Por Mario Mejía.
El arte surge espontáneamente en la humanidad, nace íntimamente ligado a la necesidad del humano por explicar su propia esencia y el entorno que le rodea, nace íntimamente ligado al pensamiento mágico religioso. Pero con el correr de los siglos, los gobernantes tribales empiezan a impulsar deliberadamente el arte, pero no era visto como tal, sino como un expresión divina. Posteriormente imperios y Estados modernos también dan impulso al arte. La capacidad del ser humano para crear arte proviene de su diseño genético evolutivo, en otras palabras, es la configuración genética peculiar de la especie homo sapiens, lo que hace que dicha especie tenga miembros capaces de crear arte.
Nuestra capacidad de sentir placer a través del sonido, hizo posible el aparecimiento de la música, el canto y la literatura oral. La capacidad de sentir placer a través de la vista hizo posible el aparecimiento de la pintura y de la escultura. La capacidad de crear ficción, hizo posible tener la imaginación necesaria para crear arte.
Durante milenios la creación artística ha sido monopolio de la especia humana, pero podría estar en proceso de perder ese monopolio. La inteligencia artificial amenaza al monopolio humano en la creación del arte. Sin embargo, es el mismo humano el responsable de esto porque, él mismo ha creado a la inteligencia artificial.
En la literatura podemos observar que desde tiempos muy antiguos el humano ha soñado con producir vida artificial. Tenemos la obra de Isaac Isamov ‘’ El hombre bicentenario’’, la novela de “Frankenestein“ de Shelley. También tenemos el mito de Galatea, los autómatas en forma de trípode creados por el Dios Hefestos, etc. También está el interesante caso de Jabir Ibn Hayyan, un alquimista árabe que nos dice cómo hacer vida artificial.
Un característica esencial de la vida natural es la inteligencia, pero no sería lo mismo inteligencia y conciencia. La conciencia es la capacidad de sufrir, sentir placer y saber de la propia existencia. Mientras que la inteligencia es la capacidad de recopilar, interpretar y procesar información proveniente del entorno, como reconocer patrones de conducta de otras personas, hacer operaciones matemáticas, memorizar, reconocer rostros etc. La vida natural posee inteligencia y conciencia, aunque son dos cosas diferentes, van unidas.
La inteligencia artificial es la réplica de la inteligencia humana en materia inorgánica. Sólo es inteligencia, no tiene conciencia. Pero no hay razón para no asumir que la inteligencia artificial pueda crear arte o superar al ser humano en la creatividad artística. Porque la creación artística de los seres humanos es un proceso emocional-racional, y las emociones y la razón no son algo espiritual o místico, sino un proceso algoritmo bioquímico. La inteligencia artificial también es un algoritmo, similar al algoritmo humano, por lo tanto, no hay obstáculo, como ya dije anteriormente, para considerar a la inteligencia artificial como una forma de vida capaz de crear arte.
Yuval Noah Harari nos habla sobre el musicólogo David Cope, catedrático de la Universidad de California. David Cope hizo una inteligencia artificial llamada ‘’Experimentos en inteligencia musical’’, capaz de crear corales al estilo de Johann Sebastián Bach. La inteligencia artificial creada por David Cope, produjo cinco mil corales al estilo de Bach en un sólo día. Posteriormente, llegó a crear música imitando a Beethoven, Chopin y Rajmàninov. David Cope también, produjo otra inteligencia artificial capaz de crear música, se llama Annie, pero a diferencia de la primera que sólo produce en base a reglas preestablecidas, Annie tiene aprendizaje automático, en base a estímulos externos produce nuevos estilos musicales. Annie es una inteligencia artificial que no se limita a la creación musical, también ha incursionado en la creación poética. Annie ha escrito algunos Haikus, y están en el libro ‘’Comes the Fiery Nigth, 2000 Haiku by Man and Manchine’’. Cabe mencionar que sólo algunos de esos Haiku son de Annie. El mismo libro no dice cuáles escribió Annie, para que el lector pueda comprobar si un poema hecho por una inteligencia artificial se diferencia de lo que escribe un poeta humano.
Imaginemos un mundo donde haya poetas, cuentistas, pintores, escultores, cantantes y músicos totalmente robots, que tienen que ir periódicamente a una biblioteca a que les inyecten conocimiento por medio de un aparato especial, para tener mejor capacidad de análisis de la realidad y así poder crear arte. Serian unas entidades superinteligentes, capaces de crear arte que aún no podemos imaginar.
Aunque, también cabría la posibilidad de que quien supere al humano homo sapiens en la capacidad de crear arte, no sea la inteligencia artificial, sino un humano genéticamente mejorado, quizás sería una nueva especie humana. Recordemos que, homo sapiens necesitó una mutación genética para tener acceso a un estado de conciencia que le permitió crear arte. De la misma manera, una nueva especie humana tendría acceso a un nuevo estado de conciencia que aún no conocemos, lo que le permitiría crear un arte superior o alguna otra cosa parecida, pero superior a todo arte humano conocido. Imaginemos un humano mejorado genéticamente, con sentidos y mente tan agudos que le permiten tener acceso al multiverso, imaginemos el poder creativo que tendría…