Monseñor Romero dedicó su vida a defender a los más desprotegidos. Contra la opresión apuntó su voz y no dejó de denunciar los abusos que sufría el pueblo al que tanto amó.
Aunque el contexto social ha cambiado desde su muerte en 1980, miles de salvadoreños siguen en igual desprotección frente a la violencia y otros problemas sociales.
Esto fue lo que dijo el 23 de marzo de 1980. Su reclamo de paz y justicia sigue vigente 37 años después.