Por Ernesto Panamá
Últimamente escucho repetir que los países capitalistas son los que progresan, y las dictaduras socialistas las que han fracasado. Esto fue verdad, pero actualmente quienes repiten esta letanía, viven en el pasado negándose a ver la realidad. Al mencionar a los países capitalistas estas personas se refieren a los gobiernos occidentales, los que lideraron el desarrollo del mundo, pero la realidad actual es diferente, el trabajo conjunto de gobiernos honestos, empresarios y trabajadores, es la fórmula del progreso.
Perdido su liderazgo debido al endeudamiento gubernamental, superior al 100 % de sus productos internos brutos con la banca central, occidente insiste en imponer su sistema al resto del mundo, pero la resistencia crece al conocerse que el endeudamiento priva de independencia y soberanía. Es entonces que Occidente recurre a las sanciones económicas. Los gobiernos occidentales cayeron en manos de quienes manejan la moneda, sobre endeudando sus naciones, aumentando el gasto burocrático y el gasto en armas financiado con la impresión de dólares y euros, aprobados por la Banca Central; sabiendo sus propietarios y funcionarios que esta deuda les enriquece, y garantiza el control de los gobiernos de naciones endeudadas.
Quienes dicen representar la democracia, son políticos y empresarios, quiénes por unos dólares más, se olvidaron de las privaciones de libertad en China y la convirtieron en la potencia económica, comercial y militar que es hoy. Se equivocaron, pero sus bolsillos están repletos de dinero. Antes derribaron el gobierno soviético, pero no lograron controlarlo y ahora Rusia posee una deuda reducida, moneda respaldada por oro, ha desarrollado su productividad e industria bélica.
He de afirmar que el modelo democrático imperate en EE. UU. en la elección del 2020 es ejemplar es una falsedad, son las corporaciones bancaria y armamentista y no el pueblo quiénes eligen y dirigen el gobierno.
El sistema del partido comunista, no se criticó cuando de ganar dinero se trataba. El partido comunista redirigió su viejo sistema hacia un capitalismo moderado, necesario para elevar el nivel de vida de la población más grande del mundo, que se espera supere económicamente al de Estados Unidos.
Condenar regímenes, estigmatizar naciones, declararlas enemigos hoy, después de haberse enriquecido, resulta hipócrita, cobarde; y esperar que esos errores los pague el mundo con una guerra nuclear limitada, es condenable desde todo punto de vista. Las economías occidentales están en recesión, el capitalismo de endeudamiento, la impresión de moneda, son causas de su debacle. Empeoran el panorama la expansión de la OTAN, la intervención militar especial de Rusia y las sanciones comerciales, que elevan precios de energéticos, materias primas y alimentos.
La banca central no controlará la inflación, la desaceleración comercial de los Estados Unidos ha comenzado y la de los países europeos será peor.
El modelo de desarrollo capitalista ha fracasado.
Ante esta realidad, la banca mundial deciden abandonar el capitalismo e impone más sanciones. La “cuna del capitalismo” EE. UU. propone a poner fijar precio máximo al barril de petróleo.
No es propuesta de Lenin, ni Stalin, es de la secretaria del tesoro norteamericano Janet Yellen, apoyada por el presidente Biden, y el presidente de Francia pide extender el control de precios a la OPEP.
Ante esto, hablar de lo que fue como que es el presente es un error. Enterarse del mundo en que vives, no es obligación, pero evita hacer el ridículo.
Ignorar que el establecimiento de un gobierno mundial tiene como objetivo dictar ordenes, someter a naciones a la voluntad de quiénes manejan la masa monetaria, no es teoría especulativa.
Las familias dueñas de la Banca Central, saben que su sistema está siendo rechazado, esto los obliga a aplicar medidas que causan muerte, destrucción, los ucranianos son los primeros sacrificados y me atrevo a prever la guerra nuclear limitada que, primeramente, afectará a los ingleses, no a los EE. UU. igual los efectos económicos afectan a los europeos y no a los norteamericanos.
La locura ruso-fóbica y chino-fóbica debe terminar o millones de inocentes se sacrificarán, para beneficio de unos pocos y a esto se le conoce como dictadura.
Todos vivimos en el planeta y el egoísmo de unos pocos, no debe llevar a la muerte a millones de inocentes.