Hay en España, Argentina, Colombia, Perú y otros países que sufrieron las consecuencias de ese flagelo… Ha habido congresos internacionales de sus víctimas… En el quinto, realizado el 2009, la declaración final ubicó al terrorismo como un “fenómeno global (…) injusto e injustificado, cruel, abominable y rechazable”. Igualó a sus víctimas como “seres inocentes cuyas vidas se ven quebradas por la maldad de aquellos que no saben exponer sus ideas de otra forma que no sea usando la violencia”.
Además de las víctimas directas, se refirió a otras: sus familiares, amigos, comunidades y “el conjunto de la sociedad que se ve amenazada por el riesgo de acciones terroristas o alteradas por la realidad de las mismas”.
Ahora aparece en El Salvador una agrupación que, parece, consideró lo anterior pues no son víctimas directas pero denunciaron ‒hace unos días‒ a integrantes de la comandancia general del FMLN, incluido el presidente Salvador Sánchez Cerén; también a dirigentes de sus organizaciones y a hechores materiales. Ojalá no pretendan utilizar los casos para fines políticos y electorales, como fuimos acusados quienes durante 23 años batallamos hasta derrotar la amnistía; ojalá tampoco busquen atemorizar a las personas acusadas y, desde esa “posición de fuerza”, lograr negociar la “salvación” de victimarios de uno y otro bando.
Esos acordaron hace 25 años superar la impunidad; en lugar de eso, algo sano, la fortalecieron con la amnistía autorecetada. Esto fue dañino para la sociedad. Era literalmente necesario “esclarecer y superar todo señalamiento de impunidad de oficiales de la Fuerza Armada, especialmente en casos donde esté comprometido el respeto a los derechos humanos”. Reconocieron que “hechos de esa naturaleza, independientemente del sector al que pertenecieren sus autores deben ser objeto de la actuación ejemplarizante de los tribunales de justicia, a fin de que se aplique a quienes resulten responsables las sanciones contempladas por la ley”.
La Comisión de la verdad publicó que son emblemáticos. No son los únicos; hay muchos más. Pero no bastaba que aquellos se conocieran, aunque muy poco por la escasa difusión del informe de dicha Comisión. Al menos esos había que volverlos ejemplarizantes sometiéndolos al sistema de justicia interno, por dos simples pero elementales razones. Hacerlo funcionar como se debe y mostrarle al mundo y al país, principalmente, que en adelante nadie estaría por encima de la ley. Hace rato, si se hubiera hecho antes, este país ya fuera “normal” o “casi normal”.
“Deben” es el verbo utilizado en la redacción del compromiso antes citado, lo que conlleva la obligatoriedad de hacerlo; obligatoriedad que continúa vigente. La amnistía fue, durante 23 años, la herramienta ocupada para incumplirlo y ya no la tienen para favorecer a victimarios. Cualquier persona que se considere víctima directa o desde la perspectiva amplia consignada al inicio, puede entonces demandarle a la Fiscalía que investigue en serio y proceda como sea debido. Eso es lo que hizo la agrupación denominada “Víctimas del terrorismo”. No son las primeras ni serán las últimas porque, dice la gente, “ahora es cuando…”