jueves, 1 mayo 2025
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Trabajo, Trabajadores y Mercado de Trabajo

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"Un elemento esencial en la comprensión de la realidad sociopolítica es la calidad de vida de los trabajadores": Francisco Martínez.

Por Francisco Martínez.

El trabajo es el proceso transformativo que agrega valor, que crea bienes y servicios para satisfacer necesidades, que involucra la relación dinámica entre los seres humanos, hombres y mujeres, con los elementos de la naturaleza, que se da continuadamente en cualquier lugar del mundo. Por ser una actuación consciente, evolucionada a través de las diferentes formaciones económico-sociales, constituye la actividad distintiva de la especie humana en el reino animal. Al agregar valor, el trabajo genera riqueza.

En la materialización del trabajo, en los diferentes procesos productivos, se generan dinámicas económico-sociales entre diversos colectivos de hombres y mujeres, estableciendo relaciones de producción determinadas por la propiedad de los medios de producción, así, en la propiedad común esa riqueza se redistribuirá conforme las necesidades y aportes de cada quien. Mientras que, en la propiedad privada, están, por un lado, los diferentes estamentos de trabajadores y, por otro, los propietarios siendo estos los que controlan el carácter de acumulación en esas relaciones, determinando, por tanto, y con las reglas de la estructura político-social el Estado, la cuota de asignación de los dividendos del producto social creado, así entonces, el trabajador recibe un salario por el desgaste físico, mental creativo, y el dueño de los medios de producción recibe por su actividad de gestión, sueldos, emolumentos, dietas, bonificaciones, además de utilidades. El Estado, recibe una porción de ambos en concepto de impuestos sobre las rentas.

El sujeto trabajador, son todas aquellas personas que dependen de un salario y que no son dueños de medios de producción que generen plusvalía. Los trabajadores pueden ser dependientes subordinados a contratos de trabajo o autónomos cuentapropistas, en sociedades como la nuestra donde más del 70% de los trabajadores están en condición de cuenta propia, eso determina su condición sociolaboral, su ingreso y calidad de vida. Un trabajador se constituye en un sujeto de derechos que goza de la protección del Estado, por tanto, “los trabajadores no son colaboradores” como pretenden distorsionar desde los sectores empresariales.

En esas relaciones de trabajo entre trabajadores y empresarios, entre trabajo y capital, se generan dinámicas de conflicto por los intereses de cada clase, eso lo reconoce la legislación de trabajo al plantearse como objeto principal, armonizar las relaciones entre patronos y trabajadores. esa armonización, se busca conforme principios de mejoramiento continuo de las condiciones de vida de los trabajadores, su familia y su entorno social comunitario, definiendo para ambos derechos y obligaciones.

El trabajo, en las sociedades contemporáneas, es uno de los factores de conflicto más característico, en la medida en que determina una estructura de poder que refleja los intereses contrapuestos de empresarios y asalariados. Este conflicto puede ser o expresarse de maneras más o menos violentas, manifestarse en situaciones como huelgas o movilizaciones o permanecer latente esperando un poro o una chispa de erupción, pero en ningún caso se puede asumir que por estar en sociedades modernas que han sido objeto de transformaciones se haya acabado con el conflicto. La gobernanza dentro de un sistema político y la madurez de sus actores es la que determina como se abordan los conflictos y se construyen soluciones en cada situación.

Un elemento esencial en la comprensión de la realidad sociopolítica es la calidad de vida de los trabajadores, si en una sociedad se vive para trabajar o se trabajar para vivir dignamente, esta condición determina la salud y sostenibilidad del régimen instituido. Si se vive para trabajar, implica más horas de la vida diaria de cada quien destinadas al trabajo, si se trabaja para vivir es menos horas al trabajo, eso depende de las condiciones de trabajo, de la calidad del empleo: salarios, salud y seguridad en el trabajo, ambientes de trabajo, prestaciones, desarrollo y realización personal en el trabajo, pensiones; esta condición determina la cohesión y prosperidad de una sociedad.

Se reitera el hecho de que el trabajo es una función social, que este goza de la protección del Estado, y no se considera artículo de comercio, si bien no es una mercancía, no obstante, hoy como en los siglos anteriores, persisten condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía universales.

El Mercado Laboral, es el espacio económico donde se relacionan la oferta laboral, que se compone por el número de personas que quiere trabajar en actividades remuneradas y la demanda, constituida por las oportunidades de empleo que proponen las empresas. Acá hay que tener en cuenta la población total, la población en edad de trabajar, la población económicamente activa, la población ocupada, los ocupados plenos, la población sub-ocupada, la población desempleada y la población económicamente inactiva.

Las revoluciones industriales que se iniciaron desde mediados del siglo XVIII, estamos en el tránsito de la IV a la V Revolución Industrial, y que han llevado a una dinámica y violenta división del trabajo desde los ámbitos locales, nacionales, regionales hasta mundiales, ha creado una demanda y oferta de trabajo, dando base al mercado de trabajo, en este mercado y en momentos en que dados las características del empleo los salarios y estabilidad laboral están bajo presión hacia la baja, se requiere que las instituciones del mercado de trabajo sean fuertes .

Los marcos normativos, los salarios mínimos, la contratación colectiva y los sindicatos intervienen para evitar que se imponga el análisis de que los niveles de empleo y de salario real se determinan en la intersección de las curvas de oferta y demanda de fuerza de trabajo en un supuesto mercado de “competencia pura y perfecta” esa acción interventora es la que evita la precarización del trabajo y el empobrecimiento de los trabajadores.

El sindicalismo es una institución que a lo largo de sus casi dos siglos de vida ha jugado un papel importante, en las conquistas socioeconómicas y políticas no solo para sus propios afiliados, sino para todos los trabajadores y la sociedad en su conjunto. Las desigualdades salarial y de la calidad de vida en una sociedad se reducen mientras mayor es la tasa de sindicalización y la cobertura de negociación colectiva.

En El Salvador, la tasa de sindicalización ha sido históricamente baja, menor al 10 por ciento de la fuerza laboral formal, hoy, hay sindicatos con contratación colectiva en menos de 50 empresas de las cerca de 5 mil empresas medianas y grandes registradas en las que podrían los trabajadores estar sindicalizados y con convenciones colectivas. Eso habla de nuestro sistema político y de la situación sociolaboral de los salvadoreños.

El reciente anuncio del Presidente Bukele de proponer al Consejo Nacional del Salario Mínimo un aumento a los salarios mínimos del sector privado en un 12 por ciento es, por tanto, un paliativo que impactará positivamente al 35 – 40 por ciento de trabajadores formales, y fijará los jornales en las relaciones informales de trabajo, pero, una solución más estructural de los ingresos salariales pasa por mejorar la calidad de los empleos, ampliar la sindicalización y la contratación colectiva, y, aumentar los niveles de formalidad laboral, pero eso requiere nuevas organizaciones de trabajadores, modernas y profesionales, y, nuevos liderazgos, me refiero en particular a los trabajadores y sindicatos en el sector privado.

En el sector público, la lógica de organización y reivindicación es diferente, ya que se hace no frente a tasas de ganancias generadas sino contra los presupuestos públicos asignados, y frente a prestación de servicios, algunos esenciales para la población. Una Ley de Servicio Público, un estatuto de los trabajadores del sector público y un sistema de gobernanza moderno de relaciones laborales serían oportunos.

En lo inmediato, para generar empleos con mejor remuneración y mejores condiciones laborales, el reto nacional es mejorar el ritmo de la economía y generar tasas de crecimiento económico por encima del 4 por ciento y acá se requiere:

  • Mejorar la eficacia y productividad empresarial y laboral;
  • Elevar la competitividad industrial; y,
  • Diversificar y complejizar la oferta de bienes y servicios exportable

Una solución que tenga el componente de continuidad requiere cambiar la matriz económica nacional y apostar a nuevos vectores de generación de riqueza, es claro, que no podemos soportar el futuro en la matriz del pasado; por lo que, es preciso dar el salto al desarrollo de conocimiento, de innovación y de nuevos encadenamientos productivos y de cooperación, hacer de esto, el eje de acumulación de riqueza y prosperidad para todos.

Por ello es interesante la reciente reunión del Presidente con los representantes del Consejo Industrial de la Asociación Salvadoreña de Industriales ASI, que buscan impulsar una agenda estratégica para construir un ecosistema industrial para el crecimiento de la economía y generar empleo y oportunidades. De importancia es la apuesta por desarrollar nuevos territorios industriales y alinear la formación de recursos humanos conforme las necesidades de las empresas; esto debería ser de la atención de las universidades y del sistema de formación profesional para enfocarse en crear una oferta técnica formativa orientada a esta estrategia. Igualmente, de los sindicatos para crear espacios de dialogo social que generen empleo de calidad.

En el marco del día internacional de los trabajadores un saludo fraterno a la clase trabajadora salvadoreña y centroamericana.

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Francisco Martínez
Francisco Martínez
Columnista y analista de ContraPunto. Consultor en temas sociolaborales, exdirigente sindical y exmilitante insurgente. Con experiencia en capacitación y organización popular, formación en finanzas corporativas y gestión de recursos humanos.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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