Altruismo ambiental

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Estamos en medio de la debacle climática, la mancha gris amenaza con  extenderse por la demanda de más  vivienda y  explosión demográfica,  como ya no cabemos, incrementa la construcción vertical en un país altamente sísmico. Muchos urbanistas dirigen su mirada a las áreas protegidas o pulmones verdes, de conseguir los permisos sobrevendrá  la desforestación en zonas montañosas como ocurre en nuestro volcán de San Salvador y otras cordilleras. 

La poca biodiversidad que tenemos  se ve amenazada por  la asechanza de la mancha gris del concreto. Pero no solamente por parte de privados se ven amenazados los pocos pulmones verdes que  existen en El Salvador, también los proyectos  de infraestructura gubernamental y de gobiernos locales  pueden vulnerar el ecosistema,  por ejemplo la moderna carretera longitudinal del Norte,  que recorre desde Chalatenango hasta Anamorós, 

La Unión  ha puesto en riesgo a la fauna de la zona que vive en las zonas montañosas. En las redes sociales  aparecen fotos de animales  atropellados como: Tigrillos, serpientes, venados, coyotes, entre otras especies. Existe poca señalización para respetar la fauna esos lugares, los automovilistas viajan a excesiva velocidad  y no tienen tiempo de frenar.

Hoy en día pensar en el altruismo ambiental es algo descabellado,  alguien que  done 200 manzanas de tierra para que en 200 años no se construya nada, sino que sea un santuario destinado para la captura de carbono, le generación de oxígeno y la preservación de la bio diversidad.  Desde el punto de vista ecológico esa acción es visionaria y necesaria, desde el punto de vista de inversión es algo inaudito e ilógico.

Han existido altruistas ambientales en nuestro país, uno de ellos fue don Walter Thilo Deininger, descendiente de una acaudalada familia alemana que decidió invertir en Centroamérica a principios del S. XX. Benefactor de la juventud, de la sociedad salvadoreña y del medio ambiente. Entre sus donativos ambientales están: El parque Deininger en el departamento de la Libertad con una extinción de 1,047 manzanas de área protegida. 

El Jardín Botánico La Laguna, la ex residencia de la familia Deininger en Antiguo Cuscatlán, en donde se sembraron árboles de todas partes del mundo y dieron paso a la creación del primer jardín botánico del país.  También por parte de la administración pública es importante reconocer proyectos ambientales de gran dimensión como el Parque Bicentenario que cuenta con 128 manzanas de área protegida manejada en conjunto por la administración de las alcaldías de San Salvador (Admón. Norman Quijano) y Antiguo Cuscatlán (Admón. Milagro Navas) y bajo el respaldo de la Ley de Áreas Naturales Protegidas .

Se necesita el altruismo ambiental en Centroamérica, es invertir en el futuro, no podemos imitar la industrialización de China  y la del sudeste asiático, que ahora están sumidos en el desastre ecológico y desde hace mucho tiempo usar mascarillas es parte de su estilo de vida por la densa contaminación.  Fomentemos los sumideros de carbono, propongámonos reforestar más. Más verde y menos gris.

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Carlos F. Imendia
Carlos F. Imendia
Comunicador, publicista y mercadólogo salvadoreño; columnista y colaborador de ContraPunto
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