En Italia, con una enorme población adulta mayor, muchos ancianos infectados de coronavirus murieron en la soledad profunda, sin embargo, en medio de la dramática crisis, aflora el humanismo y la solidaridad, aprovechando también el uso de la tecnología digital.
“Ver a los pacientes morir solos, escucharlos mientras te ruegan que les digas adiós a sus hijos y nietos", las palabras que expresó Francesca Cortellaro, doctora del hospital San Carlo Borromeo en Milán, que relata – según la BBC- la angustia que viven los adultos mayores que mueren a causa de la pandemia del COVID-19.
La propagación del virus en Italia ha llevado al país a un estado de emergencia sanitaria, el número de decesos de ancianos es alarmante, nunca antes visto, quizás únicamente en películas de ciencia ficción.
Aunque la muerte son experiencias universales, vivirla desde una unidad de cuidados intensivos y lejos de sus familias es una situación que llena de dolor y desesperanza; no obstante, en medio de la dramática crisis, aflora el humanismo y la solidaridad, aprovechando la tecnología digital.
De acuerdo a lo reportado recién por BBC, el uso de una tableta para comunicarse por última vez con sus seres queridos y enfrentar la muerte a causa de la enfermedad del COVID-19 es la realidad que afrontan los adultos mayores en aquel país transalpino, y que ha llevado al lanzamiento de la campaña “El derecho a decir adiós”; iniciativa que surgió a partir de la entrevista que realizará el periódico italiano "Il Giornale", a la doctora Cortellaro.
El drama humano que se vive en los hospitales de Italia es desgarrador; sin embargo, en medio de la desgracia y el dolor, la solidaridad se manifiesta en la entrevista a Cortellaro, en la que narrar que una mujer mayor de edad le había pedido ver a su nieta por última vez. Entonces Cortellaro sacó su teléfono y llamó a la nieta de la anciana, con quien se despidió, dándole el último adiós.
Se toma en consideración que para impedir el contagio los fallecidos no tiene velorios, y por las urgencias los familiares podrían no saber inmediatamente dónde están depositados los restos de sus parientes.
Pero la campaña de: “El derecho a decir adiós", pretende que aquellas personas mayores que están aisladas y agónicas, tengan al menos la posibilidad de despedirse de sus seres queridos. Es así que un grupo de militantes del Partido Demócrata de la zona 6 de Milán compraron una veintena de tabletas que luego repartieron en el Hospital San Carlo, con el fin de hacer video-llamadas.
Este acto de humanidad se ha replicado en otros hospitales italianos para que los familiares, aunque en un acto en extremo duro, puedan despedirse.
Las fosas de San Salvador
El Salvador no ha llegado a esos dolorosos casos; hasta el momento sólo se han registrado tres casos de infestados, no obstante, recién el presidente Nayib Bukele habló de aquella posibilidad. El Salvador está lejos de Italia, pero la pandemia ha roto fronteras y ha atravesado océanos.
Y se hacen cosas fuera de lo común, pero necesarias: por ejemplo, las autoridades municipales han tomado la previsión de cavar fosas en las que serían sepultados los fallecidos por la pandemia. A muchos salvadoreños ver esas fosas les ha herido la sensibilidad, pero la realidad exige tener precauciones, han dicho las autoridades.
La Alcaldía Municipal de San Salvador preparó 118 fosas comunes en el cementerio La Bermeja, hecho que fue criticado por la ciudadanía. En El Salvador no existen suficientes equipos para incinerar los cuerpos de los fallecidos por contagio.
No vivimos en un universo paralelo ni en una superficie resistente al virus, todo lo contrario: nuestro sistema de salud es vulnerable. Todas las precauciones que se han tomado y las que se tomen, tendrá resultados en el futuro cercano que es ahora, ya…
