El pasado 1 de octubre se llevó a cabo la inauguración de la muestra artística “Remixes” del artista visual salvadoreño, Óscar Pérez, quien, durante los últimos años, se ha caracterizado por resignificar elementos de la cotidianidad y elevarlos a la categoría de arte bajo un cuidado corpus teórico a nivel conceptual, discursivo y estético.
La muestra está inspirada en los ecos de la memoria prehispánica, pero elaborada con los materiales del presente: elementos de desecho de la sociedad de consumo, en específico, el polyfoam, conocido popularmente como “durapax”. A manera de rompecabezas, Pérez recrea símbolos propios de las culturas ancestrales mesoamericanas, una especie de inventario tipológico articulado a partir de bloques de polímero blanco. Bajo la técnica, ensamble de objetos encontrados e intervenidos, Pérez transforma simples pedazos de durapax, hallados en las calles de San Salvador, en hermosas figuras pre colombinas que narran parte de la mitología de nuestros ancestros, su sabiduría y su particular estilo.
Por otro lado, además de la apropiación y reinterpretación de la estética ancestral mesoamericana, el artista ha dado a sus piezas un toque retrofuturista y cyberpunk que nos acerca aún más al presente, en el que nos enfrentamos a una realidad completamente cibernética y hasta artificial. Al respecto de esta curiosa mezcla, el artista comentó: “La cultura siempre crea sincretismos y se remezcla para mantenerse vigente”. Para Pérez, los seres humanos actuales no somos puros, somos un híbrido de muchas cosas y nuestra realidad es un remix.
A nivel de museología, nos encontramos con quince piezas de simbología variada distribuidas en el espacio del lobby del Teatro Luis Poma: animales sagrados, máscaras, estelas, centros ceremoniales y dioses desollados. Como pieza central, podemos observar dos enormes serpientes a manera de Quetzalcóatl que abarcan la pared central de la sala. A los costados, se ubican zoomorfismos nahuales, varias estelas, cada una con nombre propio y al frente una serie de templos, máscaras y centros ceremoniales elaborados con materiales diversos.
Llama la atención la reinterpretación a manera de objeto encontrado de un bote de perfume no intervenido que asemeja a Xipetotec, “nuestro señor desollado”, una pieza que, como cuenta el autor, descubrió en una tienda de lociones mientras caminaba por la colonia Flor Blanca, pero que representa a cabalidad el espíritu de su obra artística. La escultura original, elaborada de cerámica precolombina, se encuentra en el Museo de Antropología “David J. Guzmán” y mide aproximadamente un metro de altura. Este es un ejemplo, de cómo, el arte contemporáneo es capaz de jugar con los símbolos y cuestionar aspectos antropológicos que se mezclan y perduran aún en el presente, una especie de neocolonialismo determinado hoy por las grandes multinacionales que proponen una “identidad de marca” y objetos desechables de consumo.
Por otro lado, es interesante cómo, siempre, desde la óptica del rescate de elementos vestigiales, Pérez, incorpora a la muestra, fragmentos de piezas de su última obra: “De ciudadelas, urbanismos y distopías flotantes”, que fue arbitrariamente destruida el pasado mes de agosto de 2024 en la ciudad de Suchitoto. Con esto, el artista alza la voz en resistencia y demuestra su vigencia creativa, como el ave fénix que resurge de entre las cenizas y perdura en el imaginario del arte contemporáneo en El Salvador.
El título de la obra juega una importante función de anclaje entre la muestra y su significado, al respecto, Antonio Romero, uno de los curadores de la exposición, expresó lo siguiente: “El concepto de “mix”, proviene de la música y significa mezcla, y “re-mix” volver a mezclar. La muestra de Óscar parte de un anglicismo, para desde la apropiación, resignificar la manera en cómo nos concebimos y replantear, desde la periferia la relación entre las culturas”. Y es que, a este respecto, la obra del artista reúne las características del arte contemporáneo de calidad, que va más allá de lo conceptual que pondera únicamente el concepto por encima de la obra. “Remixes” se asemeja más a la definición de arte contemporáneo de autores como Roberto Venturi que en 1960, define esta disciplina como: «una mezcla de «elementos híbridos más que «puros», comprometidos más que «claros», «ambiguos» más que «articulados», perversos y también «interesantes»».
Sin duda, la muestra Remixes de Óscar Pérez es un imperdible para los amantes del arte contemporáneo y las culturas prehispánicas y para todos aquellos que quieren cuestionarse aspectos fundamentales de la cultura mesoamericana pasada, presente y futura. La muestra estará abierta hasta el 30 de enero de 2025 y puedes visitarla de martes a domingo a partir de las 2:00 p. m. La entrada es gratuita.