Por Nelson López Rojas
“Lo logré” dicen mis estudiantes al graduarse. ¿Lograste qué, maje? En todo caso quienes lo lograron fueron tus padres al pagar las onerosas mensualidades aunado con el deficiente sistema que te permite graduarte sin esfuerzo. ¿Querés un premio a tu mediocridad? Nuestro sistema educativo ha estado en crisis por mucho tiempo a tal punto que se ha llegado a pervertir.
Partamos de la idea de que la educación se divide principalmente en dos: la educación formal y la no formal. La primera se refiere al hecho cronológico de ir a una institución desde kinder hasta la universidad; el segundo tipo de educación es toda actividad de la sociedad civil que facilita el aprendizaje ya sea oficial o no. También existe la educación informal que es la que rige la interacción de padres-hijos, de amigos, vecinos etc. que forjan el carácter de un individuo.
La educación en cualquiera de las tres formas descritas arriba ha estado en crisis por mucho tiempo. Si no se nos educa para esperar a que los peatones crucen la calle mientras el semáforo está en rojo, o que estos esperen su turno para cruzarse nos será mucho más difícil acatar normas en la educación formal. La gente no es estúpida y saben que si botan basura desde el bus se van a tapar los tragantes en esta época de lluvias. Lo saben. Pero no se les ha inculcado valores en la educación primera en el hogar, el respeto hacia los demás, la empatía para los que viven en zonas de vulnerabilidad. Los conductores no son personas sin razón cuando conducen en el lado izquierdo en una carretera, ¡son simplemente producto de una educación vial ineficiente! Si ya pagó los aranceles para el examen, ya tiene su licencia para conducir. Felicidades.
La educación está pervertida y nadie ha tenido el tesón de hacer una reforma educativa que nos beneficie a todos. Aquí se aprende a la brava, a como dé lugar. En las ciudades no hay innovación educativa ni mucho menos innovación tecnológica, ¡imagínense en las zonas rurales!
Los colegios y universidades privadas promueven la mediocridad que se arrastra de un sistema educativo mediocre porque si se exige, se corren a los estudiantes y el pobre colegio necesita alumnitos para sobrevivir. Me sorprende que en pleno siglo 21 haya instituciones educativas que requieran una solicitud en papel, en triplicado, para realizar algún trámite.
Ayer, mientras analizaba la desesperación de los conductores en el tráfico de San Salvador, escuché en la radio el anuncio de una universidad que, entre una de sus virtudes, señalaba que tenía docentes altamente capacitados. Esta última frase es la que se quedó conmigo e inmediatamente les dije ¡mentirosos!
Primero lo primero: las capacitaciones en El Salvador se hacen, por una gran mayoría, para obtener un diploma de participación, no para aprender. Y el estar en una capacitación no es garantía de ser capacitado en un área específica. Entendamos que es un problema cultural, un problema de café y refrigerio… y la ausencia de estos nos da la explicación del porqué las capacitaciones en línea tienen tan baja participación.
De la misma forma que un joven toma clases nada más para pasar un curso, un licenciado estudia un posgrado para que le digan “maestro” o “doctor”. Hablo con propiedad: he dado capacitaciones a maestros, clases de licenciatura, maestría y doctorado en diversas universidades del país y el interés que muestran los participantes es efímero.
En los colegios y escuelas los maestros dan clases, muchas veces, porque es lo más fácil, porque no les salió el otro trabajo que querían. Hay que ser realistas, no todo aquel que da clases trae para ser maestro. Sé de muchos que trabajan con párvulos y detestan a los niños; trabajan en bachillerato y no entienden a los adolescentes; o los que trabajan en las universidades mientras les sale plaza en algún lugar donde les paguen mejor.
El interés de las universidades y colegios privados radica en atraer al mayor número de estudiantes posible para obtener un lucro. Una vez dentro, los estudiantes deben tomar un curso de nuevo ingreso que es opcional, pero que no es opcional pagarlo. No hay un proceso de selección y, si los hay, son meramente de trámite. No hay un proceso para ganarse un espacio en una institución equis, ni las instituciones se esmeran por ser las mejores. En Estados Unidos, los estudiantes se esfuerzan para obtener un puesto en universidades de renombre. ¡Y todas las universidades, hasta la peorcita, requieren un proceso de selección! Los mejores estudiantes van a las mejores universidades y, los que no, terminan en la University of Phoenix. Si en El Salvador hubiera un proceso de selección, tendríamos universidades competitivas, en menor número y de mejor calidad.
Los gastos dentro de las universidades es otro tema que debe tratarse con seriedad. Hay aranceles para todo y que muchas veces el estudiante lo paga porque de lo contrario aplaza la materia en curso: gastos de examen diferido, gastos de constancia de notas, gastos de carné y gastos de administración. Si el estudiante no se aplicó y está a punto de reprobar el curso, ¡no se preocupen! Por una pequeña retribución económica a la universidad, su deficiencia intelectual se arregla.
El pago de los que trabajan en educación es pésimo y si se es hora/clase mucho más. Y los educandos lo saben. Saben que el hora/clase no puede exigirles mucho porque si se quejan el pobre manodeobra no tendrá grupo en el semestre posterior. Las universidades no exigen calidad de parte de los docentes, exigen que en las evaluaciones se saque arriba del 80% como evidencia que son buenos maestros. Es un concurso de popularidad y no de calidad.
La perversión de la educación ha sido intencional. ¿Se necesitan 50 graduados de relaciones internacionales? ¿200 de derecho? ¿400 de periodismo? ¿Tanto tiempo en la universidad para terminar en un Call Center? Es momento de repensar el quehacer educativo en el país, de rever los contenidos de los programas, de instruir a los menores en algún oficio, de enseñarles a los jóvenes la diferencia de una tarjeta de débito y de crédito, de resaltar la importancia de la literatura y de las matemáticas en el ser humano. Una vez comencemos una reforma educativa integral -desde el hogar, desde la educación vial- habremos comenzado a caminar hacia el futuro.
¡ Touche!
El colmo es en la UES en donde los profesores eligen a sus jefes. El jefe queda comprometido a no exigir a los profesores y estos a seguir reeligiendolo. Los profesores no imparten bien las clases y los alumnos no reclaman a cambio de que les apruebe la asignatura. Es el subdesarrollo en su pureza total.