Luego de leer el artículo “No se vale hacer trampa” de Jonathan Smith, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas y Salud Global de la Universidad de Yale, y de valorar el material audiovisual del prestigioso matemático de la Universidad de Colima Carlos Hernández “qué pequeño es el mundo” se me ocurrió pensar o proponer una idea sobre “cadenas de contagio”.
La idea es responder a tres preguntas muy sencillas: 1) ¿Con cuántas personas te has reunido hoy?; 2) ¿Qué núcleos representan esas personas?; y 3) ¿A cuántos lugares fuiste hoy? Digamos que en tu oficina hay 5 personas, que representan a 5 núcleos familiares, en teoría tu relación de contactos podría ser entre 20 y 25 personas; pero, además, pasaste a la tienda y luego a la gasolinera ¿cuántas personas crees que fueron a esa tienda y a esa gasolinera ese día? Digamos que unas 100 a la tienda y unas 500, es decir tu relación de contacto se elevó; por tu oficina tenías 25 contactos, por la tienda 500 y por la gasolinera 2,500. Tu día tuvo una cadena de contagio equivalente a 3,025 personas.
Si a este dato le incorporamos la teoría de la probabilidad como fenómeno aleatorio, la teoría de “seis grados de separación”, el teorema de Bayes, el dilema de prisionero o de teoría de juegos o el parámetro o número reproductor básico de dinamismo y velocidad de contagio “R0” (erre sub cero), podemos diseñar escenarios sorprendentes para explicar por qué el contagio sigue elevado en muchos países.
Pero ¿qué tal si tu regulas tu cadena de contagio analizando y disminuyendo tu relación de contactos diarios?; te distancias con disciplina de los compañeros de tu oficina y planificas mejor tu agenda para evitar ir a muchos lugares el mismo día.
Considerando el ejemplo anterior, de las 5 personas que trabajan en tu oficina hoy aíslas a 3, mantienes relación con 2, tu relación de contacto se reduce inmediatamente de 25 a 10, y sólo vas hoy a la tienda y dejas de ir a la gasolinera, mantienes los 500 de la tienda y eliminas los 2,500 de la gasolinera. Tu escenario cambió radicalmente de 3,025 contactos a 510 contactos y has disminuido al 16% las posibilidades de infectarte.
Detrás del COVID19 hay una “matemática social de contagio”, basada en tres clases de sujetos: Susceptibles (S), las personas que podrían infectarse; Infectados (I), aquellos que ya han sido infectados; y Recuperados (R); a esto los epidemiólogos y matemáticos le llaman el modelo SIR creado en 1927 por Kermack–McKendrick. Si cada infectado no infecta al menos a otra persona, la propagación de la epidemia se detiene por sí sola. La enfermedad crece exponencialmente si, por el contrario, R0 es mayor que 1, estamos en presencia de un principio epidémico.
Al día de hoy, la tasa de contagio en El Salvador es aproximadamente de 147 (cantidad de infectados por 100,000 habitantes) y según diversos informes técnicos el número reproductor básico de contagio R0 en El Salvador podría estar en 1.2; y sabemos que cerca del 60% de los contagiados son asintomáticos (contagian sin saber que están contagiando). Esto significa que hay muchísimas probabilidades de contagio…
Usted controla su micro mundo familiar con bio-seguridad, pero no sabe qué hacen sus compañeros de oficina o empleados de tiendas y gasolineras; ¿desinfectan todo lo que ingresa a su casa?, ¿se desinfectan las manos cada vez que reciben dinero o toman un objeto?, no lo sabemos; y es posible que no tengan esa exigente disciplina sanitaria que demanda esta epidemia.
Lo mejor que puede hacer es reducir su cadena de contagio y su relación de contactos a la mínima expresión…