El mercado, solo tiene una ley: comprar barato y vender caro. ¿Perogrullada? Sí, pero no lo parece, después de escuchar a los grandes genios economistas del neoliberalismo. La economía neoliberal se parece mucho a la teología. “Dios existe”. Pues ahora, a escribir toneladas de libros para explicarlo y demostrarlo. Igual, la economía de libre mercado.
Desde la revolución industrial de los Estados Unidos, el movimiento obrero fundó un fuerte movimiento sindical (Unions). La participación del trabajador en el pastel, iba siendo más grande. Así, en los años 60, la industria buscó lugares donde la mano de obra fuera barata y, sobre todo, casi esclava. Las maquilas se fueron, primero a Latinoamérica y, de pronto, a Asia, en particular, India y China. Las Unions estadounidenses, pasaron a la historia. Grandes metrópolis industriales del pasado, se convirtieron en pueblos fantasmas. Para nuestros países, los Estados Unidos, con su política imperialista, impuso las reglas de los tratados de libre comercio y nos condenó al subdesarrollo endémico.
Pero, sucedió lo inevitable. Aquellos países paraísos maquileros, comenzaron a independizarse y a hacer la competencia al imperio. En especial China, tierra de grandes imperios y civilizaciones ancestrales, el llamado dragón dormido, comenzó a despertar.
Los Estados Unidos, por su lado, se fue enfrascando en guerras por todo el globo, para mantener su hegemonía, con lo que ha ido de crisis en crisis, cada vez más profundas. Aquí aparece China como su salvador. Ha comprado bonos estadounidenses, por valor de tres trillones de dólares, con lo que aquellos, se convierten en deudores de ésta. La situación interna del otrora poder hegemónico, no puede ser peor. La decadencia es evidente en todos lados. La juventud blanca, los “whasp” (White, anglosaxon, protestant), están perdidos en los opiáceos, la gran mayoría de los “homeless” (sin casa) son veteranos de las malditas guerras y, con las políticas supremacistas del gobierno actual, ha habido un rebrote de gamberros de ultraderecha, que pelean con las personas que hablan otro idioma en público. Todos los analistas coinciden en que el territorio estadounidense, está a punto de una guerra civil.
Sin embargo, el presidente actual, con sus sueños de hegemonía, desempolvó el garrote (big stick) del mausoleo de Teddy Roosevelt. Anda por el mundo, amenazando a los países, porque sostiene que se han aprovechado de los Estados Unidos, cuando los logros comerciales de éstos, son solo la habilidad para aprovechar los mecanismos del libre mercado, que el mismo imperio impuso. Completamente enfrascado en bravuconadas de poder, no se da cuenta que está mordiendo la mano del que le da de comer. Lejos de agradecer a China, que le salvara de la crisis profunda, le lanza una guerra comercial, pretendiendo doblegarla, como antes, cuando era el hegemón mundial. El presidente chino, Xi JInping, con la costumbre ancestral que tiene esa cultura, de hablar con imágenes, dijo que se le puede dominar a un río, pero no al mar. Y China es el mar.