La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió este miércoles que la lucha contra la malaria se ha estancado por primera vez en la última década por la falta de inversión en programas de prevención y de tratamiento.
Así lo dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en un comunicado con motivo del Día Mundial contra el Paludismo, en el que subrayó que la "respuesta global a la malaria se encuentra en una encrucijada".
"La tendencia a la baja del número de casos y de muertes por malaria se ha estancado y los fondos destinados a programas para combatir el paludismo se han moderado", señaló.
En este sentido, el responsable del Programa Global sobre Malaria de la OMS, Pedro Alonso, lamentó ante los medios en la sede europea de la ONU en Ginebra que, "al contrario de lo que hicimos año a año durante la última década, hoy no podemos celebrar el progreso".
El español hizo por ello un llamamiento a "la acción" para alcanzar los objetivos globales que pretenden poner fin a esta epidemia hasta 2030.
Según la OMS, en 2016 se detectaron unos 216 millones de casos en un total de 91 países, lo que representa un aumento de cinco millones respecto a 2015.
En cuanto a los fallecimientos causados por esta enfermedad, en 2016 se contabilizaron 445.000, una cifra muy similar a la de 2015 cuando murieron 446.000 personas por el mismo motivo.
"La historia nos ha enseñado que cuando dejamos de progresar no nos mantenemos al mismo nivel, sino que empezamos a dar pasos hacia atrás", alertó el experto.
"El mayor riesgo es la complacencia", añadió Alonso.
El peor caso actual en el mundo es el de Venezuela, subrayó, dado que ha registrado el mayor incremento de casos de malaria "a causa de la drástica reducción de las campañas antipalúdicas que se llevan a cabo en el país", según el español.
La OMS teme que el país andino pueda llegar a registrar medio millón de casos al año, dado que se estima que en 2017 hubo unos 406.000.
El especialista advirtió de que el riesgo no sólo recae en la población venezolana que reside en su propio país, sino también en los que huyen de las duras condiciones y buscan refugio en naciones limítrofes.
"Estamos viendo casos de malaria entre la población de refugiados venezolanos que llegan a Brasil, Colombia y Ecuador y otros varios lugares", indicó.
Aunque Alonso insistió en que se "trata de un problema de salud global", los países del África subsahariana son los más castigados por el paludismo "por razones biológicas y contextuales".