sábado, 27 abril 2024
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Para llegar a Roque Dalton:  pequeños infiernos y otros paraísos (estudio político-poético)

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Por James Iffland (*)

Antes de comenzar, quisiera expresar mi profunda gratitud al Excelentísimo señor vicepresidente Dr. Félix Ulloa, que me ha honrado enormemente con su presencia.  De verdad, me siento muy agradecido.  Expreso mi gratitud, asimismo, al Distinguido Viceministro de Cultura, Licenciado Eric Doradea, por su participación en esta presentación y por sus amables palabras de bienvenida.  Quisiera expresar especial agradecimiento al Distinguido Rector de la Universidad de El Salvador, Maestro Roger Arias, y al Distinguido Vicerrector Académico de dicha institución, el Dr. Raúl Azcúnaga, por su decisión de publicar mi estudio sobre Roque Dalton, fruto de muchos años de trabajo.  Asimismo, expreso mi gratitud al Distinguido Vicerrector Administrativo de la Universidad de El Salvador, Maestro Juan Rosa Quintanilla, por su presencia en este acto hoy.  Y desde luego, no puedo dejar de expresar mi gratitud al Dr. Luis Melgar Brizuela, uno de los mayores estudiosos de la obra poética de Roque Dalton, por sus excesivamente generosas palabras sobre mi obra.

Finalmente, tengo que expresar profunda gratitud al Dr. David Hernández, quien hace años me alentó a publicar mi estudio con la Editorial de la Universidad de El Salvador y quien no ha cejado en apoyar mis esfuerzos en ningún momento.  Le debo una mención especial también al señor Santiago Arnulfo Pérez, el diseñador de mi libro, por todo el esmerado trabajo, realizado con mucha paciencia, que ha invertido en sacar estos dos tomos un tanto elefantinos.

                                                           ***

El libro que estamos presentado ha surgido de una serie de convicciones básicas.  La primera es que la obra de Roque Dalton merece ser estudiada no sólo por su alto valor literario, que lo coloca entre los escritores latinoamericanos más importantes del siglo XX, sino por su vigencia política en un momento histórico en que la izquierda a nivel mundial sigue buscando un nuevo camino tras el desmantelamiento de la Unión Soviética.  Este acontecimiento ha sido utilizado sistemáticamente para descalificar el pensamiento marxista en general durante las últimas tres décadas.

 Y ni hablar, por supuesto, de la noción de la Revolución, tachada ésta como “grande relato” que la Posmodernidad ha consignado al famoso tarro de la basura de la Historia.  Mi creencia personal es que en un momento en que un sector enorme de la raza humana vive en condiciones de extrema miseria y cuando la división entre ricos y pobres crece a pasos agigantados incluso en el país que se presenta como modelo capitalismo exitoso, tanto las herramientas analíticas del marxismo como la propia idea de la Revolución están a la orden del día.

Claro está, queda por verse en qué consistiría la Revolución en el momento de la Historia que nos toca.  Baste por ahora destacar el hecho de que en este estudio se considera a Dalton en su doble condición de escritor y de revolucionario.  Iría incluso más lejos en este planteamiento:  afirmaría que nuestra figura es un revolucionario que también escribe, no un escritor que también era revolucionario.

Al enfocar las cosas así, mi estudio pretende ir diametralmente en contra de la mayor parte de los estudios dedicados a Dalton en los últimos treinta años.  Claro está, se trata del período histórico transcurrido desde el fin de la guerra civil en El Salvador.  Éste coincidió, por supuesto, con la antes mencionada desarticulación de la Unión Soviética y con el resultante desprestigio de la izquierda a nivel mundial, especialmente en su variante revolucionaria.  Como es natural, durante la época de la lucha armada en El Salvador la figura de Roque se esgrimía como potente arma de movilización.   Al terminarse la guerra, se inició toda una tendencia de estudiar a Roque desde perspectivas más bien estéticas.  Por un lado, esta tendencia es totalmente “normal”, dado el agotamiento colectivo que dejó la década y pico de sangriento conflicto.  ¿Por qué no concentrarnos en los evidentes méritos poéticos de Dalton?  Es, después de todo, un extraordinario escritor.

Por otro lado, es imposible soslayar el compromiso revolucionario de Dalton, un marxista-leninista convencido de que la lucha armada era el único camino posible para cambiar el miserable destino no solo de su país sino del continente americano entero.  Como parte de la antes señalada tendencia de enfatizar por encima de todo el valor estético de la obra de Dalton, encontramos la propensión de insistir en que nuestro autor era fundamentalmente una especie de poeta maldito, un empedernido bohemio, que, por un arrebato romántico, se subió al carro de la lucha armada revolucionaria.  Por tanto, es cabalmente justificable, y hasta necesario, depurar el estudio de su obra de cualquier atención seria hacia su dimensión política.

Habiendo leído a fondo toda la obra de Dalton, no solamente la parte identificada como “estética”, resulta imposible no tomar absolutamente en serio el compromiso revolucionario.  Sí, Roque era ese Don Juan humorista y bebedor que lo ha convertido en figura más simpática para los investigadores de la academia y para cierto sector del público en general, pero también era un profundo teórico de la lucha armada revolucionaria.  En la última parte de su vida, sí, escribía su poesía, pero también planteaba, por ejemplo, cómo adaptar en terreno centroamericano los métodos de la guerrilla vietnamita en su exitosa lucha contra las fuerzas armadas estadounidenses.

Así, pues, hacer caso omiso de la ideología revolucionaria de la obra poética de Dalton sería como estudiar la Divina Comedia sin tomar en serio la profunda fe católica de Dante.  Cualquier artista emplea como fuerza motriz de su obra algún sistema de creencias, alguna ideología en el sentido lato del término.  En el caso de Dalton, se trata del marxismo-leninismo (si bien combinado éste con muchos otros elementos, incluso la fe religiosa).

Ahora bien, sería posible realizar el análisis de su ideología revolucionaria con seriedad, no poniéndola entre corchetes como “error de juventud”, pero aún habría potenciales tentaciones.  Éstas toman la forma de un deseo de producir un estudio con mayor probabilidad de circular cómodamente en los circuitos del mundo académico de hoy.   Podríamos dedicarnos, por ejemplo, a un concienzudo análisis dedicado a colocar a Dalton en su “contexto histórico”—esto es, el momento en que a raíz de la embriagante victoria de los barbudos de la Sierra Maestra se creía que la vía de la lucha armada era perfectamente factible en todo el continente.  Es decir, caeríamos en el clásico (o bien, trillado…) enfoque del “texto en su contexto” desde una perspectiva historicista más o menos convencional.  Se trataría de la elaboración de un “Roque-para-la-academia”, esto es, un Roque cuya obra serviría más que nada para adelantar las carreras de los “profesionales de la lectura” insertados en sus puestos universitarios.

Este estudio, en cambio, se dirige hacia el rescate de un “Roque-para-la-calle”; es decir, un Roque cuya vida y obra se orientaban hacia el cambio radical de las estructuras socio-económicas que condenaban—y siguen condenando—a vastos sectores de la raza humana a la miseria absoluta.  Con esto no quiero dar la impresión de ser un perfecto ingenuo que se imagina que un libro de esta índole vaya a llegar a las manos de campesinos o de obreros en las maquiladoras en El Salvador o en la frontera entre México y Estados Unidos.  Sé que es más probable que circule la obra en medios intelectuales de los países hispanohablantes—por lo menos en una fase inicial. 

Aquí hay que tomar en cuenta la larga, y distinguida, trayectoria de las universidades latinoamericanas en el terreno de las luchas sociales en busca de la justicia.  De los recintos universitarios han salido millares y millares de militantes políticos de todo tipo.  Los regímenes opresores siempre han castigado con saña a estas instituciones porque saben que sus estudiantes, y muchos de sus profesores, han mostrado generosidad de espíritu al comprometerse con los procesos de cambio colectivo.  Los sectores universitarios siempre han terminado confluyendo con los movimientos populares de variada índole, desde las organizaciones campesinas hasta los sindicatos de obreros industriales.  En ese sentido, la obra que he intentado escribir idealmente tendrá un “efecto de filtración” o de “goteo” en las luchas sociales, comenzando en el sector universitario para luego ir confiriendo efervescencia a las movilizaciones sociales que todavía se dan en nuestra coyuntura histórica.

Pero para lograr esto, mi estudio adopta un enfoque que no deja lugar a dudas de que su objetivo principal es rescatar en la obra de Roque aquella dimensión que le dice, sin ambages, al lector:  “¡Comprométete con la lucha por la justicia!  ¡Dedícate a transformar la sociedad para que los miles de millones de personas sumidas en la miseria a nivel mundial no queden así para siempre!  ¡No te conformes con las ‘cosas como son’!”  Este enfoque suscitará, inevitablemente, muchas reservas, si no un rechazo tajante, entre muchos colegas del gremio universitario que se han convencido de que nuestro quehacer profesional ha de caracterizarse por la supuesta “objetividad” que es la seña de identidad del “investigador serio”. 

Esta posibilidad (más bien, probabilidad) me trae absolutamente sin cuidado.  La razón tiene que ver con mi firme convencimiento de que este es el tipo de estudio que le haría feliz a Roque, esté donde esté.

Aquí ya escucho gritos acusándome de “anacronismo” por mi intento de reactivar, sin complejos, el vector revolucionario de la obra de Dalton.  ¿No se da cuenta el autor de este estudio de que el momento de la Revolución ha pasado para siempre?  ¿No es evidente que ni el mismo Dalton incurriría en semejante infantilismo si estuviera vivo?

En esta última pregunta reside el punto clave.  En efecto, ¿qué diría Roque si estuviera vivo hoy?  ¿Seguiría escribiendo el tipo de poesía que encontramos en Poema clandestinos, cuyo título auténtico es Poemas e historias de una lucha de clases?  ¿Se atrevería Roque a hablar, incluso, de “lucha de clases”—concepto asociado hoy día con periclitados esquemas ideológicos?

Justamente uno de los objetivos centrales de este estudio es revelar los mecanismos inherentes a la obra de Dalton que posibilitan una actualización constante de su planteamiento teórico y de la praxis que éste sugiere.  Se daba cuenta Roque de la necesidad de no encasillarse nunca en fórmulas rígidas, inamovibles, a la hora de buscar caminos de transformación social.  Circunstancias históricas precisas requieren respuestas variables, dúctiles.  Así las cosas, Roque no estaría abogando hoy a favor de las mismas estrategias y tácticas que preconizaba a principios de los años setenta.

Pero al afirmar esto, tampoco quiero decir que nuestro autor se estaría montando al carro del parlamentarismo capitalista al uso, contentándose con una gama de opciones de cambio más o menos dóciles.  De nuevo, Roque era militante revolucionario.  La gran pregunta es:  ¿cómo debería configurarse la figura de dicho militante en el nuevo milenio?  ¿En qué sentido se podría hablar de una “ética guerrillera” en un momento en que ya no se pegan tiros?  ¿Cómo debería entenderse el mismo concepto de la “Revolución”?  

Por supuesto que cualquier respuesta a estas preguntas debería considerarse como conjetural.  Lo que yo procuré hacer en este estudio es responder a partir de un análisis profundo de toda la producción de Roque, no sólo la literaria, esforzándome por ver hacia dónde se orienta.

La clave de todo este esfuerzo de aggiornamento, de ponerse al día, se daría, en mi opinión, a partir de su poesía más que nada.  En su fundamental Un libro rojo para Lenin, Dalton habla de la “vivificación poética del pensamiento revolucionario” de Lenin.  Lo que yo quiero plantear, en cambio, es la “vivificación revolucionaria del pensamiento poético” de Dalton.   Es decir, a través de la poesía no sólo se expresan las emociones, los afectos, etc., sino que se piensa. Y esa forma de pensar a través de la poesía es un elemento crucial para el susodicho esfuerzo por reconstruir un proyecto de izquierda para hoy.

Aquí hay que destacar que otro objetivo del presente estudio es asegurar que la obra de Dalton cumpla su papel en la elaboración de una cultura revolucionaria duradera, esto es, una que siempre sea capaz de despertar las conciencias, bien que tengan que pasar años y años antes de que esto suceda; una cultura revolucionaria que siempre sea capaz de ser la chispa que prende el fuego que arrasa las condiciones de explotación vigentes en el futuro.  Si tengo éxito en mi esfuerzo, la obra de Dalton permanecerá preservada, con toda su inquietante potencia, dentro de una especie de “cápsula del tiempo”, lista para ser abierta y aprovechada para movilizar a los de abajo.  Como dice la famosa canción de Silvio Rodríguez, “el tiempo está a favor de los pequeños”—convicción que el autor de este estudio comparte plenamente.  Como muchos de ustedes recordarán, la canción invoca la figura de nuestro autor en un momento culminante:

Y Roque y los demás están atentos 
con la absorta pupila de lo eterno 
dando voces de amor a cuatro vientos 
y apurando las ruinas del infierno 

Me sentiré plenamente satisfecho si mi estudio ayudara a Roque a cumplir la misión que le atribuye Silvio en estos conmovedores versos.

Hijo y viuda de Roque: Juan José y Aída, respectivamente (Foto de Carlos Hernández)

Para ir terminando, quisiera aclarar el título de este libro.  “Para llegar a Roque Dalton” apunta hacia la noción, presente a través de todas sus páginas, que la obra de nuestro autor es un “territorio” que queda por explorar, un vasto proyecto cuyas características primordiales todavía quedan por descubrir.  Su vida y obra están tan estrechamente imbricadas, la una con la otra, que son imposibles de separar.  Y a propósito de esto, quedan, por supuesto, las muchas incógnitas que aún rodean las circunstancias de la muerte de Roque.  Como he señalado en diversos momentos del pasado y en este mismo libro, toda la cuestión de su asesinato amenaza con opacar su auténtico y más trascendente legado, tanto en el terreno estético como en el político.  Mientras más sigamos presos en los intersticios del “misterio detectivesco” de su asesinato, menor es la atención que podemos prestar a lo verdaderamente importante del “fenómeno Dalton”—el que queda plasmado en lo que escribió. 

Afirmo esto reconociendo simultáneamente el enorme dolor que todavía siente su familia, sus amigos y compañeros, por el crimen cometido.  Pero habiendo estudiado durante años la totalidad de su producción, estoy seguro que estaría horrorizado Roque si supiera que su muerte suele atraer más interés actualmente que los frutos artísticos, intelectuales y políticos de su vida.  De ahí surge la apremiante misión a la que se dedica este estudio.  Llegaremos a Roque leyéndolo como merece ser leído.  No me atrevo a decir que mis esfuerzos nos hayan llevado hasta donde deberíamos llegar.  Lo que sí puedo afirmar, en cambio, es que he hecho todo lo que mi propia capacidad me ha permitido.

(*) Charla magistral en el Museo Nacional de Antropología, San Salvador (24 de junio/2022). Foto de portada: Iflland firmando libros, de Carlos Hernández.

 

 

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James Iffland
James Iffland
Catedrático de la Universidad de Boston; especialista en Miguel de Cervantes y Francisco Quevedo, así como de Roque Dalton

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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