Cada día que pasa, el agua limpia se vuelve más escasa en El Salvador, debido a la degradación de las zonas de recarga hídrica, los altos niveles de deforestación, la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas con todo tipo de contaminantes, la pérdida de la capacidad de regulación e infiltración de los suelos, el impacto del cambio climático, la sobreexplotación y el mal uso que se está dando al recurso. A esto se suma la poca sensibilización y coordinación que existe entre la sociedad civil, el sector público y el sector privado para promover el buen uso, la protección y conservación del agua. Adicionalmente, la demanda hídrica está aumentando de forma constante, producto del crecimiento poblacional, el desarrollo urbano y la expansión de las actividades económico-productivas del país; lo cual deriva en una importante presión por el uso del agua, llegando a causar conflictos entre los usuarios del recurso tanto a nivel urbano como rural.
Datos del Banco Mundial, la ONU y Global Water Partnership revelan que El Salvador es el país con la menor disponibilidad hídrica en Centroamérica, pues apenas cuenta con 2,876 m3 de agua por habitante al año, muy por debajo del resto de países de la región y acercándose al estrés hídrico, que es la condición que se presenta cuando el suministro de agua cae por debajo de los 1,700 m3 por persona.
Estudios recientes del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) revelan que algunos de los principales acuíferos del país, han reducido sus niveles de agua hasta en 4 metros y se proyecta que para el año 2022 el 80% del territorio enfrentará una situación de estrés hídrica, lo cual es alarmante en el país más pequeño de Centroamérica, con una población cercana a los 7 millones de personas y una fuerte presión por los recursos naturales, especialmente el agua.
La falta de acceso y la mala calidad del agua, afecta la calidad de vida, la productividad y la salud de la población; ya que las personas que no disponen de agua, tienen que dedicar un porcentaje importante de su tiempo productivo y recursos económicos para asegurar la disponibilidad de agua en sus viviendas.
Ante esta situación, se vuelve importante impulsar la buena gobernanza del agua; así como promover la réplica de buenas prácticas y tecnologías de bajo costo que permitan llevar agua limpia a las comunidades con difícil acceso al recurso, para contribuir a mejorar las condiciones de vida de la población.
Desde el año 2016, la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE) en alianza con la Global Water Partnership (GWP Centroamérica), Mexichem y el apoyo de la Embajada de Australia en México y otros cooperantes; ha venido impulsado la Cosecha de Agua Lluvia en territorios rurales con problemas de acceso al agua en El Salvador, motivando a los gobiernos locales a ser socios de la iniciativa y a las mujeres del territorio a convertirse en agentes de cambio para sus comunidades.
Esta iniciativa consiste en un innovador sistema que está compuesto por una bolsa de geomembrana de larga duración y con capacidad de almacenamiento de hasta 25,000 litros de agua lluvia, la cual luego de pasar por un proceso de filtrado casero esta apta para el consumo humano. Este sistema tiene una mayor capacidad de almacenamiento en comparación con otras iniciativas similares que se impulsan en El Salvador. Asimismo, tiene la ventaja de ser de bajo costo para que pueda ser adquirido por los gobiernos locales y familias de escasos recursos económicos en comunidades con difícil acceso al agua.
Entre el año 2017 y 2018, se instalaron 15 sistemas de cosecha de agua lluvia, beneficiando a 216 familias y una población total de 980 personas en 7 municipios del Valle del Jiboa (Departamento de San Vicente) y 2 municipios de la Región Los Nonualcos (Departamento de La Paz). El 54% de las personas beneficiadas han sido mujeres. Asimismo, en alianza con la Fundación Salvanatura, se ha instalado un sistema demostrativo en el Parque Bicentenario de San Salvador, con fines educativos.
Este modelo de gestión hídrica cuenta con reconocimiento a nivel nacional e internacional. En el 2017 fue una de las 10 iniciativas ganadoras de una convocatoria mundial realizada por Young Water Fellowship y se presentó en Bruselas. En 2018 se presentó como una alternativa de adaptación a la sequía en el 8vo Foro Mundial del agua realizado en Brasilia. En 2019 fue presentada en la V Conferencia Latinoamericana de Saneamiento (LATINOSAN), realizada en Costa Rica. Recientemente, la iniciativa recibió el Reconocimiento a las Mejores Prácticas de Uso Eficiente del Agua 2019 otorgado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador (MARN).
El apoyo y reconocimiento que ha tenido la iniciativa de cosecha de agua lluvia, pone de manifiesto su importancia y nivel de innovación para fomentar la conservación y buen uso del recurso hídrico en el ámbito nacional y local; además de reconocer la necesidad de diálogo y trabajo conjunto entre el sector público, el sector privado, la sociedad civil organizada y la población en general, para crear conciencia colectiva y movilizar recursos técnicos y económicos que permitan ejecutar acciones que aumenten la disponibilidad y calidad de este vital líquido para asegurar la vida y el desarrollo de las presentes y futuras generaciones.
En el marco del día mundial del medio ambiente, debemos ser más conscientes de que la gestión del agua es un desafío que nos compete a todas y todos para garantizar el desarrollo sostenible en El Salvador; sobre todo si queremos estar en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de manera concreta con el objetivo 6 que busca al 2030, garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible para todos.
Este sentido es importante hacer un llamado al Presidente Nayib Bukele, al Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y al resto de funcionarios nombrados para el quinquenio 2019-2024, para que realicen una gestión de puertas abiertas, fomentando el diálogo y articulación con iniciativas de la sociedad civil y el sector privado, que permitan transitar del modelo extractivista y de consumo masivo que se ha tenido en el país, hacia el desarrollo de buenas prácticas sustentables como la cosecha de aguas lluvias, para mejorar las condiciones de vida en comunidades precarias y contar con una alternativa de adaptación al cambio climático.
Los diputados y diputadas de la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático de la Asamblea Legislativa deben de retomar la discusión y aprobación de la Ley General del Agua, pues es un tema clave para el desarrollo del país. Esta ley debe reconocer el derecho humano al agua, contener un enfoque de cuenca y dar vida a un ente rector de carácter público. Asimismo, la Ley del Agua debe promover incentivos para las iniciativas de buena gestión del recurso como la cosecha de agua lluvia.
El Agua es Vida y Desarrollo ¡Cuidémosla!