El pasado mes de junio, con 2,234 homicidios dolosos, es el más violento en la historia del país por lo menos desde 1997, cuando el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) empezó a sistematizar las estadísticas delictivas a nivel nacional. Es un hecho que la violencia crece y alcanza cifras no vistas.
Antes, el mes de mayo de 2011, en el gobierno de Felipe Calderón, con 2,131 homicidios dolosos, se calificaba como el más violento. En los primeros seis meses de 2017 el número de éstos llega a los 12,150, más del 30 % que los registrados en el mismo periodo de 2016.
La proyección es que de seguir así, el 2017 terminaría con más de 28,000 asesinatos dolosos, que sería mayor al número de los registrados en 2011, con 27,213 de éstos, que se consideraba el año más violento en la historia del país.
En 2013, ya en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, el número de los asesinatos dolosos llegó a 23,063, en 2014, a 20,010, en 2015, a 20,762 y en 2016 a 22,935. En total 86,770 en los primeros cuatro años de su gobierno, con datos del INEGI.
Si a esta cantidad se añaden los 28,000 asesinatos dolosos con los que se espera termine el 2017 el número subiría a los 114,770. Cantidad igual a la de todo el sexenio del gobierno anterior. Y si se añaden los que pueden ocurrir en 2018, la suma podría rondar en los 140,000.
El 51 % de los homicidios que suceden en el país se concentran en 202 municipios, menos del 10 % de los 2,400 que tiene el país, ubicados en zonas que conforman los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa, de Tamaulipas y Nuevo León y la Costa del Pacífico entre los estado de Colima, Michoacán y Guerrero.
La guerra declarada por Calderón contra el narcotráfico, en diciembre de 2006, disparó los índices de homicidios dolosos de 8 por 100,000, la más baja de la historia moderna de México, a 22 por 100,000 habitantes. Esas cifras, con algunas variaciones, se mantienen en el actual gobierno que dijo, solo quedó en el discurso, que cambiaría la estrategia del sexenio anterior, pero asumió exactamente la misma, con peores resultados.
México, a pesar de estos números está lejos de ser el país más violento de América Latina y el Caribe, que es la región más violenta del mundo, y ocupa la posición diez. Antes están, entre otros, Venezuela, Honduras, El Salvador, Brasil, Colombia, Haití y Jamaica. Los tres primeros países con un índice de más de 80 homicidios dolosos por 100,000 habitantes.
Es evidente que la estrategia del presidente Calderón y la de Peña Nieto no reducen los niveles de violencia y más bien parece, ahí están los datos, que los incrementa. En los meses que quedan del actual gobierno no se pude esperar ningún cambio. Este tema debe ser central en la campaña presidencial y la ciudadanía tiene que exigir a los candidatos pronunciarse sobre él, para conocer sus propuestas.