Aunque así lo parezca en muchas ocasiones, especialmente en nuestra región de Latinoamérica, corrupción y política no son sinónimos. Pero cuando la corrupción carcome la política, entonces ambos conceptos se convierten en un verdadero y asqueante crimen social y colectivo.
La política es una acción noble de seres humanos que se encargan, por la entrega de los líderes, a las responsabilidades de dirigir los destinos de una nación, así como administrar sus bienes y definir las perspectivas de desarrollo y de bienestar de la sociedad.
Cualquier otra idea pudiera conducir a creer que la política debe servir a sectores particulares para sus beneficios; entonces estaríamos cayendo en corrupción, actuación que significa servirse de la voluntad popular para luego burlarse de ella.
Históricamente en El Salvador castas económicas, militares y políticas han cometido corrupción porque han aprovechado sus posición en el poder adquirido a través de la política para llegar al dominio desde las esferas de Estado para malversar sus recursos y propiedades, y a través de ellos, construir grandes emporios que se sobreponen a los intereses de toda la sociedad.
Nada puede explicar mejor los casos de corrupción, grandes y pequeños, en El Salvador, que el aprovechamiento de ciertos funcionarios de sus posiciones para malversar y robarse los bienes a través de diversas formas: evadiendo impuestos, despilfarrando los dineros públicos, beneficiando a amigos y familiares, y lo más descarado: el robo de los Tesoros Públicos.
Así las cosas, podíamos decir que, en la mayoría de casos, no hay emporio oligárquico que no se haya hecho gigante sin haber cometido ilegalidades, desde posiciones de gobierno o habiendo sido beneficiados por los gobiernos, incluyendo poniendo y quitando leyes a su mejor conveniencia y beneficio.
Es hora que en El Salvador la sociedad luche para que la política se adecente y sirva para lo que originalmente ha sido fue creada, que es servir desinteresadamente a la sociedad, en su bienestar diario y en su perspectiva de lograr mejores niveles de seguridad y desarrollo.