Según las guías turísticas, la estatua está ubicada a 666 metros sobre el nivel del mar. Fue construida por el escultor madrileño Ricardo Bellver en 1877, inspirada en los versos de “El paraíso perdido” de John Milton:
Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado.
Canto I de El paraíso perdido.
La particularidad de esta escultura, unida a la creencia popular que cree que se trata de una suerte de «homenaje» a Lucifer, al mal, o a lo herético, ha despertado la imaginación de muchos aficionados al esoterismo.
Muchas personas creen que este es el único monumento en el mundo alusivo al Ángel Caído, pero esto no es así, pues en la ciudad de Turín (Italia) existe una escultura de Lucifer en la cima del Monumento al Traforo del Frejus, y en Tandapi (Quito, Ecuador) la obra titulada El poder brutal representa la cara del Diablo.