¿Gobernabilidad?
Las próximas elecciones legislativas son en el 2018, las Presidenciales en 2019 y en el hipotético caso llegase Bukele a ganar tendría a dos grandes rivales en la Asamblea Legislativa, se le sería casi imposible lograr gobernabilidad, serían tres años tratando de logar estabilidad para poder llevar acabo sus propósitos como presidente, y tendría que esperar hasta las elecciones de 2021 para colocar su partido político muy bien afianzado en la palestra y así lograr dos años de estabilidad política, y hacer alianzas con partidos pequeños no le generaría nada.
No se puede hablar de una crisis del sistema político en El Salvador en concreto, dado el caso que, por el momento no hay una fuerza externa palpitante en el espectro partidario sumamente pujante que haga quebrajar a los partidos políticos establecidos. Observemos, el partido GANA en el 2012 con su primera participación electoral logró once diputados, y así se posicionó como la tercera fuerza política, pero la particularidad con la que nace este instituto político es la crisis interna del partido ARENA en el 2009, Bukele no ha logrado una crisis ni mucho menos una división de tal magnitud en el FMLN, ha creado que ciertos sectores afines o votantes fugaces a dicho partido se sientan incomodos ante su expulsión, (sin embargo existe un sector dentro del FMLN que sí da su respaldo a Bukele, pero es muy mínimo). GANA en las elecciones de 2015 mantuvo la misma cantidad de diputados, a pesar de ello ARENA sigue fuerte como la principal oposición en la Asamblea Legislativa.
Con la última encuesta de la Cid Gallup se podría barajear cierto destino del partido ARENA y el FMLN, gracias al efecto Bukele, los números son oro puro para las manos de este personaje, le da una gran ventaja sobre los partidos políticos y también sobre sus posibles aspirantes a candidatos Presidenciables, no obstante, son solamente percepciones. Pero, si esos números son el panorama calcado de las dos próximas elecciones, estaríamos ante un escenario completamente nuevo en El Salvador.
Estos dos personajes que están emergiendo quieren ingresar y formar parte del poder político, para lo cual deben hacerse proyecciones a largo plazo, y con la realidad puesta en que la población salvadoreña aún tiene un arraigo a los dos partidos tradicionales, aunque las encuestas digan lo contrario, simplemente a que remitirse a los resultados de las últimas dos elecciones en el país.
El ingreso de nuevos actores en la palestra política es muy sano para nuestra democracia, y si Nayib Bukele y Johnny Wright logran quebrajar ese bipartidismo, y no solo ellos, también los que están haciendo esfuerzos de ingresas de forma independiente, sería justo reconocerles por haber logrado semejante sisma en el sistema político. También hay que tomar en cuenta que los líderes carismáticos que logran percibir el descontento, se hacen sentir ‘pueblo´, asimilan las demandas, obtienen que la apatía de la población sea entendible en ellos; es allí en ese punto donde nacen los personajes populistas.
Se entiende el descontento de la población por los políticos tradicionales, pero si romper con el bipartidismo se quiere, la sociedad debe analizar quien se plantea trabajar de forma seria; y quien solamente mira a un punto de llegada sin planteamientos de trabajo constante en el terreno, y dando “directrices” sin una jerarquía de liderazgo, lo que se traduce en desorden. ¡A esto, la sensatez debe prevalecer ante la euforia!