‘The New York Times’, uno de los iconos de la libertad de expresión en el planeta, anunció en las últimas horas su decisión de no publicar más caricaturas políticas. La drástica medida se tomó para no herir la sensibilidad de las comunidades y de las personas objeto de las ironías de los ilustradores.
La decisión abre una discusión en la que gravitan varios cuestionamientos: ¿Tiene el humor límites? ¿El periódico está coartando la libertad de expresión? ¿Hasta tan poderoso diario debe ceder frente a las presiones?
Aunque la decisión afecta a su edición internacional, su impacto ha abierto una discusión sobre la libertad de expresión en Estados Unidos. De hecho, el rotativo explicó que había estado reflexionando durante un año en "alinear" la edición internacional con la de Estados Unidos, que desde hace varios años no publica caricaturas. La intención es poner en práctica este proyecto a partir del 1 de julio.
‘The New York Times’ tomó la medida después de la polémica que generó una caricatura considerada antisemita. El diario pidió disculpas en su edición de este lunes por la publicación de una caricatura, que para muchos fue interpretada "con fuerte simbología antisemita" para simbolizar la política de la Casa Blanca respecto a Israel.
La caricatura fue publicada el jueves pasado en la edición internacional del periódico estadounidense y muestra a un presidente Donald Trump ciego y con kipá siendo guiado por un perro con la cara de Benjamín Netanyahu que lleva la estrella de David como collar.
Para varios medios, en especial en Israel, la imagen "tiene un inconfundible aire a las antiguas caricaturas con las que el régimen nazi estigmatizaba a los judíos".
De hecho, el dibujo produjo una lluvia de críticas que forzó al diario a pedir disculpas, primero, en las redes sociales, y luego, en su edición impresa. “La imagen es ofensiva y fue un error de juicio publicarla”, afirmó el periódico en una nota del editor.
“Pedimos nuestras sinceras disculpas” por la publicación, explicó Eileen Murphy, portavoz del diario. “Es un imaginario siempre peligroso, y en una época en la que el antisemitismo está creciendo en el mundo, es aún más inaceptable”, aseguró.
Según trascendió en varios medios internacionales, el diario publicó un artículo explicando todo el proceso que llevó a la publicación de la malograda pieza. La caricatura pertenece al dibujante portugués António Moreira Antunes y apareció impresa en el diario Expresso de Lisboa. Luego fue indexada por CartoonArts International, una organización que toma caricaturas de todo el mundo y las revende a periódicos.
Un editor de la sección opinión de la edición internacional del NYT bajó la caricatura desde la base de CartoonArts y decidió publicarla para ilustrar una columna de Tom Friedman sobre la política exterior que ni siquiera tenía que ver con Israel.
El dibujo tuvo un impacto en la Casa Blanca. El vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, tuiteó el domingo que condena el antisemitismo “en todas su formas, incluyendo las caricaturas del NYT” y reafirma su alianza con Israel.
El periódico, que ha sido un férreo crítico de la administración de Donald Trump, optó por tomar una medida que seguro dará para la polémica. Las caricaturas políticas no van más.