Por Francisco Martínez
Se cumplen 4 años de gobierno del Presidente Nayib Bukele y su popularidad se mantiene alta, 8 o 9 de cada 10 salvadoreños aprueba su gestión (depende quien presente el estudio), con éxitos inobjetables en los temas de mayor sensibilidad para las mayorías: control de la delincuencia pandilleril, recuperación de los territorios y mayor seguridad pública; gestión proactiva y eficaz ante la pandemia de La COVID 19; mejoras en la atención de salud; mejora del sistema educativo nacional (primaria y educación media); mayor inversión pública; gestión innovadora para mejorar las finanzas públicas; reposicionamiento de la marca país, mediante “surf city” como programa bandera de promoción ante el turismo internacional.
Al hacer un recuento de logros, no debe olvidarse que los primeros 23 meses de su gestión, Bukele los libró en minoría político-institucional y sin la colaboración que plantea la Constitución de los otros Órganos de Estado (Art. 86 Cn.); recuérdese que de los 84 diputados electos en 2018, sólo 11 y quizá hasta 15 se consideraban aliados suyos (10 de GANA; 1 de CD; y otros según circunstancias y temas de PCN-PDC o disidentes de ARENA), el resto eran oposición férrea y enfermiza (37 ARENA; 23 FMLN; 9 PCN; 3 PDC; y, 1 No partidario), en ese juego de poder, esas mayorías antibukele, se habían repartido las instituciones, eligiendo, a conveniencia, los funcionarios de segundo grado: los 5 Magistrados (propietarios y suplentes) de la Corte Suprema de Justicia incluido su Presidente para el período, el Fiscal General de la República (a quién se impugnó su elección por clara militancia y participación activa en campaña electoral partidaria con ARENA), el Presidente y Magistrados de la Corte de cuentas, el Procurador de Derechos Humanos (impugnada su elección por ser militante y financista del FMLN), la Procuraduría General de la República.
Llevar adelante la Presidencia de la República en esos 23 meses se volvió una rutina azarosa, con una Asamblea que constantemente interfería en funciones propias del ejecutivo; y que reiteradamente obstruía la ejecución de los planes que este impulsaba, especialmente el Plan Control Territorial. Que interpeló ministros; que consideró la posibilidad de destituir a Bukele.
En los últimos años, el gobierno de Bukele se ha distanciado de la política internacional de Estados Unidos; se ha diferenciado en Naciones Unidas en votaciones como la condena a Rusia por la guerra de invasión a Ucrania; ha buscado nuevas relaciones que posicionen los intereses de El Salvado, así, la apertura de embajadas y consulados en África y en Asia; consolidar relaciones con China y participar en los foros continentales desde la agenda nacional, son muestra de esa búsqueda de autodeterminación.
Lograr lo impensable, hacer lo inimaginable, es lo que define a Bukele, formó una organización política en pocos días; superó los múltiples obstáculos a su candidatura presidencial en 2018-2019; derrotó al conjunto de las viejas formaciones de la partidocracia corrupta e ineficaz del Ancien Régime; impuso su política de salud provida y gestionó eficazmente la pandemia de la COVID 19 y lideró acertadamente la salida de esta; pagó los compromisos por vencer de la deuda externa; ha recuperado los territorios y controlado la acción terrorista de las pandillas; forjó una mayoría institucional con clara idea política de construir un nuevo país. Está asentando una nueva hegemonía en la política nacional.
Bukele, ha redimensionado el papel del Estado en la vida pública, ha sacado a la mesa lo que se puede hacer con una institucionalidad pública centrada en las personas. En pandemia, atención médica, medicinas, seguimiento ambulatorio de pacientes, vacunas para todos; no hubiera sido posible con ARENA ni con el FMLN. Laptops, tablets, para estudiantes de las escuelas públicas; frente al terrorismo de las pandillas, juntar y alinear la fuerza del Estado para declararles la guerra y derrotarla. Hechos igualmente imposible con los viejos partidos.
Bukele ha mostrado para que sirve tener las mayorías institucionales y ponerlas en función de programas de beneficio a las personas, para ejercer mejor la función del gobierno. Sin esas mayorías no se hubiera podido lanzar la guerra a las pandillas, que ha permitido el Régimen de Excepción. Esas mayorías son necesarias para cambiar el país.
No en vano, mayoritariamente la gente asume con esperanza el futuro, sobre la base de que Nayib Bukele seguirá al frente del gobierno por los siguientes 5 años.
Los retos inmediatos están en consolidar los logros en la guerra contra las pandillas, reactivar esos territorios y habilitar y cohesionar el tejido social-económico de esas comunidades.
En el mediano plazo, avanzar a un nivel de desarrollo humano alto sostenido, planteándose el reto nacional de lograr para 2030 un indicador mayor a 0.71, (en 2010 era de 0.659 y en 2021 era de 0.675) eso significa superar la marginación y exclusión estructural de las mayorías populares, e implicaría:
• Que la población tenga acceso universal a servicios sociales básicos (educación, salud, viviendas, agua y saneamiento, espacios públicos, zonas de recreo)
• Cohesionar el tejido social y reducir las brechas estructurales
• Mayor equidad en el ingreso (reforma del Estado y reforma fiscal)
• Crecimiento económico sostenible, que implique
– Desarrollo urbano, y
– Desarrollo rural
• Aprovechamiento de las potencialidades del territorio mediante su ordenamiento planificación y desarrollo e integración de los espacios municipales.
• Reducir las vulnerabilidades y gestionar los riesgos
• Facilitar y potenciar la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones
Estamos a 6 meses de que Bukele cese en el desempeño de la presidencia, y se convierta en “Presidente en Licencia”, para cumplir el requisito que señala el Artículo 152 ordinal primero, de no desempeñar la Presidencia de la República seis meses antes del inicio del período presidencial, y poder ser el “Candidato Presidencial”, conforme la Sentencia 1-2021 Pérdida de derechos de ciudadanía, de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
Con base a los estudios de opinión, lo más seguro es que Bukele gane ampliamente las elecciones presidenciales y sea Presidente de la República para el periodo del 1-06-2024 al 31-05-2029, pero, para avanzar en la ejecución de su proyecto de un nuevo país, ese triunfo necesita que la población le revalide las mayorías legislativas y locales.