Las lecciones que nos deja el crash de esta criptobolsa no son nuevas ni polémicas. Las entidades que operen como bancos deben ser reguladas como tales, o cerrarse.
De los fiascos de Siria y Afganistán al Brexit y la cada vez más profunda polarización y parálisis en Estados Unidos y Europa (que además tiene una dependencia insalvable de la energía rusa), hay abundantes razones por las que el presidente ruso Vladímir Putin puede haber decidido que era el momento de atacar.