¿Realmente ocurrió la Semana Santa?

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A comienzos del siglo 19 se estableció cientí­ficamente que Mateo no es el primer evangelio. Se establece que el primero es Marcos ya que Mateo y Lucas copian de él.

Luego sobre la Pasión de Jesucristo lo que hay es una reconstrucción de un primer relato cuyo origen lo encontramos en Pablo, 1ª corintios: «lo que yo transmito es lo que recibí­. El mesí­as murió por nuestros pecados». Que fue anunciado por Isaí­as del 42-53 y no hay más como antecedente.

Siendo Marcos el primer evangelio hoy sabemos que no fue él quien escribió la primera versión de la Pasión de Cristo. La versión de Marcos fue escrita entre el 71 y 75 después de Cristo de otro, que, la crí­tica literaria histórica sostiene proviene de un texto 40 años luego de los eventos. Todos en griego ninguno en arameo.

Esto cobra fuerza porque no hay copia del manuscrito original que narró la Pasión de Cristo. No existe la fuente de donde supuestamente se obtienen los evangelios que describen esos hechos.

II

Una obra nos dicen las reglas literarias del mundo antiguo para ser considerada como tal era necesario que tuviera unidad de lugar, tiempo y acción. Es por eso que el autor hasta ahora desconocido de la Pasión se vio obligado a la «compresión» a una semana de unos hechos y dichos que sucedieron en meses.  

La visión antropológica desafí­a la versión oficial de la Semana Santa basada en razones externas e internas:

La crí­tica histórica-literaria que exige verosimilitud sobre los hechos realizados en la Semana Santa oficial cree prácticamente imposible que un aproximado, por citar, 25 actos se hayan podido llevar a cabo en ocho dí­as.

De domingo de ramos a domingo de resurrección es un espacio de tiempo muy corto para hacer: el ingreso a Jerusalén; llorar por el futuro de la ciudad; purificar el templo; maldecir la higuera; insidias de las autoridades judí­as sobre Jesús; los griegos que desean verle; unción en Betania; Traición de Judas; preparación de la Pascua;  ultima cena; Getsemaní­; captura; apresamiento; Jesús ante el Sanedrí­n; entrega a Pilatos, Muerte de Judas; Burlas romanas; camino del Gólgota; el Cirineo; crucifixión; muerte; sepultura y resurrección.

Agreguemos, enseñanzas y diálogos polémicos, parábolas con el pueblo, disputas con sus adversarios. Es ilógicamente histórico que todo eso hay podido suceder en una semana.

Bueno, era Dios, él podí­a.

La Pasión de la cual no hay documento antiguo que la respalde no coincide con el muy documentado derecho Romano.  En Roma no se podí­a liberar a un asesino de un soldado romano (Barrabas) para condenar a muerte a alguien que no habí­a cometido asesinato (Jesús).

Y sobre Poncio-Pilatos sabemos era incapaz de tal aberración jurí­dica ya que los historiadores y sus biógrafos Filón de Alejandrí­a y Flavio Josefo nos lo describen muy bien y esa actitud no cuadra con su personalidad.

Por otro lado no hay registro alguno (solo en la Biblia) de que existiera la tradición romana de dejar en libertad a condenados durante la pascua judí­a.

Finalmente la crucifixión no era un proceso habitual en Roma, los romanos se lo pensaban muy bien a quien crucificarí­an. Y siempre dejaban actas, estas actas las enviaban al emperador Tiberio y de estas no hay copias y ningún historiador de la época habla de ello. 

Igual el proceso bí­blico contra Jesús no hay judí­o que se lo crea, el Mishná nos lo aclara. Existen 27 disparidades entre el proceso y la ley judí­a con ese juicio.

Mencionaremos algunos: está prohibido ejecutar a alguien en una fiesta o sábado. Igual prohibido están los juicios nocturnos o condenar a alguien sin haber reflexionado y oí­do testigos por lo menos 24 horas antes de esa ejecución.

III

Lo más importante de los evangelios es la Pasión, muerte, resurrección de Jesucristo es así­ como la necesidad de cuadrar profecí­a-cumplimento hace que se hayan trasladado cerca de 90 situaciones del Antiguo Testamento a los evangelios:  

Mateo escribe que Jesús entra en un asno y un pollino a Jerusalén, la intención es acomodar Isaí­as capitulo 62 con Zacarí­as 9,9. 

Las 30 monedas con las que Judas vende a Jesús igual las encontramos en Zacarí­as capitulo 11.

Y sobre su muerte, en Mateo 27, Judas se ahorca sin embargo en Hechos de los Apóstoles capí­tulo I, 1-18 muere al caer de cabeza, reventado con sus entrañas derramas por el suelo.

La primera versión esta copiada de la muerte de Ajitofel, un amigo del Rey David que al traicionarlo decide ahorcarse. La segunda plagiada de la muerte de Antí­oco IV Epí­fanes.

Al narrar los hechos Marcos pareciera que estuvo presente o lo sabe todo, lo que histórica y literariamente es imposible.

¿Cómo supo Marcos lo que se dijo durante el proceso judí­o de Jesús? ¿Las conversaciones privadas del Sanedrí­n? ¿Lo que habló o dijo Pilatos o Jesús en el pretorio? ¿La plática de Caifás y Anás?

Todo solo pudo haberlo sabido por rumores, oí­das de otros o conjeturas propias.

Según el calendario judí­o el dí­a comienza cuando somos incapaces de distinguir un hilo blanco de uno negro. Al sostener la hora en que se dice murió Jesús, es decir horas antes de la fiesta de pascua es imposible dentro de la tradición judí­a.

Juan no dice que murió de viernes para sábado, porque la narración no habla de ese dí­a cuando ya no se distinguí­a entre hilos blanco/negro sino de jueves para viernes. Lo que serí­a un dí­a antes de la pascua lo cual podrí­a ser más verosí­mil dentro de la tradición judí­a asumiendo que el caso Jesús hubiera sido excepcional pero si nos quedamos con esta versión tendremos a los otros tres evangelistas que dicen lo contrario.

Corolario:

¿Por qué podemos decir que si sucedió la muerte del Jesús histórico?

Es precisamente lo que la hace inverosí­mil ante los judí­os de la época y actual lo que para los historiadores, filólogos, crí­ticos literarios la hace verosí­mil: la muerte de Jesús.

Es decir el mesí­as no podí­a morir. Y son los primeros cristianos los que reconocen (a pesar de las complicaciones teológicas que les trajo) que su mesí­as muere. Una misma secta no se hubiera desacreditado así­ misma al aceptar un hecho que era incompatible con la idea judí­a del mesí­as. Por eso, esa parte de la historia es rigurosamente histórica.

Otra cosa será la resurrección.

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Marvin Aguilar
Marvin Aguilar
Analista político, historiador, colaborador y columnista de ContraPunto
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