Por Gabriel Otero.
Disculpe usted perdone, no resistí la tentación para llegar a lo abominable de robar lo que es gratuito y es suyo, ese tenue límite entre la ética y la bastardía intelectual.
Sus palabras me dijeron tanto: “…Y nacieron caínes y abeles, dualidades imposibles alojadas en los reductos del estómago o el corazón, rostros conocidos en el reflejo, imágenes usuales de la página roja. No hay maldad más la que surge de uno mismo, el yo en el espejo de los otros, la maldita manía de exterminarse sin miramientos, la terquedad de hacerle daño al semejante”. “…..las debilidades corpóreas impuestas en los genes, las mujeres pescaron de Eva sus desbarajustes hormonales, los humores cambiantes, la importancia de ejercitar la lengua como medio de comunicarse…” (1)
Me identifiqué porque usted supo desgajar la esencia del ser humano en tres párrafos y me sentí Eva en el paraíso o una Eva moderna con toda y la sinfonía de hormonas esquizofrénicas que me causaron escribir estos versos:
“Llevo la sangre mixta.
Cambiante como el aire.
Una combinación de seres y sales de puras esencias impuras.
El recuerdo de días intensos que fácilmente puedo expresarlos sin tapujos,
de corrido, como escupiendo la memoria por las arterias de la voz.
Disparidad mezclada en ambos extremos universales de un ser, el mío.
Ser lo que no soy cuando no soy lo que puedo ser. Fusión de átomos y géneros.
Y nacieron Caínes y Abeles,
dualidades imposibles alojadas en las entrañas del estómago o el corazón,
rostros conocidos en el reflejo,
imágenes usuales de la nota roja,
y morada color arcoíris cabra.
No hay maldad más la que surge de uno mismo,
el yo en el espejo de los otros, la maldita manía de exterminarse sin contemplaciones,
la terquedad de hacerle daño al semejante.
Herencias débiles impuestas en los genes.
Las mujeres cazaron de su madre, Eva, sus desbarajustes hormonales,
los humores cambiantes,
la importancia de ejercitar la lengua como medio conexión escrita de tinta invisible,
con la comunicación.
Vulnerables espíritus. Enigmas en lenguas y letras de manos mudas.” (2)
Entonces los publiqué en mi blog, feliz, me sentí diosa de mis dualidades, creadora de mis fusiones, en mi olimpo personal creí por un momento que los versos eran míos, cambié un par de verbos y una que otra palabreja y me regodeé en mi península escudándome en un sol infinito que brillará más allá, cuando yo ya no esté aquí.
Y de no ser por otra lectora suya, española, que reconoció una parte de sus palabras de cíclope (3), yo no sería una plagiaria confesa.
Imagínese qué precisión de los millones de blogs que hay en la red, esa “mujer de melena oscura”, como la llamé, supo allanar la intimidad de mi monólogo, porque soy de aquellas aprendices que considera no publicables sus balbuceos poéticos y aún así los publico, yo me defendí alegando que las ideas son de todos y de nadie y que todo escrito se alimenta de otro que lo precede, yo sólo tomé doce versos suyos de los treintaiuno que tiene mi poema en su versión original.
Decidí escribirle con la espada escondida en la espalda en un intento por seducir su ego, crucifíqueme si lo desea, conviértame en víctima por mi disfrazada sinceridad, despedáceme en la piedra de los sacrificios de Caín mientras espero un citatorio de los juzgados de Baja California porque sé que usted ya me ubicó entre un mar de heno.
(1) “Eva y el pecado original”, de la Columna Palabra de Cíclope, Gabriel Otero, artículo publicado en:
-Diario Co Latino, San Salvador, El Salvador, 2 de diciembre de 2008
http://www.diariocolatino.com/es/20081202/articulos/61369/?&menu
-Caleidoscopio Nocturno, México D.F., 2 de diciembre de 2008
http://caleidoscopionocturno.blogspot.com/2008/12/eva-y-el-pecado-original.html
-El Porta(l)voz, publicado con el nombre de “Palabra de Cíclope II”, Madrid, 23 de marzo de 2009
http://www.elportalvoz.com/index.php?option=com_content&view=article&id=67&catid=4&Itemid=101
(2) No se trata de incrementar las visitas al blog de una plagiaria que se esconde en el nick de “Sol Infinito”, http://meiluminodeinfinito.blogspot.com/2009/08/dualidades.html aunque sé que esto sucederá inevitablemente. Tampoco debe atribuírsele a ésta la versificación de unas palabras, que fueron escritas en forma de artículo pero que las trabajé técnicamente como si fuesen versos, eso es obvio para cualquier poeta. El agravio no sólo es para el plagiado, también lo es para los medios electrónicos e impresos en los que se publicó el artículo, y por supuesto, para sus lectores.
(3) A esta mujer nunca sabré como agradecerle su memoria y, sobre todo, su lectura, ella detectó el plagio. Uno nunca sabe quién lo lee, les agradezco a todos su mirada y los tres minutos que se toman en leer cada Palabra de Cíclope, eso es gratificante en extremo y es lo único que puede borrar “este amargo sabor de ceniza en la boca”, colofón textual y críptico, de Mario Vargas Llosa en el artículo “Entre tocayos” (Revista Vuelta No 92, México D.F., 1984) con el que puso punto final a la polémica con Mario Benedetti.