Las enfermedades no conocen fronteras. Sólo trabajando juntos, sin excluir a nadie podemos enfrentar de forma adecuada los retos de las enfermedades infecciosas emergentes que cada vez son más complejos debido a los efectos de la globalización en nuestro sistema de salud.
A medida el virus de la influenza va evolucionando y circulando en los seres humanos y otras especies animales, el espectro de una potencial pandemia nos persigue y amenaza constantemente.
Los brotes de la influenza aviar y la nueva influenza han amenazado repetidamente a la seguridad sanitaria mundial durante los últimos años. Por lo tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha exhortado continuamente a las naciones a incrementar su inversión en desarrollo e implementación de varias intervenciones farmacológicas y no farmacológicas en contra de la pandemia de la influenza.
Taiwán fue devastado por el brote de SARS en 2003. Muchos profesionales de la salud se infectaron mientras cuidaban a otros pacientes y, desafortunadamente, algunos fallecieron, incluida una enfermera en su tercer trimestre de embarazo.
Diversos hospitales cerraron y más de 151,000 personas permanecieron en cuarentena. Se emitió una alerta de viajes y las escuelas cerraron. Pagamos un alto precio para aprender que las enfermedades no respetan fronteras y reconocer la importancia de la colaboración internacional para poder bloquear la amenaza de una enfermedad infecciosa.
En ese momento, al no pertenecer a la OMS, no recibimos información crucial a tiempo relacionada al virus del SARS y el control de dicha enfermedad. Dependimos de la experticia compartida generosamente por el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos para poder controlar el brote. No fue hasta que el SARS se esparció hasta el Hospital de Heping en Taipei que la OMS finalmente envió expertos a Taiwán.
Esta fue la primera asistencia de este tipo que la OMS nos proporcionó en 31 años. El SARS fue un recordatorio para la OMS y la comunidad internacional que no se puede correr el riesgo de excluir a Taiwán y les condujo a tratar de identificar maneras de cómo reducir esta brecha en la red mundial de salud.
Desde 2005, hemos sido invitados a participar a ciertas reuniones técnicas de influenza de la OMS con el objetivo de intercambiar experiencias con otros expertos de todo el mundo. Taiwán fue incluido en el marco de las Regulaciones Internacionales de Salud de la OMS en 2009, estableciendo así un enlace directo con las oficinas centrales de la OMS para reportar cuestiones importantes sobre la salud pública. Gracias al establecimiento de estos canales de comunicación, Taiwán pudo implementar varias medidas de control eficientemente durante la pandemia de gripe influencia H1N1 en 2009. Para entonces se realizó vigilancia en tiempo real y se notificó prontamente a la OMS para compartir información genética sobre el virus del H1N1 con la comunidad internacional. Al mismo tiempo se logró producir una vacuna con un porcentaje de cobertura del 70% que redujo efectivamente las tasas de mortalidad asociadas a esta enfermedad, evitando así mayor contagio dentro y fuera de las fronteras nacionales.
Es lamentable que el bloqueo político haya resultado en la exclusión de Taiwán de la OMS. Desafortunadamente la OMS ha fallado en respetar y cumplir su Constitución y ha ignorado el amplio apoyo de la comunidad internacional para la participación de Taiwán en la OMS. La OMS es una organización profesional e internacional de la salud y está obligada a regirse por los principios de su Constitución, particularmente en cuanto al derecho inherente a la salud de todas las personas sin importar su raza, religión, ideología política, o condición social y económica. El derecho a la salud es el cimiento en el cual se fundamentan las invitaciones previas recibidas por Taiwán para participar en la Asamblea Mundial de la Salud y en las actividades y reuniones técnicas realizadas.
Exhortamos a la OMS y a las partes involucradas a reconoces las importantes contribuciones de Taiwán a la comunidad internacional en las áreas de salud pública, prevención de enfermedades y el derecho humano a la salud así como el desarrollo de alianzas en material de salud pública con Estados Miembros de la OMS.
Taiwán tiene la capacidad y el deseo de cumplir con sus responsabilidades y de colaborar con la OMS para afrontar los retos del control de enfermedades. La OMS debe reconocer la legitimidad y la importancia de la participación de Taiwán en la OMS y sus Asambleas. Para reducir y cerrar esta brecha en la red mundial de prevención de enfermedades, Taiwán necesita a la OMS pero la OMS también necesita a Taiwán.