domingo, 5 mayo 2024

Corrupción y polí­tica no son sinónimos

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Es hora que en El Salvador la sociedad luche para que la polí­tica se adecente y sirva para lo que originalmente ha sido fue creada, que es servir desinteresadamente a la sociedad

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Aunque así­ lo parezca en muchas ocasiones, especialmente en nuestra región de Latinoamérica, corrupción y polí­tica no son sinónimos. Pero cuando la corrupción carcome la polí­tica, entonces ambos conceptos se convierten en un verdadero y asqueante crimen social y colectivo.

La polí­tica es una acción noble de seres humanos que se encargan, por la entrega de los lí­deres, a las responsabilidades de dirigir los destinos de una nación, así­ como administrar sus bienes y definir las perspectivas de desarrollo y de bienestar de la sociedad.

Cualquier otra idea pudiera conducir a creer que la polí­tica debe servir a sectores particulares para sus beneficios; entonces estarí­amos cayendo en corrupción, actuación que significa servirse de la voluntad popular para luego burlarse de ella.

Históricamente en El Salvador castas económicas, militares y polí­ticas han cometido corrupción porque han aprovechado sus posición en el poder adquirido a través de la polí­tica para llegar al dominio desde las esferas de Estado para malversar sus recursos y propiedades, y a través de ellos, construir grandes emporios que se sobreponen a los intereses de toda la sociedad.

Nada puede explicar mejor los casos de corrupción, grandes y pequeños, en El Salvador, que el aprovechamiento de ciertos funcionarios de sus posiciones para malversar y robarse los  bienes a través de diversas formas: evadiendo impuestos, despilfarrando los dineros públicos, beneficiando a amigos y familiares, y lo más descarado: el robo de los Tesoros Públicos.

Así­ las cosas, podí­amos decir que, en la mayorí­a de casos, no hay emporio oligárquico que no se haya hecho gigante sin haber cometido ilegalidades, desde posiciones de gobierno o habiendo sido beneficiados por los gobiernos, incluyendo poniendo y quitando leyes a su mejor conveniencia y beneficio.

Es hora que en El Salvador la sociedad luche para que la polí­tica se adecente y sirva para lo que originalmente ha sido fue creada, que es servir desinteresadamente a la sociedad, en su bienestar diario y en su perspectiva de lograr mejores niveles de seguridad y desarrollo.

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Nota de la Redacción de Diario Digital ContraPunto
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