martes, 16 abril 2024
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Situaciones confusas

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Realmente he llegado a una nueva etapa en la vida de este espacio. De escribir sobre la educación de El Salvador he pasado a escribir para maestros, o contra maestros, para hacer consciencia sobre lo que sucede con ellos. En los últimos dí­as he llegado al punto de la “˜rebeldí­a”™ donde cuestiono todo y no importa lo que sea.

Seguir una regla, o varias, forma parte de la vida humana. Aún los anarquistas siguen las normas de su ideologí­a polí­tica. Reconozco que si no se sigue una norma se puede llegar al punto de no entrar en un grupo. Luego de “˜francesa clara: ¿para qué?”™, me enteré de que hay normas estúpidas.

¿Cuál es el aporte al conocimiento y al aprendizaje que tiene el recortarse el cabello? ¿En qué ayuda usar el pantalón con corte recto? ¿De qué sirve que en un instituto llegué vestido según lo que se pide pero que no tenga los conocimientos necesarios? Claro, es algo que un docente me dirá muchas cosas sobre esto y tendré que refutarle la respuesta porque no será satisfactoria.

Al estar seis dí­as por semanas en una institución, a veces de siete de la mañana a seis de la tarde, es desesperante. En la opinión de algunos docentes, los estudiantes deberí­an estar “˜muertos”™. Considero que un muerto seguirí­a las órdenes al pie de la letra. Un muerto no jugarí­a pelota, no hablarí­a en clase y tampoco se saldrí­a del salón de clase.

Creo que los docentes saben que existe el derecho a jugar y metiendo la religión, todas las cosas son lí­citas, pero no todas convienen. No conviene amargarse la vida porque un grupo de jóvenes que está jugando, no conviene que una maestra decomise celulares cuando ella se sienta en una banca a revisar sus notificaciones, no conviene que un docente trabajando con estudiantes sea la maestra Tronchatoro y no una persona comprensiva.

Entiendo que los docentes están acostumbrados a los estudiantes de 1995 que no tení­an problemas con la policí­a por andar en las calles o por la sencilla razón de parecer salido de un penal. Casualmente esto es porque a personas como algunos docentes los considero de mente cerrada, su mente es tan cerrada que hasta un antisocial tiene una mente abierta para trabajar en grupo.

Siendo sincero, los docentes siendo quienes imponen las normas deberí­an ser un poco más permisivos, un poco, hay maestros que lo son demasiado y no andan muy bien. Pero, si los docentes fueran un poco más permisivos se darí­an cuenta de algo, nadie saludarí­a porque tiene que hacerlo, sino porque realmente quiere.

Como sugerencia, en lugar de regañar a los estudiantes que están utilizando el celular o que están jugando, hay que regañar a esos maestros que no dan la clase y que permiten que los estudiantes no estén en el aula. Antes de preocuparse por el cabello, preocúpense por la calidad de estudiantes que tienen. La calidad no se mide por qué tan bien vestido se ve un estudiante, depende de la inteligencia que tenga para convivir en una sociedad donde hay un “˜Orden Social Deseado”™ por la mayorí­a.

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El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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