Aceptar, asimilar y recuperarse de una ruptura amorosa siempre ha sido difícil, pero mucho más en tiempos de las redes sociales, donde Facebook se empecina en recordarnos viejos e idílicos momentos e Instagram nos actualiza al instante del “status sentimental” de aquella persona a la que se supone que tenemos que olvidar.
En fin, no hay una receta mágica para eso. No la hubo antes, menos ahora”¦ Siempre duele y lo peor es que nos sentimos, en la mayoría de los casos, frustrados porque no funcionó: es inevitable sentirse enojados, dolidos y amargados.
La mejor forma sería aceptar con mucho estoicismo la ruptura y sentirnos tranquilos y seguros, planeando cómo seguir nuestras vidas solos. Sin embargo, eso no suele suceder: lo más común es que lloremos, hagamos escenas y entremos en un estado de depresión profunda.
Uno de los errores más comunes es intentar salir de ese bache encontrando otra persona lo más rápido posible. Es muy peligroso iniciar una relación pensando que un clavo saca otro clavo. No es justo para la persona que sirve para aminorar el dolor y aparentar que ya tenemos repuesto: generalmente una relación que empieza así, termina mal. Y los problemas se multiplicarán.
El primer paso del proceso es tratar de olvidar a esa otra persona. Es cierto que a veces es difícil separarnos totalmente del ambiente -mucho más si comparten el mismo lugar de trabajo-, pero es fundamental tratar de iniciar costumbres y amistades nuevas: empezar un curso de idiomas, ir al gimnasio, practicar un nuevo deporte”¦ En ese sentido, guardar las cosas del otro y conservarlas para verlas, recrearlas y darles veneración no ayudará en absoluto. Lo mismo que hablar y hablar del otro, de lo bueno que era o de las cosas que le gustaban…
“Si bien es diferente para cada uno de nosotros, el sentimiento intenso de tristeza, pena y la sensación abrumadora de que nunca vamos a poder superar el dolor es común en todos los casos", explica la psicóloga Jo Hemmings. Y agrega: "En términos emocionales, una mala ruptura te hará pasar por cinco etapas de duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación, e incluye recaídas".
Difícilmente “el mal de amores” puede ser curado por un profesional. Es cierto que un psicólogo puede ayudar, pero si no estamos dispuestos, de poco servirá. A más jóvenes duele más, pues idealizamos al ser amado, pero también se olvida más rápido. Es importante tratar de cambiar lo que había en conjunto y buscar nuevas amistades, no hablar mal del ex ni tampoco tratar de espiarlo en sus actividades en redes sociales.
Otro aspecto a tener en cuenta queda reflejado en un estudio publicado en el Journal of Experimental Psychology, donde se investigó la efectividad de tres estrategias de superación: 1) pensar en cosas malas de tu ex; 2) aceptar y hacerse cargo de los sentimientos de amor por tu expareja; 3) distraerte con buenos pensamientos que no tengan nada que ver con tu ex. Se examinó a 24 adultos de 20 a 37 años que habían comenzado a experimentar ataques de angustia tras terminar con sus parejas. De acuerdo con los resultados, las tres estrategias disminuyeron significativamente la respuesta emocional.
Si bien no hay fórmulas infalibles, y los plazos dependerán también de la personalidad de cada quien, está comprobado que “hay vida más allá del fin de una relación amorosa”