A medida que nos acercamos al final del 2017, a los pensantes entre los consumidores se nos da por reflexionar sobre lo más importante que vivimos este año y lo que esperamos para el próximo. A mi criterio, este ha sido un año crítico para El Salvador y el mundo entero. Tanto el negativismo que ARENA ha logrado transmitir en el electorado salvadoreño, como el proteccionismo etnocéntrico del presidente Trump han tenido un impacto irreversible. Al igual que la inoculación que las economías de Asia y Europa han tomado como política para defenderse del proteccionismo Trumpiano, los salvadoreños, especialmente los que residen en el exterior, han decidido utilizar las redes sociales para defenderse de la clase política privilegiada en su país natal. Definitivamente, el desarrollo tecnológico en las comunicaciones nos ha dado un acelerón en este 2017. Las amenazas de ataques nucleares entre Corea del Norte y Estados Unidos y la represión a la población que protesta un fraude electoral en Honduras son un mal augurio en nuestro horizonte.
Los dirigentes que a menudo se muestran renuentes a aceptar el impacto que la ciudadanía comunicada en las redes sociales pueda ejercer en sus dominios, están tratando simplemente de tapar el sol con un dedo. Si reparamos que las ultimas y más exitosas empresas del mundo han construido sus emporios sin recursos materiales ni capitales en menos de una década, concluimos que su talón de Aquiles ha sido la organización y las comunicaciones. Facebook, por ejemplo, ha ganado billones de dólares en publicidad con la información que sus usuarios le han proveído. Ni Uber es dueño de ningún vehículo, ni AirBNB es propietario de casa alguna Estas corporaciones solamente han organizado el funcionamiento y servicio de vehículos y casas en todo el mundo. La organización es el eje empresarial. Al igual que las poblaciones o ciudadanías, que con o sin ayuda extranjera, derrotaron dictaduras y gobiernos impopulares durante la llamada Primavera írabe, no tenían necesariamente arsenales y ejércitos guerrilleros para su lucha, el movimiento que se erige ahora en El Salvador y los ciudadanos que en todo el mundo van a salir afectados por las medidas proteccionistas y racistas de Trump, no cuentan más que con sus intereses y acceso al internet. Ojala la vacación le ayude a los que dirigen a pensar que lo que ha pasado este año en ES y EEUU no es un simple berrinche de un rico megalómano.
¿Estamos ante una hecatombe social o simplemente la implosión de una clase política? La administración Trump ha tenido éxito entreteniendo a la ciudadanía con los conflictos personales del presidente mientras alinea a legisladores demócratas y republicanos para que aprueben políticas presupuestarias y tributarias que revierten las válvulas de escape iniciadas por Franklin Delano Roosevelt, para humanizar y sostener el capitalismo durante el siglo XX. En EEUU el crecimiento económico alcanzado durante los años de Obama, que aun continua al mismo ritmo, disfraza el impacto de las medidas draconianas de la administración Trump en materia fiscal y servicios sociales. En El Salvador, el partido ARENA ha desprestigiado y estropeado la agenda política del presidente Sánchez Cerén. Sin embargo, el partido oficial en El Salvador ha logrado en gran medida llevar a cabo una agenda de mejoras infraestructurales, que de no haber expulsado al alcalde de la capital, Nayib Bukele, de sus filas, le hubiera hecho imposible a ARENA soñar con una vuelta al poder.
Aparentemente, ARENA sale favorecido con la movilización masiva que a través de las redes sociales ha enfilado sus críticas contra del FMLN. Aunque no lo anuncia, la salida de Bukele les abrió posibilidades en la contienda por la alcaldía de San Salvador. Si el resultado del movimiento Nuevas Ideas que apoya a Bukele se limita a una tercera fuerza electoral en las elecciones presidenciales del 2019, puede generar una alianza oportuna para ARENA en segunda vuelta. Pero la retórica con la que Nayib Bukele está arengando a sus adeptos de pensamiento de izquierda y derecha promueve la idea de refundar El Salvador — es impredecible lo que se avecina para la clase política salvadoreña. La reciente experiencia de Honduras, donde el régimen logra imponerse a través de un fraude con la venia del departamento de Estado Norteamericano y el presidente de la OEA, indican que elegir un líder de una alianza temporal a la presidencia no es suficiente. Además de lo vulnerable a un fraude, un presidente sin partido sería un Quijote Sin Mancha en su legislatura.
El despotismo con que está gobernando el partido Republicano en Estados Unidos, aprobando sin consulta algunas leyes que impactarán negativamente la vida de las mayorías por muchos años, afectará sin duda la conducta de los partidos políticos en Latinoamérica y otras latitudes. Si Estados Unidos la cuna y escuela de la democracia moderna no respeta los derechos civiles de sus contribuyentes, ¿quién le va exigir respeto a los derechos humanos a los gobiernos de países subdesarrollados acostumbrados a imponerse con fraude, represión y el destierro de sus propios ciudadanos?
Ojala y nuestra reflexión de fin de año nos ayude a encontrar soluciones a los desafíos que enfrentamos en nuestros países y el mundo entero. Que las conversaciones en las cenas festivas que acostumbramos tener entre con familiares y amistades nos acerquen y solidifiquen nuestra voluntad de vivir y trabajar por un futuro mejor.