. Si nos hemos quejado de ellos, ya sea porque habitaban en nuestros tutores y nos hací­an daño o porque ahora nos estropean muchos planes, tenemos que armar una lista con las cosas admirables de quienes nos criaron. Más allá de lo material, eso maravilloso e inherente que agradaba  y que también forma parte de nosotros: ¿Quizás el amor a los demás?, ¿alguna destreza? , o ¿la capacidad de construir un hogar pese a dificultades?  El fin es rendirles honor y reconocerlas en nosotros además de potenciar las propias y con ellas disipar lo que desequilibra, con el poder que tienen las virtudes para dirigirse a otro y convencerlos de que expresándose dentro o reprimidos, no son libres.

En el momento en que sintamos que es inevitable su reaparición, una vez sabiendo que están guardados en el vasija mágica, intentaremos explicarle nuevamente a nuestra parte inconsciente (que no asimiló tan fácilmente nuestra intención) que además de saber expresarnos de la mano de los defectos, también podemos expresarnos con las virtudes y que esta vez nos tomaremos un tiempo moderado para no volver a alimentarlos, dejando  fluir a los otros (aunque no tengan la razón) y permitiéndonos buscar o armar el camino para poder fluir hasta donde podamos. La  idea es hacer que nuestro árbol genealógico (por más podado que esté) comience a brillar y a renacer desde nosotros, como un homenaje a nuestra historia. Dándole mantenimiento desde hoy, lo desconectaremos de la condena de marchitarse por desatención prolongada, pues es así­ como funcionan las enfermedades crónicas o hereditarias. No es extraño encontrar gente que vivió por años manifestando o reprimiendo sentimientos y que hoy sufren una dolencia.

Al igual que ocurre en el planeta, cuando hay sequí­a, inundación o cortamos el flujo natural de un rí­o, se afectan zonas. En el cuerpo también observamos enfermedades no solo por falta de agua, sino por mala distribución de lí­quidos. Los orientales comprenden con facilidad esto porque tienen una visión cultural más arraigada a la naturaleza y que nosotros hemos perdido con la introducción del conocimiento europeo, más apegada  a lo material, con la introducción además restricciones y tabúes, borrando lenguas,  infraestructuras y libros que hoy en dí­a se aprecian y lamentamos haber perdido. Ningún conocimiento sagrado en esencia es malo, menos si su objetivo intenta mantener el balance y la armoní­a del ecosistema con el de nuestro cuerpo y el universo. El problema es caer en la comercialización indiscriminada que degrada el objetivo.

Para ampliar:

– A. Rigol, Dr. Orlando, Manual de acupuntura y digitopuntura para el médico de familia.

– Brennan, Bárbara, Manos que curan.

– Corbera, Enric, Biodescodificación.

– Cowens, Deborah y Tom Monte, El libro práctico de la sanación.

– Hawkins, David, Dejar Ir.

– Hay, Louise, Usted Puede Sanar su vida.

– Jodorowsky, Alejandro, Psicomagia.

https://www.facebook.com/Kineporcentual/

http://www.aureliomejia.com/

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Iris Monge
Iris Monge
Columnista Contrapunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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