Estaba adormilado, pero la ciudad despierta y el tiempo se contrae para esclavizarme con su protocolo. Aparenta ser un día mas, el amor conocido fascina con su mirada, regalando una sonrisa coqueta.
El momento de avanzar a llegado y el tiempo me dejó atrás sin más por discutir. Pronto por el corredor sorprendido porque el tiempo toma ventaja del elevador lanzándome en espiral por la ladera, intento reponerme al llegar a la salida y vislumbro al pardillo que esta en problemas y aún no lo sabe, el pensamiento se apresura para el desvío pero a lo lejos se vé que la maquinaria llegará tarde.
Obstinado camino hacia el desvío al paso de la paloma hacia el ritual con el blando y el tizne siempre presentes, ya al final de la colina el bastión se alza imponente donde empezó el trajinar a la llegada del lapso. Mientras marco la norma al adoquín fugaz por el tiempo observo y me invade”¦ Obsequiando un sentimiento se deja ver, incauto caigo preso de la singularidad y mi avidez, el tiempo se apresura al ocaso cuando la percepción por casualidad tiene el vestigio de la continuación.
La trocha en sombras, atestada de animas con apetencia de volver al amparo solo abrevia el lapso para asir el entusiasmo. Sagazmente la contestación acogida revoluciona los instintos y enreda la plática hasta pulir la ilusión. Aturdido por la emoción y el cargo que el tiempo exige, la deposición de la dicción será la sutil separación que me sumerja en la quimera