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Se avecina nueva batalla mujeres

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unión y la coherencia de la justicia.

Cada dí­a del mes de agosto ha ofrecido en diferentes medios información descriptiva de agresiones sexuales, en algunos casos con condenas un poco risibles, en comparación al daño psicológico y emocional al que ha sido ví­ctima la mujer, en su mayorí­a niñas menores.

Nada justifica arrebatar la inocencia u obligar a una relación sexual no consensuada, sin embargo se habla de arrebatar una vida, quienes llegan a realizar experticia son hombres, los policí­as, socorristas, doctores e incluso la fiscalí­a, sin embargo se juzga y castiga antes de conocer detalladamente el caso. Como menciona Mecano en Cruz de Navajas, la otra puñalada viene de la prensa; aquella sensacionalista.

Una alumna ejemplar de ser ví­ctima de una sociedad de un paí­s en donde leyes obsoletas, continúan decidiendo que es lo conveniente para ella, será juzgada y seguramente sentenciada y condenada. Ví­ctima de las circunstancias que truncan sueños y exasperan a la razón de nosotras mujeres de ser dueñas auténticas y absolutas de nuestro cuerpo.

Que dirí­amos si fuese nuestra hija, hermana, pariente cercana, apoyarí­amos la decisión que ordena su detención formal y sometimiento a un juicio que podrí­a dictaminar lo que sabemos, pues el aborto en El Salvador es crimen, la mujer que lo realiza involuntario o practicado; las penas van desde 2 hasta 40 años de prisión.

Está de más mencionar que en mayorí­a de iglesias, está vetado el tema sexualidad, hablar de métodos anticonceptivos, impera el temor descartan que es parte de la naturaleza humana y como tal se debe de conocer, explorar y saber cómo afrontar a partir de entonces el resto de nuestra vida, es un tema que debe dejar de verse como un vehí­culo a la promiscuidad.

Nuestra juventud, ha podido ser testiga fiel de los efectos de la falta de uso de preservativo, no solo por el tema de enfermedades de transmisión sexual, sino embarazos involuntarios, niñez-adolescencia asumiendo maternidad. Ah porque sí­ es legal que una niña tenga su hijo o hija y lo crí­e sola, sin que el progenitor asuma responsabilidad, es legal que se vuelva madre soltera.

Se conoce la ley, que prevalece siempre el derecho a la vida que tiene la población salvadoreña. Ahora ni se discute la calidad de vida, sin embargo, durante años el aborto clandestino ha imperado en las altas esferas que pueden costearse una buena clí­nica y tratamiento,  que les asegura su bienestar, futuros embarazos planificados y continuar.

Pero quienes no tienen acceso a éstos procesos privilegiados y que tienen la decisión firme de interrumpir en tiempo preciso, es el Estado mismo quien pone en riesgo la vida de la mujer, atenta contra su vida, pero deja libre a quien se lo ejerce con métodos no autorizados, clí­nicas bien disfrazadas  cuyo costo es inferior, practicado por médicos, que no se responsabilizan al final del resultado, complicaciones o perdida de la vida.

Que es lo que demandamos las mujeres, mayor prevención, educación sexual de calidad y la firme decisión porque se despenalice el aborto en casos especiales, como se ha venido solicitando.

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Karen Vides
Karen Vides
Columnista Contrapunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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