Los seguidores del Senador Bernie Sanders despertaron el pasado miércoles con la noticia espeluznante de que suspendía su campaña electoral.
“Déjenme decirles esto enfáticamente: como todos ustedes saben, nosotros no hemos sido solamente una campaña. Somos un movimiento multi-racial, multi-generacional que ha empezado desde abajo, que siempre ha creído que el verdadero cambio nunca viene de arriba hacia abajo, sino siempre de abajo hacia arriba. Hemos arremetido contra Wall Street, las compañías de seguro, las farmacéuticas, la industria petrolera, el complejo militar industrial, la industria de las prisiones y la codicia de todas las corporaciones elite. La lucha continúa. Mientras esta campaña llega a su final, nuestro movimiento no termina. Martin Luther King Jr nos recordó que ‘El arco moral del universo es largo, pero se dobla hacia la justicia’. La lucha por la justicia es por lo que nuestro movimiento permanecerá”.
Así les habló el Senador a sus seguidores por un video en vivo.
El mero hecho de que la “Revolución Política” lanzada por Sanders hoy es un movimiento, es lo que hace muy difícil para sus seguidores la tarea de resignarse a su renuncia a la candidatura. Para sus seguidores, él no es solamente un candidato. Es la convicción de creencias arraigadas de muchos jóvenes y adultos progresistas que han deseado a alguien que reivindique sus luchas.
Grupos como el LGTBQ, latinos, mujeres, indocumentados, gente morena y casi todas las minorías, han experimentado la margenalización con la política de “normal, como siempre”.
Sus seguidores saben muy bien que las posturas que enarboló como Seguro Médico Para Todos, arremeter contra Wall Street, lucha al cambio climático, reforma migratoria y desafiar a la industria de combustible fósil, no van a ser necesariamente adoptadas por el ex vicepresidente Joe Biden, hoy el candidato presidencial. Es casi imposible volcarse en apoyo del vicepresidente.
Los seguidores de Bernie Sanders se quedan con un dilema: apoyar a Biden o arriesgar cuatro años más de Trump como presidente, lo cual sería devastador. Pareciera que es una repetición del 2016. Esta vez, la esperanza es que sus seguidores, aunque se sientan traicionados, apoyarán a Joe Biden.
Esto es muy duro para un movimiento como este. Es una píldora dura de tragar.
El Senador Sanders despertó a la comunidad latina. La impulsó a que participe en las elecciones. No solo por sus posturas en cuanto a migración. Más importante que ello, por sus políticas de justicia social.
La gente en Latinoamérica ha luchado por décadas desde los años 70 contra la injusticia social. Mientras millones migraban hacia EEUU, huyendo el terror político y la persecución, era natural que en Sanders encontraran una voz con la cual identificarse.
Hasta ahora, los dos principales partidos se ganaban el apoyo latino con tan solo hablar unas cuantas palabras en español, tocar música de mariachi en sus mítines, mencionar algo de migración… Pero nada de eso resultaba convincente para los latinos.
El Senador Sanders ni siquiera habla español. No lo necesita. Lo que sí habla es justicia social, equidad, pago equitativo, inclusividad, consistencia, cobertura médica como un derecho. Es genuino ante sus seguidores. Los latinos nunca se habían sentido tan incluidos como con la ‘revolución’ del senador. Lo mismo puede decirse en cuanto al resto de sus seguidores.
Isabel López, de 39 años, es activista comunitaria y fundadora del colectivo Raizes en la ciudad de Santa Rosa, en el norte de California. En una entrevista telefónica dijo: “Yo nunca me identifiqué como republicana ni como demócrata hasta 2016. El solo hecho de que Bernie se define como socialdemócrata me atrajo. Siendo yo de una familia grande, emigrante; la comida y la ropa era dividida igualmente entre todos en la casa, no había otra forma de sobrevivir, la mentalidad ’socialista’ se practicaba en casa”.
“Cuando era estudiante de la Universidad de Sacramento, participé en el grupo MEChA. Fue entonces cuando me di cuenta de que la gente de color enfrentaba muchas desigualdades, como en la educación. Más tarde me dediqué a andar de puerta en puerta registrando a latinos para que votaran”, agregó López.
“Y mientras andaba de puerta en puerta, me di cuenta de que muchos padres no calificaban para votar. Pero sus hijos que estaban a punto de cumplir los 18 años, sí. Entonces, fue como la semilla fue plantada,” continuó diciendo López. “En estos días doy charlas en escuelas secundarias y colegios comunitarios. Descubrí que la nueva generación se ha movilizado porque han sido testigos de como la Migra ha llegado a sus vecindarios vestidos de civil a tratar de llevarse a sus padres. Los jóvenes van a las universidades, se gradúan y regresan a luchar en contra del sistema,” concluyó Isabel.
Ganar el voto latino es complejo.
Yo he estado cubriendo como periodista la campaña de Sanders en el sur de California desde 2016. Cuando fui al primer mitín, me di cuenta de que cualquier latino o progresista que escuche sus discursos no apoyará a ningún otro candidato. Cuando la canción de Tracy Chapman “Hablando de Revolución” sonó en los parlantes, previamente al discurso de Bernie, mi instinto progresista y revolucionario se hizo presente.
Nací en El Salvador y viví parte de la guerra sangrienta subsidiada por EEUU. A su vez, fue en parte un producto de la Guerra Fría. Me vine de El Salvador a mediados de los 80, siendo apenas un jovencito.
Esta diversidad nueva de latinos migrantes de los 80 es algo que otros candidatos no se han molestado en tomar en entender. Para los latinos provenientes de Centro y Sur America, se necesita algo más que hablar un poquito sobre migración. Los hijos de esta ola de migrantes se han graduado en las universidades. Fueron influenciados por sus padres en los asuntos políticos, se han convertido en activistas. Son una fuerza del voto.
Joe Biden va a tratar de enamorar a esta fuerza nueva del voto latino. Pero no se persuadirán fácilmente.
(*) Autor es periodista salvadoreño radicado en EE.UU