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Rezagada

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#MujerEnVozAlta #LaIncómoda #SiempreDeIncorrecta

Nunca me alcanza el tiempo… la gente me pregunta –casi como reclamo- cómo es que hago para hacer tanto –valga la redundancia-, realmente tengo tantas respuestas que no sé por dónde empezar.

Estos meses dejé rezagadas las columnas en este medio por falta de atención. Es decir, mi atención ha estado en tantos lados que me ha faltado quedarme en uno solo y sobre un solo tema, es por ello que hago un recuento rápido, casi twitteresco:

– El tema de la denuncia pública de Egly, Lili, Pamela, Betuna y otras artistas sobre agresiones sexuales cometidas por “maestros” y artistas “reconocidos”.

– La creación de la Red de defensoras de mujeres artistas y la recepción de más denuncias por diversos medios y las hermosas reuniones los domingos: entre discutir qué es una red, desahogar, disentir, abrazar y hacer taller de grabados, entre otros.

– Las situaciones de violencia que viven amigas y hermanas queridas en sus ámbitos laborales y la imposibilidad de denunciar frente al miedo de ser utilizadas por la oposición para desestabilizar lo inestable…

– Mi proceso artí­stico en gran producción emotiva.

– Mi proceso docente con intensidad profunda frente a niños y niñas de zonas en riesgo donde descubro que el amor no romántico y la entrega de herramientas lúdicas para conocer derechos hacen maravillas en quienes ya no se quiere apostar.

– Me enfrento con la asquerosa impunidad y una sensación de impotencia ante la vorágine informativa instantánea y momentánea por detener el tiempo e intentar dilucidar sobre todo, reflexionar ante todo, opinar sobre todo.

Entonces hago un recuento de lo que sí­ quiero comentar, me doy cuenta que todo se vuelve hacia la mayor de las desigualdades y es la que genera este sistema patriarcal.

Este sistema que nos tiene en tiempos donde la hoguera es más moderna que la misma élite conservadora que promueve 50 años de cárcel para mujeres y niñas pobres. Este sistema que produce corrupción y abuso de poder no importa de qué lado y con cuántas muertes ande cargando ese poder encima.

Es así­ cuando recuerdo la frase de mi camisa favorita: “la revolución, será feminista, o no será” y me consuela, pues me toca rememorar las veces que he sido la neurótica, lunática, radical y demasiado emocional-hormonal y me he sentido fuera de lugar, a pesar de siempre buscar el acuerdo, la armoní­a y el diálogo con respeto y la discusión, el debate y la oposición comprometida con las diferencias de pensamiento y creencias. 

Sé que he sido incongruente algunas veces, que me equivoco constantemente en mis esperanzas y que mis subjetividades no siempre son acertadas y asertivas, pero he aprendido tanto a estas alturas, que ni los prejuicios o descalificaciones me han dado miedo, ni las amenazas o las crisis económicas me han llevado a desistir –todaví­a- de mi independencia para decir, hacer y cuestionar. 

Por eso hoy hago recuento de todo aquello que he dejado de escribir por andar en tanta cosa que me hace feliz y que además, para otras personas es un motivo de enojo o molestia. Prefiero incomodar por ser feliz e independiente, ahora que puedo, a sufrir por no ser fiel a mí­ y mis aciertos o errores y no poder vivir con las consecuencias.

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Paola Lorenzana
Paola Lorenzana
Columnista Contrapunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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