lunes, 15 abril 2024
spot_img
spot_img

Salarrué y Dalton

¡Sigue nuestras redes sociales!

spot_img

Por Álvaro Rivera Larios

El tema da para escribir un libro gordo y, como es lógico, diré unas pocas palabras nada más, pero no sobre las obras de Salarrué y Roque Dalton sino que sobre nuestra relación crítica con estas dos figuras centrales de nuestras letras. Y es que los grandes autores generan en torno a sus obras, a lo largo del tiempo, un conjunto de valoraciones distintas y cambiantes que al final tienen su propia historia.

Debo ser más preciso: Salarrué y Dalton, tal como se abordan ahora, son personajes que traspasan las fronteras literarias para convertirse en encrucijadas vitales de eso que llamamos nuestra cultura. No podemos interpretarlos sin que ese esfuerzo no devenga en una interpretación de pasajes cruciales de nuestra historia política y cultural.

Roque el periodista

No pretendo hacer una historia de dichas valoraciones, solo señalar un par de capítulos de la forma en que hemos interpretado a Salarrué y a Roque Dalton.

Así como cabe juzgarlos literariamente, también puede hacerse una crítica de la crítica que se les ha hecho y no para censurarla, por supuesto, sino que para exponer algunas de sus limitaciones.

Vivimos en la época de las desmitificaciones. La desmitificación es una industria cultural y un deporte en el cual los críticos talentosos pueden hacerse un nombre. Un derribo sonado, un derribo estratégico puede suponer la consagración para quien lo ejecuta. En los años noventa del siglo pasado, el escenario estaba preparado para que surgiese en nuestro país una figura que intentase los derribos simbólicos de Salarrué y Roque Dalton.

Y ese papel lo asumió con inteligencia y eficacia comunicativa el académico Rafael Lara Martínez.En su papel de “desfacedor” de mitos, nuestro académico no se limitó a usar el martillo contra el mármol de unas leyendas literarias, en su viaje desmitificador ha fundado un campo de estudio y debate: el de la política cultural del martinato.

Y esto, sin lugar a dudas, es un grandísimo aporte para la comprensión de nuestra historia cultural porque, a veces, formular un problema es más importante que darle unas respuestas.En el nuevo territorio descubierto y bautizado por Lara Martínez, han aparecido sorpresivamente los vínculos de Salarrué con la dictadura del Gral. Martínez y las relaciones íntimas de la poética indigenista con la política cultural que auspició el dictador.

Que tales vínculos y relaciones existieron lo demuestran los datos que nuestro investigador ha rescatado del olvido de los archivos.

Pero el profesor Lara Martínez no se limita a presentar evidencias para sustentar sus hipótesis, nos ofrece un mapa cruzado de valoraciones e interpretaciones del cual surge Salarrué convertido en el gran cómplice ideológico del dictador. Si antes veíamos a Salarrué como un santo laico, la desmitificación lo convierte en una figura central en el engranaje cultural de la dictadura martinista.Para ser un peón estratégico en el engranaje cultural del martinato, Salarrué no fue una figura que desempeñase altos cargos dentro de la dictadura, ni esta le concedió un empleo modesto y permanente.

Si estos hechos informan sobre algo, lo que nos indican es que Salarrué no era entonces ese gigante que construyó la posteridad. Tan solo era un tipo alto que mendigaba favores institucionales para sobrevivir.

Pero Lara Martínez no se limita a sobrevalorar el papel práctico de Salarrué en aquél tinglado autoritario, bucea en los textos para encontrar evidencias de la complicidad del escritor con la dictadura. Y extrae silencios y borraduras que apuntan a una gran maquinación. Así convierte las trampas ideológicas, en las cuales cae cualquier escritor, en una especie de ocultamiento deliberado.

En una de sus acepciones, la ideología se define como un conjunto de creencias falsas (tenidas por verdades) que deforman nuestra visión de la realidad social, sin que seamos plenamente conscientes de ello.

Lara Martínez, sin embargo, ve tales deformaciones ideológicas en la mirada de Salarrué como una voluntad calculada de ocultamiento histórico. La mirada del escritor no sería víctima de sus creencias en un momento determinado, sino que su construcción literaria misma sería una red de ocultamientos deliberados.

El escritor no está poseído por una corriente de opinión que destaca ciertos hechos, oculta otros y desvaloriza ciertas figuras, no, el ocultamiento y la desvalorización que recorren su obra son producto de una voluntad consiente de falsificación. Podemos cuestionar o condenar, aquí o allá, ciertos supuestos valorativos, subterráneos, en la obra de un escritor sin necesidad de convertirlo en el peón consiente de una gran campaña histórica de ocultamiento cultural.

De la misma manera procede con Roque Dalton a propósito de su novela testimonio “Miguel Mármol”. Para empezar, según el profesor, Dalton mintió al presentarnos esa novela como un testimonio. A partir de las pocas notas tomadas de una entrevista al viejo dirigente Miguel Mármol, el poeta elaboró un libro gordo. A esa manipulación genérica se sumaron otras, por ejemplo, las que ocultaban el papel central de los indígenas en el levantamiento de 1932 para concederle la iniciativa estratégica al PCS.

Roque

Las cegueras ideológicas y doctrinarias del poeta se convierten así en la mala voluntad de un ocultamiento deliberado. En ambos casos, el de Salarrué y Dalton, las limitaciones ideológicas de sus miradas como sujetos inmersos en los entramados simbólicos de una época se transforman en una voluntad consiente de ocultar los hechos.

Admitamos las conductas equivocadas, los silencios y las omisiones en las biografías y obras de ambos escritores sin necesidad de imputárselos al cálculo de la falsificación. Bastaría con decir que fueron creaturas de un tiempo que los atrapó y los limitó, a pesar de que ambos como escritores profesaban el ideario de la igualdad en una sociedad oligárquica.

Los grandes aportes del profesor Lara Martínez hay que salvarlos de sus interpretaciones equivocadas, pero esto solo podrá suceder si su teoría es debatida racionalmente para evitar que se convierta en una leyenda más sobre nuestro pasado cultural y literario.

¡Hola! Nos gustaría seguirle informando

Regístrese para recibir lo último en noticias, a través de su correo electrónico.

Puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento.

Álvaro Rivera Larios
Álvaro Rivera Larios
Escritor, crítico literario y académico salvadoreño residente en Madrid. Columnista y analista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

spot_img

También te puede interesar

spot_img

Últimas noticias