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Una mudanza

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"Una mudanza es el recordatorio que es mejor evitar la mudanza y obtener una casa propia donde envejecer y salir todas las tardes de ocio y retiro al jardín a sólo esperar la llegada del crepúsculo": Gabriel Otero.

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Por Gabriel Otero

Una mudanza genera percepción de novedad, horizonte, revolución, pasos adelante, atisbo, abandono de piel, transformación, camino y descubrimiento de lo ignoto.

Una mudanza puede ser voluntaria o no, en el primer caso significa menaje en el último es sinónimo de exilio y uno se lleva lo poco que encuentra o lo que se pueda, todo depende de la urgencia.

Una mudanza provoca inconmensurable flojera, empacar lo acumulado con los años, cajas, cajas y más cajas, cómo se junta lo que ya no se utiliza y lo que tiene valor simbólico se guarda en el cajón.

Una mudanza es rutinaria comienza por lo mismo, posee un ritual cuasi litúrgico: búsqueda, depuración, embalaje, traslado, desempaque, ordenamiento y costumbre.

Una mudanza es pesada, siempre lo es, aunque uno no cargue nada y lo hagan otros. De país me he mudado tres veces, de ciudad otras cuatro, de casa ocho más y a cada lugar hay que encontrarle su inevitable idiosincrasia.

Una mudanza es la revelación de verdades de la nueva morada: las manijas que se atoran, las llaves que hay que darles vuelta de tal o cual forma, la luz entrando por el norte o el oriente, los ladridos y maullidos del vecindario, el frío y el calor.

Una mudanza también es vitrina, todos se enteran de lo que uno tiene: los que lo llevan, los antiguos vecinos y los nuevos contiguos potencialmente fisgones.

Una mudanza es más que una mudanza, es cambio y gasto, si la casa es pequeña habrá que comprar armarios, baúles, jugueteros, burós o repisas para intentar hacer invisibles las cosas sobrantes; si la casa es grande habrá que adquirir muebles, muchos de ellos, o de plano volverse zen.

Una mudanza implica explorar los recovecos del nuevo barrio, los cines, las taquerías, los bares, las tiendas, los sitios de taxis, las paradas de autobús, los parques y las veredas para pasear al perro.

Una mudanza afecta a las mascotas, que según dicen se parecen al ego de sus dueños, de tal forma que en los andares matutinos y nocturnos de amo y canido se debe evitar hallarse con bípedos acompañados de canes miniatura como chihuahueños, schnauzers y french poodles, fastidios vivos que ladran hasta llegar a la afonía y huyen a la menor provocación.

Una mudanza es el recordatorio que es mejor evitar la mudanza y obtener una casa propia donde envejecer y salir todas las tardes de ocio y retiro al jardín a sólo esperar la llegada del crepúsculo.

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Gabriel Otero
Gabriel Otero
Escritor, editor y gestor cultural salvadoreño-mexicano, columnista y analista de ContraPunto, con amplia experiencia en administración cultural.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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