Por Ed Olowo-Okere
En los últimos dos años y medio hemos visto a los Gobiernos enfrentar múltiples dificultades para gestionar las demandas fiscales vinculadas con la respuesta a la pandemia de COVID-19. Muchos sistemas de gestión de las finanzas públicas (GFP) no eran suficientemente resilientes, lo que contribuyó a la adopción generalizada de medidas presupuestarias de crisis. En el documento 2022 Global Report on Public Financial Management (i) (Informe mundial sobre la gestión de las finanzas públicas 2022) se pone de relieve que los esfuerzos realizados por diversos Gobiernos para mejorar los sistemas de GFP están dando resultados y generando mejoras en los países, pero aún queda mucho por hacer. Este informe, que acaba de publicar el Secretariado del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas (PEFA) (i), proporciona una base útil para llevar adelante evaluaciones amplias a fin de determinar en qué medida los sistemas de GFP de los países están preparados para responder a las crisis. En el documento se establecen los puntajes de 31 indicadores de desempeño, en una escala que va de la A (el más alto) a la D (el más bajo). En el informe también se señalan varias áreas de la GFP que se encuentran todavía en el nivel básico o incluso en un escalón más bajo, lo que señala la necesidad de adoptar medidas urgentes. A continuación se presentan algunos de los mensajes principales del informe:
- Los sistemas de GFP están rezagados en el aspecto más importante para la prestación de servicios: la ejecución presupuestaria. El ciclo presupuestario abarca la preparación, la ejecución y la evaluación, y las tres etapas son importantes para poner las finanzas públicas al servicio de las personas. En general, los sistemas de GFP funcionan adecuadamente en la etapa de preparación del presupuesto; sin embargo, los aspectos de la ejecución presupuestaria están muy rezagados, lo que limita la capacidad de las finanzas públicas para garantizar la prestación óptima de servicios a los ciudadanos. Además, la evaluación del presupuesto, es decir los aspectos relativos a la rendición de cuentas y la transparencia, sigue siendo deficiente en muchos países, lo que repercute de forma negativa en la rendición de cuentas de los Gobiernos frente a la población.
- La composición de los ingresos recaudados y del gasto es distinta de lo que se planificó: problemas de credibilidad del presupuesto. Si bien en total más de la mitad de los Gobiernos mostraron una desviación limitada del presupuesto previsto (variación de menos del 10 % respecto de lo planificado), un número mayor de países encontraron dificultades para sostener la disciplina. Dos de cada tres Gobiernos tienen problemas para mantener la composición prevista de sus gastos durante todo el ejercicio y muestran una varianza significativa (del 10 % o más) en dicha composición, tanto si se considera la clasificación funcional (por ejemplo: Ministerio de Salud, Educación, etc.) como la clasificación económica (capital, ingresos, etc.). También se observan limitaciones similares en la composición de los ingresos, ya que las proyecciones incluidas en las estimaciones presupuestarias variaron respecto de las cifras efectivas por tipo de ingresos/impuestos.
- Un proceso adecuado de gestión de la deuda pública es esencial pero no suficiente para que el endeudamiento se mantenga en un nivel aceptable. El informe mundial arrojó luz sobre algunas paradojas. En el documento se señala que, en muchos países, los sistemas de gestión de la deuda son adecuados, con procesos sólidos para el registro, la presentación de informes, la aprobación y la planificación estratégica. No obstante, esos procesos no son suficientes para que los Gobiernos mantengan la deuda en un nivel aceptable. Las deficiencias en la gestión de la inversión pública, los activos y la caja, así como los problemas de economía política dan como resultado niveles insostenibles de deuda y riesgo de sobreendeudamiento. Por lo tanto, es necesario aplicar un enfoque integral para abordar el problema de la deuda.
- El uso de métodos no competitivos en las adquisiciones públicas constituye un gran desafío. Las adquisiciones públicas representan nada menos que el 12 % del producto interno bruto mundial. Las prácticas deficientes en estos procesos afectan negativamente la calidad de la ejecución presupuestaria y la eficiencia del gasto público. Por ejemplo, prevalece el uso de métodos no competitivos, con graves consecuencias para la calidad y la eficiencia del gasto gubernamental. En casi el 63 % de los contratos adjudicados en los países (que representa más del 40 % del valor total de los contratos) se utilizaron métodos de adquisición no competitivos.
- En los aspectos de la GFP referidos a la contabilidad y la información financiera de los Gobiernos, el margen de mejora es enorme en varios países. La contabilidad y la información financiera probablemente figuran entre los elementos más técnicos de la GFP y en gran medida están aislados de factores externos graves que puedan afectar su desempeño. Sin embargo, muchos países tienen dificultades para llevar adelante la contabilidad y elaborar informes financieros exhaustivos y en los plazos establecidos. En el 80 % de los casos, los Gobiernos no presentaron informes financieros para someterlos a auditoría externa dentro de los tres meses posteriores al cierre del ejercicio. Solo un país alcanzó la calificación más alta del PEFA en los indicadores referidos a la integridad, puntualidad y coherencia de los informes financieros anuales.
La crisis de la COVID-19 y las perturbaciones conexas han puesto la GFP en el centro de la escena. Al inicio de la crisis, muchos países introdujeron algunos cambios en sus sistemas de GFP para hacer frente a las emergencias. Es necesario poner fin a las prácticas de emergencia y volver a los procesos habituales de GFP, con los controles establecidos. Al mismo tiempo, durante la crisis se aplicaron algunas innovaciones que deberán volver a examinarse, ya que podrían definir la dirección de las reformas en esta área. El informe mundial sobre la GFP, preparado por el Secretariado PEFA, tiene por objeto ayudar a los Gobiernos y los asociados para el desarrollo a comprender las tendencias mundiales y regionales y a definir un camino adecuado para las reformas de la GFP en los países.
Autor es:
Ed Olowo-Okere
Director, Práctica Global de Gobernanza, Grupo Banco Mundial