Con mucho entusiasmo y perseverancia, ciertos analistas culturales se lanzan a morder a Suecy Callejas. No le perdonan ni los estornudos a la actual ministra de cultura y hacen bien. Y haría bien, la ministra Callejas en tomar nota de estas observaciones críticas que suelen ser justas.
Lo que no acabo de entender de tales críticos culturales es el notorio silencio que guardaron ante las decisiones equivocadas del anterior gobierno. Pocas observaciones públicas hubo de su parte a cómo desempeñaron su función Silvia Elena Regalado y quienes la antecedieron en el cargo en los dos gobiernos del FMLN.
Aún estamos esperando que estos sagaces críticos hagan una evaluación lúcida de los aciertos y extravíos de la política cultural que el FMLN impulsó en sus diez años de gobierno ¿Por qué no la hacen? ¿A qué se debe su silencio?
Si algo revela el fracaso estratégico de los dos gobiernos del FMLN es su política cultural (una mera continuación con ligeras modificaciones de la que promovieron los gobiernos de Arena). Un partido de izquierda sin una fuerte política cultural es un partido sin proyecto integral de cambio.
Estos intelectuales que presumen de inteligencia crítica lanzándose al cuello de Suecy Callejas se han ausentado de donde sus voces son más necesarias: del debate sobre el derrumbe del FMLN, del debate sobre la fundación de una nueva izquierda. Este silencio los desautoriza.
Como no han hecho el esfuerzo de construirse una identidad como nueva izquierda, siguen unidos a esos vetustos vagones del tren que conduce la cúpula del FMLN. Su crítica sin alternativa a quien alimenta es a una izquierda ya desfasada.
Y como no han hecho los deberes, ahora que se lanza la consigna de defender la constitucionalidad y la democracia frente a la amenaza autoritaria de Bukele, son incapaces de diferenciarse de esos partidos “constitucionalistas y democráticos” que son Arena y el Frente.
Como son incapaces de forjarse y proponerse como una alternativa viable en el universo político, estas voces críticas del actual gobierno para quien trabajan a la larga es para el Frente y Arena. La vieja política capitalizará los frutos de las mejores críticas de quienes se muestran incapaces de forjar una nueva praxis.