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Crítica y censura

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Hay conceptos que no siendo antónimos pareciera que lo fueran. Para el caso, Crítica y Censura. Mientras el CENSOR, aunque ignore totalmente el tema -y sin ofrecer soluciones- cuestiona y descalifica un suceso o una publicación, el CRÍTICO cuestiona y señala las fallas del mismo tema, pero -con seriedad intelectual- plantea soluciones, con base en sus altos conocimientos y su  trayectoria.

La pequeña gran diferencia: Censura, cuestionar por cuestionar sin aportar soluciones; y Crítica, cuestionar aportando soluciones.

En el contexto socio político actual del país, abundan las expresiones ciudadanas -inter personales o en los medios de comunicación social o en las redes sociales- que tienden a cuestionar, negativa o positivamente, el accionar político oficial.

Las variantes mencionadas de la Comunicación (Crítica y Censura) no son privativas de El Salvador; pero, en las actuales circunstancias del país por el COVID-19, han evidenciado su magnitud; y mientras algunas censuran el trabajo oficial de las Medidas de Prevención contra la Pandemia, sin ofrecer un mínimo de solución; las otras, las de sentido opuesto, critican planteando soluciones hacia el bien común. Por eso, estas cuentan con la aprobación de la mayoría del pueblo salvadoreño.

Expresiones de censura o de crítica, son realidades indiscutibles por evidentes, en el marco lamentable, triste e impredecible de la Pandemia.

Independientemente  de ideologías y de credos -y más  con sentido crítico que de censura- esta columna, durante varias décadas, siempre ha tenido claridad sobre estos conceptos, y siempre también con ánimo conciliador y no de controversia. Y hoy, de nuevo, esa es la intención.

Es indiscutible la necesidad de los pesos y contrapesos, intentando gobernabilidad. El problema es que cuando -como hoy- los cuestionamientos carecen de altura y de honestidad, es muy difícil dejarlos pasar por alto si -evidentemente- en vez de afectar al sector oficial enemigo, al que realmente perjudican y ofenden -de manera indirecta/directa- es al pueblo salvadoreño, laborioso y honesto. No se vale.

“Ver una injusticia y no combatirla es cometerla”, sentenció el poeta y patriota cubano José Martí. El aprecio personal entre ciudadanos es una cosa, la demanda de justicia por la falacia política es otra, como reza la sentencia del patriota.. Y es evidente que la población salvadoreña -con visión nueva sobre el accionar de los políticos- no acepta ya las injusticias de la politiquería, cuando se le intenta mentir o jugar con su dignidad e inteligencia, al utilizar hoy -y con arrogancia extrema- falsos argumentos y promesas, que durante sus administraciones no pudieron cumplir.

El pueblo ya tiene claros los conceptos de justicia e injusticia, de mentira y verdad, de sinceridad y demagogia, de política y politiquería…

La Pandemia es un problema integral: salud, seguridad, política, economía, cultura… pero -lamentablemente- las efectivas Medidas gubernamentales para controlarla, chocan contra el rechazo, odio personal y revanchismo de los malos políticos, quienes, en el fondo, a la que de veras perjudican es a la población salvadoreña, ávida de buena salud y bienestar integral. No se vale.

Por ello, la Asamblea Legislativa es uno de los órganos estatales acreedor del mayor rechazo de los salvadoreños, por la más evidente y bochornosa alianza entre los partidos políticos, para entorpecer los procesos contra el COVID-19, perjudicando al pueblo.  

Claras acciones políticas que el pueblo rechaza, como cuando se le subestima en su conocimiento al “denunciar” en el pleno que el Presidente amenaza con tomarse la Asamblea Legislativa con la PNC y el ejército, expresión que todo mundo -siempre atento-calificó como falsa y malintencionada ¡inaceptable!…  y así, con una serie de proyectos inviables por ahora, únicamente para potenciar el desgaste oficial y para ganar adeptos. No se vale, aunque, al revés, las argucias  al final siempre resultan certero bumerang…

Sin duda alguna, si de veras se ama a El Salvador y con todo el derecho ciudadano de opinar, hoy por hoy el éxito en la lucha contra la Pandemia será posible si, incondicionalmente, se logra un verdadero y armónico esfuerzo entre Estado-Empresa Privada- Población, cada uno desde su propia identidad.

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Renán Alcides Orellana
Renán Alcides Orellana
Académico, escritor y periodista salvadoreño. Ha publicado más de 10 libros de novelas, ensayos y poemas. Es columnista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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