En esta hora oscura de la política salvadoreña, es fácil distraerse y dedicar tiempo a cuestiones que no son las que realmente importan. Cuando en lo que va de octubre las cifras de muertos diarios oscila entre los 10 y 29, no hay duda, es obvio, uno de los principales problemas del país es la delincuencia, la inseguridad.
El Salvador no podrá tener seguridad sin desarrollo y no podrá tener desarrollo sin seguridad. Hay que hacer un esfuerzo nacional para resolver el problema de la seguridad, con la claridad que la crisis actual no tiene una solución inmediata, el principio de salida supone un esfuerzo en que participen todos los sectores, la seguridad no tiene ideología, más allá de la pertenencia política a uno u otro sector, el objetivo final tiene que ser la defensa de la vida, de los salvadoreños. La solución es de largo plazo y seguramente habrá que hacer mucho más esfuerzos antes de ver los resultados que todos anhelamos.
La economía es otra gran preocupación, hay que hacer propuestas para sacar a la economía de la trampa de bajo crecimiento en la que se encuentra desde hace dos décadas, El Salvador tiene 10 años de ser el país que menos crece en Centroamérica. Es cierto hay que hacer crecer la economía pero este crecimiento si no es inclusivo y equitativo, no sirve, conviene mejor hablar de Desarrollo Económico Social.
Un mayor crecimiento es una condición necesaria pero no suficiente. Desarrollo significa crear riqueza y repetirla equitativamente a fin de conseguir el bienestar económico y social de la población. Ya es tiempo de transformar la realidad económica del país generado las capacidades de la economía real: hay que avanzar en la recuperación de la agricultura y establecer cuál será la ruta crítica para insertar a la industria salvadoreña en las cadenas internacionales de valor en el marco de la cuarta revolución industrial.
La pobreza, la exclusión social y la desigualdad económica son los problemas estructurales del país. El martes recién pasado, se celebró Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, definitivamente hay que poner fin a las carencias que tienen las personas en todas sus formas, los ingresos y salarios reales de los salvadoreños deben aumentar pero hay que tomar en cuenta que la pobreza no es solamente la falta de ingresos. Se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además de bajos ingresos, la falta de otras capacidades básicas para vivir con dignidad.
El país vive un período electoral, es el momento adecuado para trabajar, en promover un debate serio, responsable, sobre las alternativas para sacar adelante a El Salvador por el sendero del Desarrollo Económico Social. Toca hoy, a las organizaciones de la sociedad civil, organizar Foros de Discusión para trazar estrategias de país. Pues hoy no se dispone de espacios plurales en donde de forma ordenada y sistemática se convoque, elabore y proyecten ejes estratégicos sobre los cuales buscar un acuerdo nacional para El Salvador.