La crisis de las propuestas de nuestros políticos, cuando las hay, en la actual campaña electoral
Parece que a El Salvador solo lo sacará de su profunda crisis la lectura de la Biblia o la pena de muerte. Así de extremos somos los salvadoreños y la compra-venta de la oferta política en la proximidad de los primeros veinte años del siglo XXI, la cual sería la misma de la Santa Inquisición, remontándonos al siglo XV o el XVI.
Después de la anterior analogía entiendo mejor el pensamiento salvadoreño contemporáneo, porque mientras unos miran hacia el futuro, otros no pueden dar un paso más porque están amarrados a las profundas raíces de sus ideas prosaicas y algunos tristemente afectados o lobotomizados sin importar la edad. En síntesis, ese pensamiento salvadoreño no es un pensamiento subdesarrollado, realmente es arcaico.
Cuesta creer que muchos de los candidatos a diputados, en lugar de presentar ideas sociopolíticas que beneficien al país, pidan romper con el estado laico que manda la Constitución y promuevan la lectura de la Biblia, y no está mal que se promueva la lectura de un libro si se promoviera la lectura en general, a lo mejor acompañado de un discurso como fenómeno de transformación social y libertad —real— del individuo…
La primera idea que se me viene, en especial cuando un candidato va con la bandera de la moralidad por delante, es que debo sospechar a todas luces de la moralidad de ese sujeto. Trataré de explicarme mejor para no herir susceptibilidades. Se supone que todo candidato a la Asamblea debe tener un alto liderazgo, capacidades de negociación, sentido de la libertad y el respeto… se supone. Entonces, ¿qué hace creer a un candidato que lo votaré por su moralidad cuando está demostrada porque se ha presentado como uno de los mejores salvadoreños? O nos está vendiendo una imagen de lo que no es o está tomando distancia de los políticos inmorales que ya están en el congreso.
También me cuesta creer que todavía exista un político que vaya con la bandera de la pena de muerte cuando conoce los bajos momentos que viven los sistemas de seguridad y justicia de El Salvador, y el enorme descrédito que atraviesa la PNC por crímenes internos e incriminación de personas inocentes.
Tampoco les voy a poner agenda, pero en otras latitudes más desarrolladas, tanto en la reivindicación de los derechos básicos y sagrados como la salud, educación y seguridad, se habla principalmente de la reivindicación de las minorías, el derecho al matrimonio igualitario —otra enorme deuda de este país pobre de pensamiento en el que hace un par de días un diputado que ha mostrado de carencia de tolerancia al llegar armado al mismo congreso pide blindar el matrimonio entre hombre y mujer así nacidos —, el aborto terapéutico y la legalización de las drogas recreativas. Todo lo anterior le sonará una locura a las mentes cavernícolas de la gran mayoría de políticos, muchos de ellos cobrando jugosos bonos que salen de los bolsillos de los contribuyentes de un país cada vez más hundido en las desigualdades.
Cuesta creer que en una nación en la cual la mayor parte de la población es femenina, el Estado y los legisladores —y legisladoras— sigan tomando decisiones por la salud reproductiva de las mujeres, soslayando el derecho a la decisión civil de los sujetos. Cuesta creer que pongan por encima de la reivindicación de los derechos de las personas a elegir cuando en sus círculos íntimos, grupos de amigos, familiares y hasta compañeros de partido, hay personas con una orientación sexual distinta o han consumido abiertamente una droga recreativa como la marihuana.
Sé que puse el listón muy alto y lo bajaré a dos valoraciones en las que después de un par de sondeos muestran que ni en apartados tan básicos hay propuestas: la cultura y el deporte.
Hace una semana, en mi cuenta de Twitter, hice dos encuestas sobre propuestas de cultura y deportes. Las preguntas fueron estas:
¿Conoces alguna propuesta interesante en el ámbito cultural de parte de algún candidato a diputado o alcalde?
¿Conoces alguna propuesta interesante en el ámbito deportivo de parte de algún candidato a diputado o alcalde?
Y las respuestas fueron estas:
A la primera sobre el ámbito cultural, con 24 votos, el 88 % dijo que no. El 8 % que conoce alguna propuesta de diputado, y un 4 % de alcalde. El sí, fue un 0 %.
En cuanto al deporte, el 93 % dijo que no y el 7 % que conoce alguna propuesta de candidato a diputado. El sí, también fue un 0 %.
La deuda de propuestas de los políticos es tan grande que no se mira que este país vaya a despertar del sueño eterno del fracaso social en el que nos han hundido.
Adiós siglo XXI, bienvenidos a El Salvador.