A pesar de la agresiva política migratoria de México, para no dejar pasar a los migrantes centroamericanos y también de las masivas expulsiones del presidente Trump, en 2019 los centroamericanos enviaron a sus países más remesas que el año anterior.
En el caso de Guatemala en 2018, las remesas fueron 9,287 millones de dólares y en 2019 alcanzaron 10,508 millones de dólares. El monto total de las remesas en los últimos 20 años ha sido de 91,720 millones de dólares, según el Banco de Guatemala.
De acuerdo al Banco Central de Reserva de El Salvador las remesas pasaron de 5,390 millones de 2018 a 5,650 millones en 2019. Y el monto total de las remesas en los últimos 20 años asciende a 72,074 millones de dólares.
Las remesas en Honduras pasaron de 4,884 millones de dólares en 2018 a 5,523 millones en 2019. El monto total en los últimos 20 años fue de 52,135 millones de dólares, de acuerdo al Banco Central de Honduras.
Para los tres países las remesas son muy importantes en la estructuración del PIB. En el caso de Guatemala representan el 11.8 % de éste, el 20.3 % en Honduras y el 22.2 % en El Salvador.
En los últimos 25 años (1994-2019), Guatemala, Honduras y El Salvador, han obtenido remesas, a través de los circuitos financieros formales, por 226,373 millones de dólares, en datos de la CEPAL.
Esta cifra no contempla las remesas que pudieron llegar por otras vías (correo, entregas personales …). Sumado lo que ingresó por canales informales la cantidad sería todavía mayor.
La gran mayoría de las remesas que ingresan a esos países se destina al consumo. Es una cantidad marginal la que se ocupa en el ahorro. Y año con año ocurre lo mismo.
Los receptores de las remesas resuelven sus problemas inmediatos de vivienda, alimentación y salud, pero en las condiciones de sus países están siempre dependientes del siguiente envío. ¿Hasta cuándo?